El fin de Chávez y los mayas


Álvaro Riveros TejadaAlvaro-Riveros-TejadaAl no existir un vínculo probable o científicamente comprobable entre los seres que habitaron nuestro continente antes del descubrimiento de América y los europeos, es bueno destacar que hubo aspectos de indudable e innegable coincidencia que dan pábulo a pensar que dicha comunicación pudo haber existido. Si no, no se explica de otra manera que temas como el fin del mundo, hábilmente utilizado por la iglesia católica desde tiempos inmemoriales para amedrentar y sojuzgar a sus creyentes, haya sido empleado también por los mayas, como un arma que hasta hace apenas diez días tuvo en vilo a medio mundo, llevándolos a un estado de histeria, paroxismo y temor colectivos, útil para mantenerlos dóciles y unidos en torno a sus “sabios mandamientos”. No en vano ilustres científicos como Isaac Newton cayeron también en la tentación de profetizar sobre esta hecatombe.El 21 de diciembre pasado fue la fecha marcada por el calendario maya para el fin del mundo y la consiguiente extinción de la raza humana. Gracias a Dios nos mandaron a decir que los disculpen, pues no era el fin del mundo sino el fin de semana. Conociendo el carácter cachondo y socarrón de los caribeños, no dejamos de intuir en ese presagio algo de ficción y tremendismo generado por unas buenas dosis de pulque o mezcal. Eh ahí la pequeña y gran diferencia existente entre estos sabios con nuestras culturas andinas, más cautas, abúlicas, solemnes y carentes de humor e imaginación, lo que explica que nunca hayan señalado en un calendario la ocurrencia de tal debacle universal.Sin embargo nuestro canciller, muy suelto de cintura y dándoselas de pitoniso, se aventuró a profetizar el apocalipsis decretando el fin de la Coca Cola, el pollo transhigiénico y otras evadas, para cuyo fin se mandó una parranda en la Isla del Sol que le ha costado al Estado plurinacional y multifacético un millón de $us. También en esta oportunidad la humanidad se ha salvado de la hecatombe, y la excusa fue que el fin del mundo se ha suspendido por exceso de lluvia.Extrapolando esta curiosa situación del fin de finales, hacia el sinuoso campo de la política, nuevamente se ha generado todo tipo de acertijos, especialmente con la salud del mico-mandante Chávez, a quienes los cubanos tienen clausurado en una suerte de limbo secreto, donde sólo los iniciados conocen las peculiaridades del hermetismo. Según su inmaduro vicepresidente: “su salud presenta una mejoría leve, que significa la consolidación de un progresivo mejoramiento” ¿Entendió usted querido lector? ¡Nosotros tampoco! Lo cierto es que nadie sabe si “el paciente barinés” se juramentará el próximo 10 de enero, como manda la Constitución y, si lo hace, lo hará en Caracas o en la Habana; o simplemente no se juramenta y sigue de presidente. Al fin y al cabo ¿A quien ya le importa? ¿A quien le importa que este entubado, presa de una metástasis total; con una operación de traqueotomía y una interminable serie de partes médicos que enredan más la historia, perennizan la tragedia que vive Venezuela y nos gradúa como candorosos imbéciles, si su fin será igual que el de los mayas?