La Nueva Constitución se estrena con su justicia comunitaria

image Lo que le pasó a Fabricano le pasó a 10 millones de Fabricano. Hay un mensaje claro del gobierno para los bolivianos: “El chicotazo es para todos”

“Somos de la cultura de la paz, de la no violencia” repite como el Credo el presidente Evo Morales en toda ocasión propicia. Pero resulta que son sus propias palabras y las acciones de sus correligionarios los que se encargan de hacerle un rotundo desmentido.

Como ya es costumbre en el MAS, los hechos van a contramano de las palabras. Se habla de paz, de diálogo, de entendimiento pero simultáneamente se agrede a los que discrepan de la forma más bárbara y salvaje.



La golpiza propinada a Marcial Fabricano a título de “justicia comunitaria”, no es un hecho aislado; forma parte de toda una concepción que nace de la supuesta convicción de que para que avance la “revolución democrática y cultural”, hay que agredir y amedrentar a los eventuales opositores.

Y Fabricano no es precisamente un oligarca o un derechista. Se trata de un dirigente que encabezó una sacrificada marcha de los pueblos indígenas del oriente para exigir sus derechos, que sean reconocidos como parte de la Nación.

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Si bien algunas autoridades gubernamentales, de dientes para afuera, han condenado el hecho, mantienen el íntimo sentimiento de que los masistas del Isiboro- Sécure actuaron bien y de acuerdo a los postulados del partido gobernante.

Hubo uno, el viceministro de Tierras, Alejandro Almaraz, que sin el menor empacho respaldó y justificó la agresión y no hay nada que nos impida pensar que esa es la posición oficial del gobierno. Evo no dijo nada y no condenó la brutal agresión contra un indígena. Es natural no se trataba de un masista y, por el contrario, los agresores eran masistas.

Esta es la “lógica” con la que actúa el MAS y es la forma en que pretende imponer un sistema autoritario y prepotente: mediante la aplicación de métodos bárbaros, repudiados en todo el mundo, a título de reivindicación de “usos y costumbres ancestrales”.

Azotar a personas en la forma que lo hicieron con Fabricano implica una evidente violación de los derechos humanos y nada puede justificarlo.

Se debe recordar también el asalto a la casa de Víctor Hugo Cárdenas y la agresión contra su esposa e hijos. En ambos casos el argumento fue que se habían opuesto a la aprobación de la nueva Constitución. Vienen también a la memoria los hechos de violencia sucedidos en Cochabamba el 11 de enero de 2007 y los sucesos de La Calancha en Sucre.

Entonces es evidente que todo lo proclamado por Evo Morales para consumo de algunos incautos es simple palabrería, que la violencia es funcional al MAS y forma parte de su pensamiento y acción política.

Resulta curioso que el gobierno del autoproclamado “marxista leninista” Evo Morales esté utilizando métodos típicamente fascistas. Se debe tener muy en cuenta hacia que extremos nos conducen estos métodos.