Evo es así

Evo Morales insulta a su colega peruano Alan García sin medir las consecuencias. Poco a poco su imagen se va deteriorando.

Editorial El Nuevo Día.



ElNuevoDia El mundo se ha quedado con la imagen del Evo que fue a dar la vuelta al mundo con su chompa a rayas. En La Plata, el otro día, los estudiantes vitoreaban al presidente boliviano y cuando alguien les preguntó por qué, respondieron que lo aman sólo porque es enemigo de los yanquis y del capitalismo. Evo ha ganado simpatías por su apariencia, por su forma de vestir y hasta por el saltito que dio hace unos años al bajar de un avión en Tucumán, cuando no hallaron escalera para que baje cómodamente del avión presidencial. Evo adula a los periodistas cuando está de viaje, pues sabe que le ayudan a fijar esa imagen que se difunde como un sello en todos los rincones del planeta. Sin mucho detalle, sin ambigüedades, sin contradicciones, como suelen ser todos los símbolos.

“Evo es así”, decía el otro día el presidente peruano Alan García, quien ha recibido insultos de todo calibre de su colega boliviano. “Para qué me voy a pelear con él”, afirmaba, como poniéndole un alto a la ida y venida de dimes y diretes. A esas alturas, Evo ya había llamado “chabacano” a García y del otro lado del lago Titicaca le habían pedido a presidente boliviano que aprenda a hablar castellano. Mientras tanto, en los medios limeños se multiplicaban las críticas y epítetos contra el jefazo.

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Este nuevo problema con Perú se originó en el asilo que les ha brindado Lima a tres ex ministros que integraron el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada. Evo Morales comenzó con los insultos, después se pasó a temerarias amenazas como la de suspender relaciones diplomáticas y por último, recurre a la vía diplomática, por donde debió haber empezado, a través de una solicitud de reconsideración de la decisión inicial de cobijar a los tres ex funcionarios.

Si Bolivia tuviera en la Cancillería gente que entienda de estas cosas, le hubieran evitado al Presidente un papelón de grandes magnitudes. En las normas internacionales rige una premisa muy sencilla llamada reciprocidad: “se recibe lo que se siembra”. Evo Morales no sólo ha consolidado su imagen de peleón, sino que acaban de refrescarle la memoria como “protector de terroristas”, ya sea por el sonado caso del peruano Wálter Chávez o por el escándalo de los extremistas paraguayos que secuestraron y asesinaron a la hija del presidente Raúl Cubas y que, no obstante, recibieron ayuda de autoridades del MAS para escapar de Bolivia.

De todas formas, por más que el presidente Morales insulte o recurra a todas las instancias diplomáticas, la respuesta del Gobierno peruano seguirá siendo negativa, no sólo porque le asiste el derecho de dar cobijo a esos tres ex ministros, sino también porque ha sido la ACNUR, la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados, la que ha respaldado la decisión de Alan García. Con esto, ha quedado sellado que en Bolivia no existen las garantías para asegurarle un juicio justo a quienes han decidido solicitar el asilo en Lima, situación que se repite para los pandinos que se vieron obligados a escapar a Brasil, país que ha repelido todo intento de las fuerzas de seguridad bolivianas para repatriar a esas personas.

Como se ve, de a poco se va cayendo el barniz a un régimen que desde afuera y a lo lejos, todavía se ve brilloso.