Pablo Peralta M./ La Paz

El paso atrás del Gobierno con la implementación del carnet de vacunación contra la Covid-19 puso de manifiesto una debilidad del Ejecutivo ante sectores que son la base sobre la cual se apoya,  y con los cuales experimenta, hoy, una desconexión inédita, según analistas políticos.

La implementación del carnet fue establecida a través del Decreto Supremo 4641 el 22 de diciembre de 2021. A partir del 1 de enero comenzó a regir en el ámbito público y privado.

Esa disposición logró que se disparen las cifras de vacunación, las cuales pasaron de 2.000 inoculados por día hasta superar la barrera de los 100 mil, según el ministro de Salud, Jeyson Auza. “Yo me siento totalmente satisfecho, ya que en tres días hemos vacunado casi medio millón de personas”, aseguró ayer la autoridad, luego de inaugurar un punto de vacunación.

 

No obstante, un  día antes de aquello, el miércoles, el Ejecutivo tomó una decisión que sorprendió a propios y extraños:  pospuso la puesta en vigencia del carnet hasta el 26 de enero, ello en medio del “pie de lucha” declarado contra el decreto de parte de sectores como los maestros rurales de La Paz o el rechazo los denominados cívicos alteños, entre otros.

El historiador y analista político Pedro Portugal indicó a Página Siete que el retroceso del MAS en la implementación del carnet revela “una fragilidad grande” del Ejecutivo, frente a sectores que son la base social sobre la cual se sustenta.

“El Gobierno no tiene ni idea de cuál es la naturaleza de la base social sobre la que se apoya y ha llegado a la paradoja que incluso en su éxito se muestra de la manera más débil posible”, aseguró.

Portugal señaló que el Ejecutivo no calculó el éxito de la “vacunación obligatoria por carnet”, que contrario a lo esperado, dejó en evidencia una flaqueza en cuanto a recursos (infraestructura, personal, etc.), lo que, a su vez, se expresó el colapso de los puntos de vacunación y las interminables filas.

“Estas ineficiencias -indicó el analista- dieron pábulo a toda una corriente que está empezando a crecer, que es de tipo negacionista y antivacunas”.

Portugal expresó que el Ejecutivo en vez de aprovechar el momento para reforzar las capacidades técnicas, mostró una debilidad tanto ante la falta “de estructura” y como ante “la presión de sindicatos, de grupos movilizados, etcétera, que están rechazando la vacuna”.

En el fondo, el analista considera que el retroceso muestra un temor. “El MAS tiene miedo. (Ese sector popular) es como una masa fluctuante y el MAS busca que su desencanto no sea captado solamente por pequeños grupos antivacunas, sino que pueda generarse una verdadera oposición (…), y la mejor manera de tratar de evitar eso es retroceder”, aseguró.

El analista político José Orlando Peralta sostuvo a este rotativo que la “contramarcha” en la implementación del carnet es una evidencia de “la debilidad del Estado para regular el comportamiento ciudadano”.

La paradoja, subrayó el experto, es que cuando se trata de grupos que son considerados adversarios, el Estado actúa con todo el peso de la ley, pero cuando se trata de imponer normas, y ello genera el descontento de grupos de intereses que le son afines,  el Gobierno retrocede.

Edwin Herrera, exasambleísta departamental, indicó que un conjunto de elementos determinó el paso atrás del Gobierno. Entre los que citó están: que fue una medida acertada, pero no planificada; que no se calculó la gran demanda de personas que buscarían vacunarse, por lo que los puntos de inmunización no dieron abasto, y que la postergación confirmó un “estilo gubernamental de no tener firmeza” frente a la presión y descontento de sectores.

Herrera agregó que el retroceso también muestra que el Ejecutivo perdió el relacionamiento directo con los sectores sociales que conforman la base social que lo sostiene. “Es muy notoria esta desconexión”, manifestó.

El analista Orlando Peralta señala que en el balance el Gobierno apostó por lo político frente a lo técnico y parafraseó las palabras de Evo Morales, presidente del MAS. “Lo dijo Evo: hay que ser más políticos que técnicos, cuando los criticó a los ministros. En este caso, el Gobierno sigue siendo más político que técnico y da la contramarcha”, manifestó.