Los altos niveles de contaminación en el agua del río Rocha producen serias malformaciones en ranas como ser deformidades en los huesos, polidactilia y sindactilia, es decir la tenencia de algunos dedos de más u otros menos.
Así lo señalan datos del proyecto de investigación «Impacto de la Contaminación Ambiental sobre la Salud en la Maica» ICAS Maica que en un principio estuvo centrado en el nivel de contaminación del agua para riego en esta zona agrícola de Cochabamba y sus efectos en los cultivos para luego ser ampliada a la calidad del agua en el río Rocha y los efectos en la salud de los comunarios de dicha área.
El responsable de esta investigación y coordinador del programa Agua y Vida en la Maica, Paul d’Abzac, explicó que los hallazgos son preocupantes, ya que existen áreas en las que algunas ranas no lograron sobrevivir.
MALFORMACIONES
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Los huevos de rana que fueron incubados en aguas de distintas áreas del río Rocha y sobrevivieron al proceso de metamorfosis presentaron tres tipo de malformaciones.
«Había deformidades de huesos como anomalías de caderas y miembros que no podían doblar, polidactilia que son más dedos y sindactilia que son dedos menos», explicó.
También se registraron anomalías a nivel celular.
«Con respecto a las células de las ranas metamorfoseadas, se observaron diversas anomalías como apoptosis (muerte celular), células multinucleadas y micronúcleos. Este estudio se centró en los micronúcleos, pero la observación de otras anomalías nucleares es una primera pista del daño celular y la genotoxicidad causada por las muestras de agua del río Rocha», detalló Teresa Camacho, herpetóloga del museo de historia Natural Alcide d’Orbigny que también participó de este estudio.
EL ESTUDIO
Para esta investigación se recurrió a poblaciones de la ranita de cuatro ojos (pleurodema cinereum), una especie común que es parte de la fauna urbana de la ciudad de Cochabamba.
Camacho explicó que las ranas son uno de los mejores bioindicadores, por lo cual se recurrió a ellas como sujetos de estudio.
Los huevos de rana fueron incubados con agua tomada de cuatro puntos del río Rocha, que son el puente Siles, puente Cobija, Maica Sur (poco después del aeropuerto) y Albarrancho (después del punto de descargas).
Estas cuatro muestras de agua fueron puestas en envases plásticos distintos, en los cuales dejaron los huevos para su incubación. También se realizó el mismo proceso, pero con agua mineral.
«La fase de experimentación duró alrededor de siete meses, donde los renacuajos estuvieron en contacto con el agua de varios puntos del río Rocha. Se monitoreó el tiempo de desarrollo y peso. También se observó la presencia de anomalías. A los individuos que completaron la metamorfosis se les tomó una muestra de sangre para identificar los efectos genotóxicos como la tasa de micronúcleos», detalló Camacho.
LOS RESULTADOS
PUENTE SILES: En este sector del río Rocha no fueron registrados muchos cambios en la metamorfosis de las ranas a nivel de malformaciones.
PUENTE COBIJA: En esta zona se registró la aceleración en el proceso de metamorfosis de las ranas. Normalmente este periodo dura 100 días, pero debido al efecto de la contaminación duró 50.
MAICA SUR: Al contrario del punto anterior, en este sector el proceso de metamorfosis demoró entre 120 y 190 días.
ALBARRANCHO: En este punto también se registró una demora para el proceso de metamorfosis de hasta 190 días. Sin embargo, solo una rana sobrevivió.
D’Abzac alertó sobre la aceleración para la llegada al proceso de metamorfosis y que en algunos puntos ningún renacuajo haya logrado llegar al final de esta etapa.
«No pudimos correlacionar y saber qué tipo de compuestos generan estos efectos, pero es más el tema de los metales que afectan a corto plazo», señaló.
OTRAS ESPECIES Y EFECTOS
«La contaminación que presenta el río Rocha afecta a todos, en algunos casos fue a corto plazo. Hay especies que ya no se observan más o han disminuido drásticamente las poblaciones y éstas no son saludables. Tenemos que ver que la dinámica del río Rocha nos afecta a todos, directa o indirectamente, desde plantas, animales como pequeños invertebrados, vertebrados, incluidos nosotros mismos», lamentó Camacho.
Dijo también que, lo primero, es tomar conciencia de que somos parte del río, vivamos o no cerca de la orilla y todos podemos ayudar a su recuperación, desde el dejar de botar basura, desechos y aguas servidas. Denunciar y hacer cumplir las leyes que existen. Extraemos demasiada agua del río, el poco caudal que da completamente contaminando.
En los inicios del proyecto, los resultados de investigación estuvieron centrados en la calidad del agua para riego utilizado en la Maica, dando a conocer que la misma tiene pesticidas y metales pesados, entre otros contaminantes y tiene fuerte incidencia en los suelos de esta zona agrícola, incrementando su salinidad y afectando los cultivos.
Camacho llamó a tomar conciencia de que todas las especies son parte de este río que, de hecho, es un símbolo para todos los cochabambinos.
«Vivamos o no cerca de la orilla, todos podemos ayudar a su recuperación, desde el dejar de botar basura, desechos y aguas servidas; denunciar y hacer cumplir las leyes que existen. Extraemos demasiada agua del río y el poco caudal queda completamente contaminando», agregó.
Los proyectos “Vivir en el Río Rocha: Efecto ecotoxicológico de la contaminación del principal rio urbano de la ciudad de Cochabamba” y «Diagnóstico Ecotoxicológico de la Biodisponibilidad de los Polutantes en el Río Rocha, Cochabamba» son financiados por el Fondo de Recursos para la Investigación Científica y Aplicada FRICA de la UCB. Muestran la importancia que tiene el apoyo a la investigación y el trabajo multidisciplinario, así como convenios interinstitucionales como es el caso del Museo de Historia Natural Alcide d´Orbigny, donde se realizaron los bioensayos.
ICAS Maica cuenta con la participación de la Universidad Privada Del Valle (Univalle), con Liliana Cáceres como coordinadora de este proyecto, además de la facultad de Medicina para la realización de estudios médicos en la población de esta zona.
También cuentan con el apoyo de la Universidad de Hasselt, de Bélgica; Instituto de Salud de Luxemburgo; y la colaboración de la comunidad de la Maica.