Una renuncia que abre desafíos e interrogantes


Mariano De Vedia

benedictoxvi Por lo inesperado y por la magnitud histórica que implica una decisión de esta naturaleza, la renuncia del Papa sorprendió a todos, y plantea desafíos e interrogantes frente al futuro de la Iglesia.

Como no ocurría hace 598 años, Benedicto XVI presentó su renuncia y, a los 85 años, dejó asentado por escrito que las limitaciones por su falta de fuerzas le impiden seguir conduciendo el timón de la Iglesia.



Benedicto XVI ofrece una lección de coraje al resignar el pontificado, cuya continuidad nadie podía poner en duda

Si Juan Pablo II maravilló al mundo por entregar hasta su último aliento en el ministerio petrino en medio de su deterioro físico, Benedicto XVI ofrece también a su modo una lección de coraje al resignar el pontificado, cuya continuidad nadie podía poner en duda.

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Su decisión compromete, de algún modo, a su sucesor, que deberá ser consciente de que cuando las fuerzas flaqueen tendrá que meditar, por lo menos, si se encuentra en condiciones de seguir adelante.

A lo largo de su pontificado, Joseph Ratzinger afrontó conflictos internos y externos, en tiempos en que la credibilidad de la Iglesia quedaba bajo la mira.

En el plano interno, le tocó destapar la olla de los escándalos por los abusos sexuales de sacerdotes contra menores. Mantuvo con firmeza la política de tolerancia cero. En un viaje a Portugal, dijo que el perdón no implica dejar de lado la justicia.

Frente al mundo exterior, encabezó el combate contra la propagación del relativismo y el pragmatismo. Su arma fue la prédica infatigable centrada en la figura de Jesucristo, hasta que sus fuerzas le indicaron que lo más apropiado era dejar la conducción de la batalla en otras manos.

La Nación – Buenos Aires