Ya es oficial: se regalaron, perdón, se vendieron los derechos para la televisación de los partidos de la Liga por cuatro años. Se llegó a un acuerdo con una empresa desconocida (Bolivia Sports Rights BSR) que transmitirá (si el de arriba lo permite) los partidos recién desde el segundo torneo.
Como era de esperar, Bolívar (que cree que su futbol es de otro país, Brasil no entra en su sueño) no aceptó entrar en el paquete y los “quintos” se repartirán entre los 11 que quedan (en realidad son doce porque la Liga ocupa un lugar para recibir una tirita del flan).
Son como 5.940.000 verdes que divididos entre x, y, z le toca a cada equipo algo así como 110.000 anuales (seuo); o sea 9.200 Us por mes. Eso es lo que vale, en realidad, nuestro fútbol.
PREGUNTAS
La pregunta de la mañana es: si BSR alquilará, comprará o traerá equipos y gente; no lo sabemos (y creo que ellos tampoco) para transmitir los partidos.
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La pregunta de la tarde es: qué interés tienen en transmitir unos partidos que en la mayoría de los casos son para el bostezo?
Y la pregunta de la noche es: entonces donde está el negocio?
Yo creo que la respuesta del día es: que esta desconocida firma, se dedicará a grabar todos los encuentros para de ese material sacar y exportar miles de bloopers que ocurren en nuestro triste futbol liguero.
Me inclino por esto pues creo tendrán el súper material de exportación; a saber:
Jugadores que deambulan por la cancha más perdidos que menonita en el corso. Canchas que parecen sembradíos en unos casos y canteras de río en otros. Arqueros que se comen goles increíbles y delanteros que “pelan” los mismos goles increíbles. Árbitros más malos que transformers chinos (hay alguno en la Copa Libertadores o en la Sudamericana?) Jueces de línea que de jueces no tienen nada y de línea mucho menos pues se ve que comen de lo lindo.
Si ese es el objetivo me parece bien, porque traerán equipos de buena calidad, donde se vean con claridad las jugadas y se distingan a los protagonistas. En la actualidad hay muchos programas de televisión que muestran partidos que parece que los corresponsales los graban con su celular y otros locales que están tan lejos que ni las camisetas se distinguen y encima con esas lejanas y confusas imágenes se dan el lujo de analizar las “jugadas polémicas” llegando a conclusiones lapidarias. Por favor unas camaritas de piso pa’ no pelarle tan feo.