El actor paceño David Santalla se reinventa a los 82 años


Le ganó al cáncer, tiene cuatro libros listos para su publicación y además atiende un stand en la Feria de Alasita, donde ofrece productos inspirados en su vida artística. Cuenta que el mejor médico es el buen humor. Se define como un aprendiz que anda en la búsqueda constante de conocimiento.

 

Fuente: paginasiete.bo



Erick Ortega / La Paz

Allá por los años 50, Wálter David Santalla Barrientos era un niño al cual le encantaba ser feliz y hacer felices a los demás. Un día, en las playas de Arica, se puso a jugar con un niño desconocido y ambos acabaron dando volteretas en la arena. Reían y reían hasta que el papá de su reciente amigo se acercó sorprendido y le contó a David que el pequeño con quien se divertía era autista.

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Sí, David Santalla tiene ese don: es capaz de dar felicidad a quien está cerca de él. Incluso en los momentos tristes busca pillarle el lado menos amargo a la vida. Cuenta que cuando su médico le informó que tenía cáncer, el actor quedó callado y al instante le respondió… “¿no podría ser otro signo del zodiaco?, es que Cáncer no me gusta”, obviamente que el doctor comenzó a sonreír.

Tiene infinidad de ejemplos similares, como aquella vez que se puso el traje de paramilitar, en la película Cuando los hombres quedan solos. Confesó a un amigo que sí, que una vez fue capaz de matar a alguien… “pero de risa”.

Don Enredoncio y la Salustiana rodean a su creador.
Foto: Erick Ortega / Página Siete

Nació optimista y así sigue. El cómico paceño que le dio vida a la Salustiana le ganó al cáncer, tiene cuatro libros listos para ir a imprenta, está a cargo de un puesto en Alasita, asistirá esta semana al estreno de Mi Socio 2.0, donde tiene el papel estelar… y hace lo posible por hacer feliz a la gente que lo rodea.

Con sus 82 veranos encima, David Santalla se ha convertido en un maestro de la reinvención.

El mejor doctor

Nos vimos dos veces en la última semana, aunque lo busqué durante más de un mes. Es domingo 30 de enero, siete de la noche, él está ocupado con la firma de autógrafos a quienes lo visitan en su puesto de la Feria Alasita, en el sector 20 de Enero.

El actor firma autógrafos en su stand de Alasita.
Erick Ortega / Página Siete

Tiene un barbijo en el rostro y eleva la voz para quejarse, de forma irónica, del cubreboca: “Me parece que estoy en Carnaval, con una careta”. Algunos niños asoman por el puesto y sus papás les cuentan que el señor que está allí sentado y abrigado con una chamarra es una estrella del teatro y cine. “Don David, qué lindo verlo”, “cuídese mucho, don David”, son algunas de las frases que le lanzan al creador de Enredoncio. Contesta con una sonrisa estampada en el rostro. A veces hay personas que le cuentan que, como él, también sufren diferentes enfermedades, entonces David asume el papel de padre o de psicólogo y les habla con mucha paciencia.

“El consejo que doy a la gente es que no se acomplejen con la enfermedad que tengan. Acepten lo que ocurre, pero tampoco dejen que el cuerpo se deje vencer. Es muy importante el buen humor, es el doctor principal de nuestro organismo. Cuando hay buen humor y hay ánimo, entonces hay espíritu y cuando hay espíritu hay vida”, explica el hombre que le dio vida a don Vito, en la película Mi Socio. La nueva versión de este filme se presentará este jueves 10.

En Alasita muchos le compran tazas, chocolates, muñecos (los preferidos son Enredoncio y Salustiana), videos y libros en su puesto alasitero. Él es muy feliz cuando adquieren sus libros, ya tiene cuatro en su haber, y mientras autografía sus obras, dedica un par de minutos a hablar con cada uno de los niños que adquieren sus textos. Les recuerda lo importante que es respetar a los padres y no dejar el estudio.

Él tampoco deja de estudiar. “Nunca se deja de aprender, nunca, nunca. El que cree que ha llegado a su techo ya no sube más y yo lo que aconsejo mucho es que no se vanaglorien con lo poco que han hecho”, explica el hombre que en décadas pasadas era capaz de llenar el Teatro Municipal una y otra vez. Y también fue estrella de televisión.

Afirma que su estado de salud actual es obra y gracia de su forma de afrontar los problemas; pero sobre todo se encomienda a Dios. “Por algo me ha debido apoyar”, sentencia.

Tiene los pensamientos puestos en el futuro y no hay tiempo para resentimientos. “Ahora quiero educar a la gente, lanzar más libros de carácter didáctico, te cuento que tengo uno que va a salir muy pronto, tiene por título Ejercicios prácticos para actuar. Todo lo que yo he necesitado para aprender a actuar lo he escrito en este libro”.

El motivo de sus obras suele ser su vida misma, en los escenarios y fuera de ellos.

Nadie puede dudar que le va bien en la vida de actor. “He tratado de interpretar lo que le pasa a la gente y el humor popular. La gente se identifica con los personajes que tengo, que son 58, de los cuales 27 hasta 30 son los principales”, explica el señor que le dio voz a Toribio Waca Tocori Auqui Auqui.

¿Llorar? Sí, de felicidad

“¿Don David cuándo fue la última vez que usted lloró?”. Es la pregunta que él escucha. Responde: “He llorado varias veces de emoción, por ejemplo cuando vi que mi hija salía de ingeniera, Claudia se tituló como ingeniera de medioambiente y fue la primera en el país. Estoy orgulloso de mi hijo, de Yúngaro, que está ahora en la Argentina siguiendo unos cursos, él ahora ya no radica acá. En muchas ocasiones tuve razones muy fuertes para llorar”.

Una cosa que le apena es que los teatros no estén llenos como antes y le aterra el abandono al que son sometidos los artistas. Él mismo tuvo que sufrir las penurias del sistema de salud. Incluso se realizó una campaña de salud para costear sus gastos. Y, Santalla fue uno de los que levantó la voz pidiendo mayor atención para su gremio.

“En la política, en Bolivia, nunca se han preocupado que el actor tenga el sitial que merece, pasa lo mismo con la literatura y otras artes. La prueba es que los teatros se han ido cerrando. Un pueblo que se prepara, un pueblo culto es incómodo para los políticos”, dice el hombre que tuvo el papel de Carlos, en Chuquiago.

Sí, en los momentos tristes el escritor busca el lado menos amargo de la vida. Habla de la necesidad de una renta, con una broma: “Yo dije la otra vez, debería haber jubilación para los artistas para no cansar al público”.

Sandra Saavedra arregla a David para una producción fotográfica de Página Siete.
Foto: Víctor Gutiérrez / Página Siete

Por un momento se pone serio, más que serio, nostálgico. Pronuncia un nombre con cariño: “Sandra. A mi esposa Sandra le debo mucho. Ha dado su vida por mí porque me acompañaba en el hospital, dormía en un sillón, me daba pena y yo le decía ‘andá nomás a la casa’… ella respondía: ‘No, quiero acompañarte. Se pasaba llorando, pero todo eso ya es el pasado’”.

Hogar

David y Sandra viven en Miraflores. Al ingresar a su hogar es necesario pasar por un proceso de limpieza meticuloso del cual se encarga ella. La mujer está pendiente de David. Le pregunta si no le hace frío, si se siente cómodo… A ratos le acomoda la ropa y en otros momentos cruzan miradas como dos cómplices.

En el hogar están muchos de los productos que llevan la firma Santalla. Hay chocolates, libros, tazas, muñecos, varios muñecos, bolsones y discos compactos. En todos aparece la figura del cómico paceño que es hijo del militar boliviano que estuvo en el ejército francés, en la Primera Guerra Mundial, don Alfredo Santalla.

Por un momento Sandra nos deja solos y le pregunto al actor: ¿Qué tal son los chocolates? Responde al toque, bajando un poco el volumen de voz: “Riquísimos, pero no le digas a Sandra porque me he comido algunos demás”. Parece un niño que acaba de bromear. Y sí, es cierto, David vive para hacer felices a los demás.

No se acomplejen con la enfermedad que tengan. Acepten lo que ocurre, pero tampoco dejen que el cuerpo se deje vencer

Actor David Santalla

He tratado de interpretar lo que le pasa a la gente y el humor popular. La gente se identifica con los personajes que tengo

Actor David Santalla

A mi esposa Sandra le debo mucho. Ha dado su vida por mí porque me acompañaba en el hospital, dormía en un sillón

Actor David Santalla