El 2,1 % de los sistemas de agua potable tienen una concentración de uranio superior al límite que establece la EPA
Parte del suministro de agua potable de Estados Unidos contiene niveles peligrosos de uranio, según una nueva investigación publicada este mes. El estudio analizó datos de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) sobre los sistemas de agua potable de todo el país y descubrió que se detecta uranio con frecuencia durante las pruebas de cumplimiento y que se estima que un pequeño porcentaje de los sistemas contiene niveles superiores al máximo permitido por la EPA. Estas fuentes de agua altamente contaminadas tienen más probabilidades de estar cerca de comunidades hispanas semiurbanas.
El uranio es un elemento metálico y radiactivo. Aunque a menudo se asocia con la energía nuclear, la forma más común de uranio se encuentra naturalmente en todo nuestro entorno en pequeñas trazas, incluso en el suelo, el agua y el aire. Como resultado, nuestros cuerpos están expuestos rutinariamente a cantidades diminutas de uranio, pero se cree que la mayor parte de este uranio pasa a través de nuestro cuerpo rápidamente. Sin embargo, altos niveles de exposición aguda al uranio pueden ser fatales, y la exposición crónica a niveles bajos se ha relacionado con varios problemas de salud, como un mayor riesgo renal y cardíaco.
El envenenamiento por uranio tiende a afectar especialmente a las personas que trabajan en industrias que usan o recolectan uranio, como ciertos tipos de minería. Pero los autores de esta nueva investigación, publicada este mes en Lancet Planetary Health, dicen que se sabe poco sobre las posibles amenazas que plantea el uranio en el agua potable.
Para comprender mejor este riesgo, los investigadores analizaron los datos de cumplimiento de la EPA de más de 37.000 sistemas de agua potable con registros abiertos en Estados Unidos. Luego usaron estos datos para estimar la concentración promedio de uranio y otros metales en un suministro de agua potable hasta 2011. También han lanzado un mapa interactivo de sus datos para que el público y otros investigadores los vean.
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La EPA establece un nivel máximo de contaminantes de uranio y otros metales preocupantes que pueden estar en el agua potable. Sin embargo, su objetivo es que no haya uranio detectable en el agua. Para la mayoría de los otros metales incluidos en su análisis, los niveles fueron mínimos en todo el país. Pero los investigadores encontraron que alrededor de dos tercios de las muestras tenían niveles detectables de uranio entre 2000 y 2011. Y durante este período, estimaron que el 2,1 % de los sistemas tenían una concentración promedio superior al límite que establece la EPA.
“El uranio es un contaminante subestimado en los sistemas públicos de agua potable de Estados Unidos”, escribieron.
Investigaciones anteriores sugieren que alrededor del 4% de los pozos privados en Estados Unidos contiene niveles de uranio superiores a los permitidos. Pero según los investigadores, sus hallazgos son los primeros en mostrar estimaciones a nivel nacional de la contaminación por uranio en los sistemas públicos de agua potable, que abastecen de agua al 90% del país. Sin embargo, los posibles impactos de esta contaminación no son igualitarios.
Geográficamente, las concentraciones más altas de uranio tendían a encontrarse en las regiones suroeste y centro-medio oeste de Estados Unidos. Los sistemas con alto contenido de uranio tienen más probabilidades de estar sirviendo a comunidades semiurbanas y predominantemente hispanas. Los autores del estudio dicen que esto probablemente representa problemas regulatorios para proteger a las comunidades marginadas y garantizarles agua potable segura. De hecho, la investigación ha encontrado que los altos niveles de otros contaminantes en el agua, como el plomo, tienen más probabilidades de afectar a los barrios con índices más altos de pobreza.
Se necesitará más investigación para desentrañar la relación entre los niveles más altos de uranio en un suministro de agua potable y cualquier efecto potencial sobre la salud. Pero puede ayudar a explicar las tasas más altas de enfermedades crónicas y la peor salud en general que a menudo se observa en los barrios más pobres. Los autores del estudio esperan que su trabajo pueda motivar a los legisladores a promulgar reformas sustanciales necesarias para mantener el agua libre de uranio en el futuro, como regulaciones adicionales, una mejor aplicación de la ley contra los sistemas que violan los estándares de la EPA y la reparación o mejora más rápida de la infraestructura.
En un comunicado, la autora del estudio, Anna Nigra, profesora asistente de ciencias de la salud ambiental en la Escuela de Salud Pública Mailman de Columbia, dijo: “Dichas intervenciones y políticas deberían proteger específicamente a las comunidades más expuestas para promover la justicia ambiental y proteger la salud pública”.
Fuente: es.gizmodo.com