Lideres cruceños puestos a prueba

Daniel A. Pasquier Rivero *

clip_image001** El 4 de mayo del 2008 es fecha destacada en la historia de Santa Cruz. Después de varios multitudinarios cabildos preparando el reclamo por mayor ejercicio democrático de parte de la ciudadanía cruceña al Estado boliviano, se había aprobado el Estatuto Autonómico. El pueblo y sus líderes saborearon las mieles de la victoria. Todo era euforia, porque de manera pacífica, en pleno ejercicio de derechos consagrados en la CPE y las leyes de la república, se había conseguido dar un paso gigante en pro del sueño fundacional cruceño. Se había salvado mediante una exquisita “ingeniería constitucional” (J.C. Urenda) resolver la tupida trama de obstáculos legales creada por el estado andino centralista a lo largo de dos siglos, con el fin de resguardar y blindar su posición de privilegio.



Lo mucho que se avanzó desde el 2001 tiene que ver con el aporte ideológico e intelectual organizado desde el Movimiento Autonomista Nación Camba. Se recrearon símbolos, se rescataron héroes, se analizaron de manera crítica viejos y nuevos paradigmas, y se impulsó el debate sobre la identidad del hombre de los llanos. Todo cayó en tierra fertil. En un momento casi todo cambió y el habitante de los llanos se empapó del orgullo de sentirse y reconocerse como miembro de una nación, y aclaró su pertenencia a un estado. Al mismo tiempo que se acepta como cierta la corriente mundial hacia procesos globales, se ve también cómo se fortalecen y descubren nuevas identidades locales y regionales. El fenómeno del movimiento descentralizador y automista cruceño se extendió al país como alternativa positiva al centralismo, hundiendo lógicas raíces donde había mayor afinidad cultural e histórica, como ocurre con Beni y Pando. Pero se extendió de inmediato a Tarija, por ser los chapacos más conscientes de ser dueños de la decisión que unió su destino a la República de Bolivia. Sin embargo, la propuesta autonomista tuvo la virtud de despertar esa aspiración al federalismo presente en Potosí y La Paz, que dormida, se mantenía viva. El nuevo estado unitario con autonomías se había convertido en una alternativa real al estado centralista. Por eso la reacción atropellada y violenta emprendida por el centralismo, que encontró desgraciadamente en este momento identificación y entendimiento con un proyecto político que necesita y ansía el poder total. El MAS se convertiría en el enemigo de la autonomía y de los autonomistas. Y cuando se dio cuenta de que perdía la batalla, hábilmente, roba la bandera aunque descarta el contenido. Aprobaría una autonomía en la nueva CPE que destruye las aspiraciones de las regiones de mayor participación en el poder real, político-social-económico, y la convierte en otro instrumento de control y copamiento del poder hegemónico que pretende el presidente “marxista, leninista, comunista y socialista” moviéndose detrás de la fachada indigenista comunitarista.

El movimiento autonomista había demostrado tener una estrategia clara y definida para llevar su mensaje, que en el fondo es un mensaje de esperanza para los pueblos postergados de Bolivia. La administración local se ha mostrado más eficiente y menos corrupta que la centralizada en todas las partes del mundo, se convirte en la opción más racional para conbatir la pobreza -el principal problema del pueblo boliviano-, controlar la corrrupción que disminuye la capacidad del estado para solucionar los problemas del ciudadano, y para atender las verdaderas necesidades de los pueblos mediante el ejercicio de una democracia participativa que acabe con los cheques en blanco exigidos por los políticos en el esquema centralizado tradicional.

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Esto sí que era una revolución democrática. Los líderes fueron creados por las circunstancias y por momentos encarnaron las aspiraciones del pueblo. Pero ninguno es mesías ni lo puso la pachamama. Si faltó decisión para entrar de lleno a la pugna política es algo que el tiempo se encargará de juzgar. Pero parece cierto que tarde se dieron cuenta de que el poder no se cede por las buenas, que la lucha es a morir y que además no es una lucha pareja. En esa situación es facil meter la pata. Ingenuidad hubo de sobra, al punto que sin querer abrieron las puertas al enemigo pensando que esto se trataba de reunión de fraternidades o hermandades carnavaleras. Pez grande se come al pez chico. Estaban infiltrados por todas partes y el gobierno jugaba con cartas marcadas. Las trampas estaban una detrás de otra y, a pesar de la resistencia, el estado centralista ha tomado de nuevo posición de fuerza y el gobierno masista, de vocación dictatorial, apreta las tuercas tratando de acabar con la pelea aunque tenga que inventarse una viaje a la Luna.

Es la hora de la lucidez y, apelando a la experiencia, ojalá esta vez, aunque sea para salir del atolladero, la dirigencia cruceña, los líderes autonomistas, se abran a su pueblo para tomar y definir de nuevo el rumbo. Es un acto de soberbia imperdonable el considerar al pueblo sólo para convocarlo a los cabildos. Parece mas que suficiente el que no se den explicaciones de lo acontecido, que no se sepa quienes tomaron y qué decisiones, cuando se jugaba con el futuro de todo un pueblo y no los intereses de unos cuantos. Pero por el bien de ellos y de todo el pueblo cruceño, hay que unir voluntades. Hay que hacer honor a Santa Cruz que se precia de ser una comunidad de gente educada, más ilustrada e informada, cansada de políticas asumidas por desconocidos y a distancia ya ha rechazado el centralismo y todos sus vicios. No es para reeditar lo abominable en esta tierra y sus instituciones. Es la hora de la grandeza en los líderes, tanto para seguir como para dar un paso al costado. Si el movimiento autonomista ha conseguido aglutinar gran parte de la oposición al proyecto gubernamental, debe sumarse a consolidar una alternativa, para ser consecuente con su definición de más libertad, más democracia, y luchar por la vigencia plena del Estado de derecho en Bolivia.

*CEO del ICEES, Santa Cruz (Bolivia)

**santacruz-bolivia.blogspot.com/20080226

Publicado www.el-nuevodia.com/20090528