La Policía detuvo ayer un vehículo con carne de dudosa procedencia en la tranca de la carretera Trinidad-Loreto. Dos personas habrían huido ante el control de los efectivos.
Fuente: https://lapalabradelbeni.com.bo
La vagoneta Toyota tipo Ipsum y sin placa de control, transportaba dos reses carneadas, una de ellas en bolsas de yute.
Según el relato del conductor de la movilidad, los ahora prófugos habrían contratado su servicio de transporte a unos 15 kilómetros de la capital sobre la vía al Santuario.
Aseguró que no sabía que la carne era de dudosa procedencia, al parecer producto del abigeato, dado que “conoce de vista” a los implicados, aunque no pudo identificarlos plenamente ante los medios de comunicación. “Me sorprendieron en mi buena fe”, manifestó.
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El vehículo fue retenido y productores lecheros llegaron al lugar donde manifestaron su preocupación por el hallazgo. Fueron convocados por su dirigencia para evidenciar si la res carneada era de su propiedad.
El presidente de la Asociación de Productores de Leche de las provincias Cercado y Marbán (Cerma), Raúl Eggers, pidió que la investigación además de dar con los culpables, logre evidenciar dónde se cometió el supuesto hecho de abigeato.
“En un anterior caso, no se fue a verificar dónde fue que sucedió el hecho, no aparecieron los dueños, por lo que el juez determinó medidas sustitutivas para los implicados”, manifestó.
Aseguró que, a raíz del abigeato, las pérdidas para los productores son cuantiosas lo que supone una disminución significativa de su patrimonio. En el caso de una vaca lechera, su precio no puede estar menos de mil dólares, pero si el animal es puro de origen, éste cuesta más de 2 mil dólares, indicó.
En tanto, María Eugenia Durán, miembro del Comité de Lucha contra el Abigeato, indicó que la situación de los productores ganaderos y lecheros es preocupante por el aumento de este tipo de casos en el Departamento.
Considera que este extremo se debe principalmente a las penas contra este delito que en su opinión siguen siendo leves. Asimismo, hace falto un mayor control no sólo en las trancas sino en otros lugares estratégicos, dijo.
“Aquí no es solo el ganadero afectado, sino toda la población. Cualquier carne llega a su mesa (…) es un atentado a la salud”, remarcó.