Presidente Evo, leamos un poco de historia

image Con el respeto que se debe al presidente de mi Patria, debo pedirle que en medio de sus expresiones controversiales y sin fundamento, lea un poco de la historia de Bolivia, pues su alta investidura, lo obliga, no solo a gobernar a una Nación, sino es fundamental que conozca su historia.

Juan Carlos Crémer T.

Bolivia y Perú nacieron casi juntas a la vida republicana. A saber: el estado nor peruano, el estado sur peruano y el estado de Bolivia (esta última a su vez una república), estados y república gobernados por el Gran Mariscal Andrés de Santa Cruz supremo protector de la Confederación Perú-boliviana, y a su vez, presidente de la República de Bolivia. Posteriormente, en la Batalla de Yungay, tropas chilenas y peruanas bajo el mando del general Manuel Bulnes y el mariscal Agustín Gamarra derrotaron a las tropas de la Confederación, el 20 de enero de 1839.



En 1875, se acrecienta la ambición de empresarios chilenos ante la gradual importancia económica del guano que se encontraba en las costas bolivianas en el Pacífico, que desemboca en la invasión de nuestros territorios, POR PARTE DE CHILE para converger en la tristemente célebre mediterraneidad boliviana, y las sucesivas actitudes de Chile por desconocer una salida soberana al Océano Pacifico desde 1879.

A principios de la década de los setenta, el General Augusto Pinochet, manda a construir una carretera entre Arica y Putre, con la finalidad de facilitar el traslado de tropas chilenas a la frontera boliviana, muy cerca de Tambo Quemado, ante la evidente intención peruana de recobrar mediante una conflagración bélica, los territorios perdidos con chile, pues en 1979 hubo de celebrarse el Centenario de la perdida peruana de los territorios del hoy norte chileno, guerra en la que Perú participó en apoyo al abuso araucano en contra de Bolivia.

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Con particular ironía, hoy los bolivianos alimentamos con el paso de nuestras mercancías de importación y exportación, no solo el mantenimiento de tan aterradora carretera, sino que gran parte del norte chileno, se desenvuelve económicamente con el trabajo y sacrificio de los bolivianos que exportan, con los empresarios que importan, y los contrabandistas que hacen de esa zona un paraíso de grotescas actitudes para evitar el pago de tributos que todo ciudadano que desarrolla actividades económicas, está en la obligación de aportar en beneficio de Bolivia.

Por su parte, el Perú, en la década del 80, en actitud amigable y generosa otorgó un comodato por cien años de una zona costera en el Puerto de Ilo, habiendo construido una excelente carretera que partiendo de Desaguadero, termina en BOLIVIA MAR, con la infraestructura portuaria de almacenaje y las facilidades inherentes para un trabajo moderno y competitivo.

Esos elementos tan sucintamente enunciados, -pues recapitular casi doscientos años de hermandad y buena vecindad es difícil-, especialmente para permitirle a su Excelencia nutrirse de verdades que espero, significaran un cambio en su actitud beligerante y nada adecuada con un vecino que solo espera el respeto a sus soberanas decisiones en el marco del Derecho Internacional.

Finalmente, debo recordarle presidente Evo, que usted es gobernante de los bolivianos, y que ese solo hecho lo obliga a tener respeto por quienes no piensan igual que usted. Sus impresiones físicas respecto a un colega y sus desacuerdos programáticos e ideológicos con él, no lo eximen de la ineludible vocación de ser un hombre que respete las relaciones con países que, no solo por su cercanía geográfica, y los aspectos brevemente aquí enunciados, son estratégicos para evitar desestabilizar las reglas de pacífica convivencia que deben ser la base para el desarrollo de los bolivianos y la erradicación de la lacerante miseria de millones de nuestros compatriotas que usted juró acabar. No quisiera creer que con sus actitudes, ha sido usted capaz de cambiar la historia, olvidándose que el agresor fue Chile y nuestro aliado natural es el Perú.