Fuente: Opinión
Analistas políticos creen que el expresidente Evo Morales ha reasumido su rol de dirigente sindical de los productores de hoja de coca del trópico de Cochabamba y bajo esa perspectiva ha comenzado a hacer críticas y pedidos al Gobierno de Luis Arce, incluso con advertencias de bloqueos.
Pese a ser ambos del Movimiento Al Socialismo (MAS), Morales interpela desde su posición sindicalista en medio de una pugna de poder al interior de ese partido en busca de copar espacios en la administración pública, señalan.
«El expresidente (Evo Morales) no se presenta como el jefe del partido, sino como el máximo dirigente de los cocaleros», dice el analista político Marcelo Arequipa.
Morales ha estado exigiendo el cambio del ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, y ha sumado recientemente al Ministro de Obras Públicas.
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Para el abogado y analista Julio Veizaga, «la administración de los asuntos de Estado es una competencia privativa del Gobierno nacional y no de un sector social, como las seis federaciones de productores de coca».
Agrega que el presidente Luis Arce tiene «la excelente oportunidad de marcar la diferencia con el Gobierno del expresidente Evo Morales, en relación a la solicitud de cambio de ministros de Estado formulada por el sector de los cocaleros».
El docente e investigador Fernando Salazar apunta que la facción política principal del MAS, los productores de coca del trópico, «mantiene una presión de cuotas de poder en todos los espacios del Estado, disputando incluso espacios naturales de las facciones de Catacora y Choquehuanca, como son los cargos ministeriales y de dirección nacionales, responsables de la gestión gubernamental».
Cree que en esta disputa, los cuestionamientos e interpelaciones a los ministros de Gobierno y Obras Públicas, no solo buscan tener control de estas carteras, sino de la agenda de trabajo y gestión de políticas de Gobierno.
Arequipa no cree que Arce vaya a ceder de inmediato con el cambio de ministros.
«Los ajustes en el gabinete no podrán hacerse en un contexto de fricción fuerte porque de hacerlo denotaría crisis. Pero Arce buscará hacerlo un contexto de normalidad», señaló.
«La pulseta política debe concluir con la preminencia del bien común de la sociedad boliviana. (…) Evo Morales no tendrá resultados esperados si boquea en Chapare, con la condicion de obligar al Gobierno a la separación de ministros de Estado», considera Veizaga.
Salazar dice que las voces de división interna del MAS aún están lejos de la realidad y añade: «Lo cierto, es que estas disputas internas afectan temas centrales para la población, a los que no se atiende con la celeridad y profundidad requerida, tal el caso de seguridad ciudadana que casi está fuera de control».