Desde 2010 el MAS no logra tener una buena relación con los alcaldes de La Paz y nunca logró una victoria electoral en esta ciudad
Fuente: El Deber
“Los discordes en concordia en paz y amor se juntaron”, reza parte del escudo de La Paz y al final de la tarde de este 15 de julio las autoridades de Gobierno y el alcalde de La Paz convergieron en el único acto en el que no puede haber ausentes, el encendido de la tea de Murillo en la casa del protomártir paceño. Iván Arias le entregó la tea al presidente, Luis Arce, y este procedió al encendido de la misma. Así concluyó una jornada de fricciones en la efeméride paceña.
En su discurso, el Jefe de Estado no dejó pasar la oportunidad para recordar el gobierno de Jeanine Áñez y la represión que se produjo en las jornadas de octubre y noviembre de 2019. “Miles de paceñas y paceños resistieron el golpe de estado de 2019 en el que se humilló a los masistas, especialmente los hermanos indígenas y a nuestra whiphala, hoy valoramos a la mujer de pollera que representa la dignidad de las mujeres bolivianas”, lanzó el primer mandatario con Iván Arias como primer espectador.
El alcalde Arias no pronunció ningún discurso y solamente leyó la proclama de la junta tuitiva, haciendo énfasis en algunas frases que pronunciaron los protomártires. Un par de abrazos protocolares con Arce y la marcha hacia la plaza Murillo precedieron a la decisión del alcalde de permanecer en el palco oficial ubicado en las puertas del viejo palacio de Gobierno.
La alianza entre el MAS y el MSM se rompió en 2010, desde entonces el masismo nunca logró ganar el municipio de la sede de Gobierno. Los exalcaldes Juan del Granado y Luis Revilla tuvieron que organizar los actos del 16 de julio en permanente pugna con el Ejecutivo. Pero el único lugar donde siempre coincidían era en la casa de Murillo.
En marzo de 2021 Iván Arias accedió al gobierno municipal con la agrupación Somos Pueblo, le ganó al candidato masista César Dockweiler. Aunque Arias llamó a coordinar labores entre los dos gobiernos, el MAS nunca aceptó y esa pugna se mantiene hasta en los actos protocolares.