En EEUU. Apryl Michelle Brown de 46 años, no sabía que pagaría el precio de su vanidad muy caro; tuvo que soportar las consecuencias de dolor, infección, gangrena y amputación después de comprar silicona en el mercado negro e inyectársela.
Pierde piernas y brazos por inyectar sellador de baño a sus nalgas
Apryl Michelle Brown de 46 años pensó que que compraba silicona, pero era sellador de baño.
ultimasnoticias.com.- Apryl Michelle Brown de 46 años, no sabía que pagaría el precio de su vanidad muy caro. Quería aumentar el tamaño de sus nalgas y terminó perdiendo sus piernas, brazos y además, sus "pompis".
La mujer estadounidense fue entrevistada por el diario The Sun y contó que compraba en el mercado negro lo que pensaba que era silicona cuando, eran realidad, era sellador de baño.
La madre de dos chicos, declaró que su vanidad la llevó a hacer lo que hizo y les aconsejó a otros que tengan cuidado con los tratamientos ilegales. “Pagué un terrible precio por mi vanidad y lo pagaré el resto de mi vida”, dijo.
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Según le declaró Brown no se percató de los peligros que corría y pensó que simplemente era una inyección que, lo único que haría, es mejorarle la cola. “La realidad es que esa silicona no podía usarse en humanos. Era sellador de baño”, explicó.
Por este motivo su cuerpo tuvo una reacción alérgica masiva que la llevó a estar muy cerca de la muerte. “Estaba sufriendo tanto que, para ese punto, morir habría sido una salvación. La única forma que tuvieron los doctores de salvar mi vida fue amputándome las dos nalgas, piernas y brazos”. (El Deber).
Una mujer pierde sus nalgas, piernas y brazos a causa de inyeción de silicona industrial
Apryl Michelle Brown de 46 años de EE.UU, tuvo que soportar las consecuencias de dolor, infección, gangrena y amputación después de comprar silicona en el mercado negro e inyectársela.
people.com.cn
29/05/2013(Pueblo en Línea).- Apryl Michelle Brown de 46 años de EE.UU. tuvo que soportar las consecuencias de dolor, infección, gangrena y amputación después de comprar silicona en el mercado negro y inyectársela.
La mujer, madre de dos hijas, trabajaba como peluquera y un día en 2004 una de sus clientas contó de lugares donde inyectaban silicona muy barata. Brown, que desde su juventud sufría mucho por su ‘trasero de tabla’, soñaba con unas nalgas grandes. "En una fracción de segundo tomé la decisión de que iba a ir donde esta mujer y dejarle inyectar silicona en mi trasero", dice la estadounidense.
Pagó 1.000 de dólares por dos inyecciones, que fueron aplicadas en una casa, no en un hospital. "Yo no hice ninguna investigación. Una combinación de ingenuidad, confianza fuera de lugar y la inseguridad me llevaron a tomar esta decisión desastrosa", explica la mujer.
Resultó ser que el líquido inyectado no era silicona para uso estético, sino sellador de baño o silicona industrial.
Los dos años siguientes la zona inyectada se puso dura con la piel ennegrecida. "Entendía que algo no estaba bien. Pero la vergüenza me detuvo a buscar ayuda médica. Entonces comenzó un dolor punzante. Tuve que decirle a mi médico lo que hice. Estaba tan avergonzada", cuenta Brown. Pasó los siguientes cuatro años en constante dolor. Dos cirujanos le dijeron que era demasiado peligroso quitar esa silicona.
En 2011 apareció un agujero en su trasero, posiblemente, por una infección. Los médicos la pusieron en coma inducido por dos meses y amputaron las nalgas.
"Me salvaron, pero se desarrolló una gangrena en mis manos y pies. Mis manos parecían las de una persona muerta. Supe entonces que iba a perderlas", dice Brown. Sus piernas y brazos fueron amputados.
"Lloré un mar de lágrimas. Tuve que enfrentar el hecho de que perdí mis manos, los pies y las nalgas debido a las complicaciones de las inyecciones en mi trasero. Me sentí abrumada por la vergüenza y la culpa … todo porque quería una parte inferior más grande", cuenta la mujer.
Hoy se dedica al triatlón y a contar la historia de su vida: "Quiero advertir a los demás de los peligros de la cirugía en el mercado negro. Nacimos completos, perfectos e íntegros".