Del efecto liberador de la verdad son testimonio las grabaciones que han conmocionado recientemente a los regímenes de tendencias autoritarias imperantes en Bolivia y Venezuela.
En el primer caso, se trata de un audio donde el ex fiscal Marcelo Soza -cuya voz ha sido certificada por dos peritajes internacionales- detalla el montaje gubernamental en el “caso terrorismo”, con el cual se neutralizó a buena parte de la oposición boliviana.
Desde el plantado de pruebas hasta prácticas extorsivas han sido puestos de manifiesto, pasando por maniobras para inculpar falsamente a líderes regionales contrarios a la administración evista.
En el caso de Venezuela, quien fuera el presentador de TV preferido de Hugo Chávez, el lenguaraz Mario Silva, ha caído en desgracia a raíz de la difusión de una grabación en la cual comenta los “trapos sucios” del chavismo con un agente del G2 cubano.
Queda claro en el audio que la interna oficialista está al rojo vivo y que el proyecto “bolivariano” podría tener los días contados, dada la marea de corrupción e ineficiencia que lo inunda.
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Y aunque no se trate de grabaciones, en Argentina las investigaciones de Jorge Lanata, que desnudan los negociados del régimen K, también revelan el grado de descomposición moral que afecta al gobierno de Cristina Fernández.
De esta forma, se va cayendo a pedazos la impostura de un proyecto continental basado en la demagogia y en la manipulación mediática, que ha buscado la implantación de un nuevo tipo de autocracia mediante el engaño y el despilfarro de una bonanza externa que, invertida de otra manera, podría haber sido un paso fundamental para el despegue regional hacia el desarrollo…