Juan Carlos Urenda, director del bufete de abogados Urenda & Asociados, comparte con COSAS sobre su trayectoria y aporte a la historia de Bolivia a través de su trabajo como autor de 12 libros, además de su experiencia como abogado, labor que lleva adelante con esfuerzo y valores de honradez y decencia.
Por Carla Tejerina
LEGADO DE TRES GENERACIONES
“Mi abuelo, Jorge Urenda Trigo, hijo de español y tarijeña, llegó a Santa Cruz el 5 de agosto de 1914 cuando tenía 25 años de edad. Entre sus múltiples servicios a la comunidad cruceña destaco que fue cofundador de instituciones como la Cámara de Industria y Comercio (CAINCO) (1915), de la cual fue su presidente desde 1935 hasta 1941; el Club Social 24 de septiembre (1920); la Asociación Departamental de Contadores, que más tarde daría origen a la Federación de Profesionales de Santa Cruz; el Rotary Club Santa Cruz (1936); y, el Comité Pro Santa Cruz (1950), donde prestó sus servicios como tesorero del directorio en la Presidencia del Patricio Melchor Pinto comenta Juan Carlos Urenda al momento de conversar sobre el legado familiar que lo llevó a encaminar la carrera de abogado, aquella que compartía con su padre Gustavo, quien también era empresario: “sirvió a su comunidad como director del Comité Pro Santa Cruz en varias gestiones; presidió el Club Social 24 de Septiembre, así como el Rotary Club Santa Cruz, haciendo honor a las entidades fundadas por su padre”.
TRAYECTORIA ACADÉMICA Y PROFESIONAL
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“Inicié mis estudios de derecho en la Universidad Católica de Valparaíso, Chile, y los continué en la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno. La cerrera culminó con sendos títulos de máster en derecho por dos universidades norteamericanas: Harvard y American University. En el campo profesional, he fundado y dirigido durante 32 años el estudio de abogados Urenda Abogados, dedicado de manera pionera en Santa Cruz a prestar un servicio integral, fundamentalmente en el área corporativa, mostrando un desempeño exitoso, a pesar de las vicisitudes del país. He escrito de manera regular artículos de prensa y publicado 12 libros, básicamente en el campo del derecho administrativo-constitucional y corporativo, varios de los cuales tienen más de una edición corregida y aumentada. Asimismo, he escrito más de 30 libros en coautoría”, comenta el profesional acerca de su trayectoria.
Al momento de conversar sobre las personas que marcaron su camino, Juan Carlos comenta que “El gran artífice de lo que he podido hacer en mi vida ha sido mi padre, que duda cabe. Mi padre fue un hombre dotado de una inteligencia notable y cautivante, y era, además, muy culto. Siempre disfruté mucho de su compañía, su biblioteca y sus sugerencias de lecturas. De esas circunstancias probablemente nazca mi motivación permanente, casi obsesiva, por leer y escribir”, explica y añade que “Las dos primeras décadas de mi vida profesional solo leía ensayos —creía que era el tipo de lectura que más me podría enriquecer— pero desde hace un buen tiempo a esta parte devoro historias noveladas y ficción. Al final, creo que cada uno es la sumatoria de lo que ha vivido y leído. En mi caso, creo que lo que mejor que me ha pasado es aprender a leer, considero que he sido influenciado, de alguna manera, por todos aquellos a quienes he disfrutado leyendo”.
VALORES Y PRINCIPIOS
“Siendo muy joven, escuché a mi padre decir que el activo más importante de un hombre era una buena reputación. No lo entendí muy bien en ese momento pero, con el pasar de los años, no he dejado de comprobar la certeza de esas palabras. En un país donde no necesariamente la honradez y la decencia son ejemplos que abunden, practicarlos marca la diferencia y sin duda genera beneficios”, explica el director de Urenda Abogados, “es un orgullo para mí poder afirmar abiertamente que desarrollamos esos principios todos los días, sin importar cuáles fueran las circunstancias”.
LEGADO Y APORTE A LA HISTORIA DE BOLIVIA
“No creo que la historia lo vaya a tener presente”, dice Juan Carlos al momento de conversar sobre su aporte a la historia de Bolivia. “He aportado con un grano de arena a la reforma estructural más importante que ha tenido Bolivia en este siglo, que ha sido su conversión a un Estado de autonomías. El año 1986 presenté mi tesis de grado, para optar al título de abogado, titulada Autonomías departamentales, que fue aprobada con la máxima calificación, tesis que fue publicada en forma de libro al año siguiente por la editorial Los amigos del Libro de Cochabamba, contribución que resultó pionera no solo en el país sino en el continente. Posteriormente, gracias a la confianza que depositó en mí el gobernador Rubén Costas, fui el principal redactor del estatuto autonómico del Departamento de Santa Cruz, al que finalmente adhirió el pueblo con un 87.5% de su preferencia, en un referéndum impecable efectuado el 4 de mayo de 2008, que no tuvo ni una sola denuncia de fraude, ni siquiera del gobernante Movimiento al Socialismo, y que luego sería secundado por sendos referéndums exitosos en Pando, Beni y Tarija. La estructura de los gobiernos departamentales establecida en la Constitución vigente de 2009, que resulta pionera en lo que respecta a su estructura institucional en el continente americano, debe su diseño básico al estatuto autonómico cruceño. Sin embargo, las trabas que dicha constitución pone al desarrollo de las autonomías son lamentables y las señalo en mi último libro sobre esa temática titulado Las autonomías centralizadas, un oxímoron perfecto que describe la realidad actual. Recientemente, para desintoxicarme de este tema que últimamente me trae más pesares que alegrías, he publicado el libro de historia Las otras pérdidas. Las desmembraciones territoriales del oriente boliviano a mano de negociaciones del gobierno central, título que creo, se explica por sí solo”, describe Juan Carlos.
Conversar sobre el legado que quisiera dejar en su entorno profesional, académico y personal se resume en una respuesta: “Creo que escribir es una forma de trascender. En el ámbito profesional y académico, si algo quedará, será probablemente lo que he escrito a lo largo de mi vida y una trayectoria profesional esforzada y honrada en un medio adverso a esos valores”, explica quien, como padre, quiere que sus hijos lo recuerden “por el inmenso amor que les doy. Eso. El mensaje: que se quieran entre ellos, que sean unidos, que traten de ser felices, que vivan de manera sana, honrada y de esfuerzo permanente”, finaliza