
por Tuffí Aré Váquez
Hace días dije en Asuntos Centrales que el Gobierno no debatirá nunca con la Comisión Interinstitucional Cruceña por el Censo y seguirá con su idea de diferir el censo para no agarrarse la papa caliente del pacto fiscal y el nuevo mapeo de la representación regional parlamentaria, en pleno periodo electoral de 2024-2025. Por eso, seguirá con su estrategia de dilación, la estrategia envolvente para no debatir ni abrogar el decreto de postergación del empadronamiento, con el apoyo de muchos funcionales a esa estrategia.
Ante esta realidad, la respuesta que le queda a la Comisión Interinstitucional cruceña al chocar contra un muro, contra una pared, contra una roca, no es más que la resistencia democrática, la protesta constitucional.
Por eso Santa Cruz volverá a parar este lunes y martes y se debe dejar parar al que quiera hacerlo a conciencia, con la convicción de que sin censo Santa Cruz renuncia a su progreso, renuncia a su futuro.
Callarse, replegarse, aceptar el calendario que impone por decreto el Gobierno, sin argumentos contundentes y convincentes sobre la imposibilidad de hacer el censo en 2023, es resignarse a sufrir otra injusticia y a rifar el futuro de Santa Cruz.
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Vamos a vivir otra vez este lunes y martes un segundo paro por el censo, en menos de un mes. Por la crispación en alza, se puede prever con preocupación que el venidero puede resultar incluso más duro, hasta violento. Ojalá que no.
El Gobierno no ha movido un dedo para dialogar con la Comisión Interinstitucional e impedir el paro, ya que parece creer que el que viene le puede ayudar a consolidar el relato de que ahora la dirigencia de Santa Cruz ya está dividida y la región finalmente debilitada.
La oportunidad se la quiere ofrecer ahora al MAS en bandeja el alcalde de Santa Cruz de la Sierra. Por lo tanto, con este ensayo el MAS probará hasta donde puede llegar ahora junto a Jhonny Fernández en la intención de romper el paro. Parecería incluso convenirle si resulta violento, pues así les darían el motivo para perseguir con ganas a los dirigentes que convocan al paro, a quienes hace tiempo quieren ver entre rejas. Por eso, los líderes que convocan al paro no pueden caer ingenuamente en la trampa de meterse a la lógica de la violencia ni contagiarse de ella. En cambio, deben actuar más que nunca con la cabeza fría. Un error sería ahora fatal.
En estas horas, en estos días, vamos otra vez a volver a escuchar de quienes quieren romper el paro el mismo tole tole de siempre.
No vengan con el tole tole ya trillado de que Santa Cruz busca un golpe de Estado cuando reclama por justicia el censo en 2023. Santa Cruz tiene el derecho constitucional a la protesta pacífica. No vengan con el tole tole retrillado de que Santa Cruz busca desestabilizar al Gobierno cuando pide el censo en 2023, cuando el mismo Gobierno se desestabiliza a sí mismo por la ineficacia del INE y sus anuncios incumplidos y fallidos de realizar el censo en 2022.
No vengan con el tole tole de que les interesa trabajar ahora, cuando sectores masistas han bloqueado recientemente casi una semana a Santa Cruz, sin que el Gobierno los cuestione con la intensidad que combate el paro por el censo. Antes ya bloquearon a la región algunos alcaldes del MAS, que recién ahora embanderan la causa del trabajo para acatar la línea partidaria . Nadie se cree ya este doble discurso, por sus incoherencias. Pocos se creen a estas alturas el relato oficialista de defensa de la cultura del trabajo, cuando instalaron durante años la cultura del bloqueo por cualquier motivo en el país.
Está probado, está demostrado por la propia historia, que Santa Cruz apostó siempre por la cultura del trabajo y la producción, más que por la del bloqueo. También la historia prueba la incesante lucha cruceña por la democracia. Si no, repasemos los acontecimientos de los años 80.
No vengan con el tole tole de que hacen el esfuerzo de socializar (que no es lo mismo que debatir técnicamente) una decisión ya tomada para negarle el derecho a los regiones a recibir tiempo los recursos y la representación política que les corresponde por justicia.
Este nuevo paro por el censo no es un paro por Camacho, ni por Rómulo Calvo, ni siquiera por el rector Vicente Cuéllar. Este será un paro por el derecho de Santa Cruz, por el derecho de todos los bolivianos que vivimos en Santa Cruz a recibir un trato justo del Estado. Santa Cruz se ve obligada otra vez a sacrificarse dos días. Con seguridad la gente lo hará a conciencia, pese a las artimañas de los que quieren perforar, debilitar la fuerza cruceña.