La entrada folklórica de la Virgen de Urcupiña, en Quillacollo (Cochabamba), se desarrolló ayer luego de dos años de pausa por la pandemia del COVID-19. Más de 50.000 bailarines reactivaron la tradicional festividad.

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Desde las 09.00, la peregrinación de danzarines hizo su paso por la ruta que se inició en la avenida Martín Cárdenas y finalizó en la plaza 15 de Agosto, donde está ubicado el templo.

De acuerdo con René Valdez, presidente de la Asociación de Fraternidades Folklóricas Virgen de Urcupiña, más de 80 fraternidades participaron en la actividad, entre afiliados a esa organización y otros solicitantes.

Caporales, morenada, mineritos, tinkus, potolos, wititis, salay, chacarera, llamerada, kullawada, pujllay, tobas y kullacas fueron algunas de las danzas que se vieron en la muestra de danza.

Al igual que en otras entradas folklóricas, como el Carnaval de Oruro y el Gran Poder, los organizadores solicitaron el carnet de vacunación a los danzarines para que pudieran participar. El requisito era contar con la tercera dosis o presentar la prueba negativa realizada con 48 horas previas.

El momento curioso de la jornada fue el protagonizado por “Los Incas”, los bailarines fisicoculturistas que llamaron la atención en la entrada del Gran Poder, este año, con sus diminutos trajes.

La actividad religiosa más importante de Cochabamba se celebra cada 15 de agosto. Los devotos participan con la promesa de bailar durante tres años.