Bolivia por la senda equivocada


Manfredo Kempff Suárezmanfredo-kempff-21Ya hemos insistido más de la cuenta en lo que consideramos, sin duda, el punto más bajo del actual Gobierno: su diplomacia. Y no se trata de que critiquemos por la certeza de que los tiempos pasados fueron mejores, sino, francamente, porque a nadie le entra en la cabeza cómo, durante siete años, la Cancillería ha sido dirigida por una persona tan ajena al oficio como el canciller. No cabe duda que, para colmo, Choquehuanca debe ser el canciller que más años consecutivos ha estado al frente de esa cartera en toda nuestra historia. ¡He ahí la paradoja boliviana! Siete años es demasiado tiempo para que un país esté a la deriva en sus relaciones internacionales y, claro, los resultados no pueden ser sino lamentables.Desde el comienzo escribimos que la Agenda de los 13 puntos era una tomadura de pelo y que el asunto marítimo, entremezclado con asuntos de carga, narcotráfico, fitosanitarios, depósitos aduaneros y otros, iba a quedar en nada. Así se pasó un lustro de mutuas visitas de cortesía entre militares, intelectuales, y políticos de ambos países, dizque para llegar a un ambiente de “confianza mutua”. Todo un camelo que fracasó rotundamente. Al final sucedió lo que tenía que suceder, y es que S.E. se dio cuenta de que ya era hora de entrarle con una patada a Chile, aprovechando que estaba en la presidencia un antipático derechista como Piñera y no la buenaza de la señora Bachelet que era tan amorosa con S.E. de boca para afuera.Sabemos el giro que dio la diplomacia boliviana en cuestión de horas. Somos testigos de cómo se agriaron las relaciones con Chile en un santiamén, al extremo de que hoy, en vez de visitas de cortesía recíprocas, S.E. le grita a su colega chileno que es un mentiroso y éste le responde diciéndole que es un majadero. Además, que cunde el malestar porque da la sensación que lo de La Haya tira para largo, con los riesgos y dudas que entraña todo juicio. Ha sido una jugada de apostador de casino y hay que rogar a Dios porque nos vaya bien. Sin embargo Chile cosecha rápidamente lo suyo no permitiendo que el asunto marítimo se vuelva a tratar en la OEA ni en ningún otro organismo regional o internacional. Bastante peor si nos ponemos a pensar que lo de La Haya puede durar muchos años y Chile seguirá esgrimiendo su posición – por lo visto aceptada por muchas naciones – de que mientras el tema del mar esté a la espera de un fallo arbitral sería inútil tratarlo en otros foros. Evidentemente, ese es el deseo chileno; otra cosa será callarnos la boca a los bolivianos.A esta nueva política con Chile, que todos estamos destinados a respaldar aunque nos martiricen las dudas, se agrega la desacertada diplomacia con EE.UU. que ya está llegando al límite de la insania. Seguimos como un chihuahua ladrando enloquecidamente a un rottweiler que sólo atina a mirarlo extrañado. S.E. no hace otra cosa que hablar a sus bases de los demonios norteamericanos y de la lucha contra el imperialismo, mientras que hasta Maduro comienza a darse cuenta que el Comandante Chávez había exagerado mucho con su bronca a los gringos y que es mejor reponer embajadores sin chistar que ahondar diferencias. De otro lado, Correa, el más astuto de los mandatarios del ALBA, no se mete en líos con los poderosos del norte aunque les pegue disimuladas pataditas en las canillas de vez en cuando.Al parecer EE.UU. nos ha puesto al hielo durante los próximos cinco años, con resultados que pueden ser muy malos para una Bolivia pobre que se empecina en irse decididamente a la miseria total. Todo esto mientras vemos azorados cómo Piñera habla distendidamente con el presidente Obama en el Salón Oval, ríe con él, y consigue lo que desea; desde un amplio comercio hasta la supresión de visas para sus compatriotas, tal como si Chile fuera un país miembro de la Unión Europea o algo así. Y sucede lo mismo con el presidente peruano Ollanta Humala, también de visita en Washington, quien no quiere ni oír hablar de socialismos utópicos o comprometerse en cavernarias luchas raciales sino del imparable progreso económico del Perú. En suma, con las cordiales relaciones que Chile y Perú mantienen, además, con México y Colombia, la Alianza del Pacífico está asegurada muestra un horizonte amplio, al contrario de la mendicante ALBA. Bolivia se quedó papando moscas en el Caribe.¿Y la pretensión de liquidar a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en qué quedó? ¿Por dónde quedaron desperdigados los pedidos de S.E. de cambiar la sede de la oficina de la CIDH? En la peor derrota. El ALBA no logró los votos que pensaba obtener para cometer su intentona y, por el contrario, fracasó en todas las votaciones que se hicieron en el seno de la OEA. ¿No se las olió el canciller? ¡Qué se las iba a oler! Fue un fiasco total, donde, de paso, perdió estrepitosamente el presidente Correa. La CIDH seguirá en Washington y sus nuevos miembros harán lo que dicte la mayoría de las naciones: defender los derechos humanos aunque eso le repugne a S.E. La contabilización de fracasos diplomáticos no tiene fin.