por Tuffí Aré Vázquez (*)
La “dolce vita” en YPFB acaba de ser destapada nada menos que en un informe oficial entregado por el Ministerio de Hidrocarburos a un senador opositor. Díganos usted si no es “dolce vita” ganar cada mes más que el Presidente Luis Arce y no trabajar en su puesto laboral. Esta realidad, que se comentaba como “secreto a voces”, acaba de ser desnudada, tal vez sin querer, por el propio Gobierno. De acuerdo a un informe oficial, 61 sindicalistas de YPFB están en comisión y tienen sueldos que van desde casi 1.000 dólares hasta 6.000 dólares por mes. La gran duda ahora es si esta revelación cambiará algo en Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, la pobre “gallina de los huevos de oro” durante las últimas décadas en Bolivia.
En la planilla de la estatal petrolera hay una secretaria que no trabaja, pero que gana más que un médico de los hospitales públicos. También se tiene en el personal a un conserje que no pisa YPFB, pero que gana más que un profesional laboratorista de los centros públicos de salud. “Viveza criolla”, le dicen aquí a esta injusticia que se comete con los propios trabajadores bolivianos. En realidad, es más adecuado hablar de las “vacas sagradas”, de las decenas de “vividores” de Yacimientos, que ni si quiera se ruborizan cuando les echan en cara públicamente su vagancia y el despilfarro de la plata de todos los bolivianos en su “dolce vita”. Pobre YPFB, pobre Bolivia.
Mientras decenas de médicos, cientas de enfermeras y de trabajadores de salud mendigan al Gobierno un item, un contrato estable en los hospitales para atender a los enfermos en plena pandemia, los vividores del Estado disfrutan desde hace años del disfrute de la vagancia solventada. Son parásitos que le chupan la sangre a los miles de bolivianos justos, que se esfuerzan cada día por sobrevivir en la informalidad, por la falta de un empleo estable.
El proceso de cambio no ha podido en 15 años cambiar esta bochornosa realidad de aprovechadores, de “padrinos” y “apadrinados”, que lo que menos hacen es proteger a la pobre “ gallina de los huevos de oro”: YPFB.
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El proceso de cambio no ha cambiado esta realidad. Al contrario. De los 61 sindicalistas en comisión, una mayoría se hizo elegir y se declaró en comisión cuando empezaba el Gobierno de Evo Morales y cuando comenzaba el de Luis Arce Catacora. Ha nacido en estos años una “nueva clase” de privilegiados, que ganan sueldos del primer mundo para un país que muchos llaman del tercer mundo.
En la “nueva clase” aparecen algunas de las “vacas sagradas” que hace unas semanas reclamaban que los cruceños no paren y que trabajen para reactivar la economía. Ahora acabamos de saber quiénes son y si realmente trabajan o disfrutan de la “dolce vita”.
En su defensa, estos y sus protectores dicen que no hacen nada ilegal y que la norma los blinda. Efectivamente, es constitucional formar sindicatos y declararse en comisión para defender los derechos de los trabajadores, pero no es ético ganar más que el propio Presidente y aparecer de vez en cuando a marchar para respaldar al Gobierno que los ampara. Qué fácil y dulce vida es esta en un país como Bolivia. No cuesta mucho hacerse elegir varios años en un sindicato y blindarse con el decreto que ampara el fuero y la comisión sindical. Para conseguirlo, evidentemente no se necesita ir a la universidad, como aconsejó días atrás el Vicepresidente. Es suficiente acceder a un cargo sindical, quedarse años en él, jurar al partido que gobierna, tener una “pega” en Yacimientos y marchar cuando lo piden los dirigentes del proceso de cambio. Ni siquiera les da vergüenza cuando alguien les pide jubilarse. Pobre YPFB, pobre la Bolivia de estos tiempos con tantos “vividores” del Estado.
*Periodista
Fuente: https://asuntoscentrales.com