Traspié de la diplomacia populista


El Día – EditorialevolareLa “diplomacia” de los líderes populistas de hoy es heredera de las formas que impuso el socialismo durante el periodo de la Guerra Fría. El célebre zapatazo del soviético Nikita Jruschov durante la sesión 902 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, del 12 de octubre de 1960, inauguró la manera teatral que han manifestado otros mandatarios en grandes encuentros multilaterales, como lo hizo Fidel Castro en muchas ocasiones y como lo solía hacer el presidente Hugo Chávez, cuyo objetivo era robarse el show en todos los escenarios, pasando por encima de los temas y las discusiones importantes.Hugo Chávez hacía y decía lo que quería en las cumbres. En la asamblea de la ONU de 2006, el líder bolivariano ridiculizó a su homólogo norteamericano George Bush a quien llamó varias veces “Mr. Danger” y dijo que el lugar donde había estado el mandatario olía a azufre, tratando de compararlo con Satanás. En su esfuerzo por imitar ese estilo, Evo Morales dijo que Bush era el único terrorista del planeta y que su secretaria de Estado, Condoleezza Rice debía llamarse “Doña Condolencia”. Hace unos meses nomás, el presidente dijo que relacionarse con Estados Unidos es “una caca”.Durante estos años, los mandatarios bolivarianos han tenido muchos deslices. Chávez amenazó en una cumbre de la Unasur con desatar un Vietnam en Bolivia y el presidente boliviano causó risa en todo el mundo con su famoso discurso ecologista de Tiquipaya de 2010, cuando ofendió a los homosexuales, habló de los pollos de granja, de la Coca Cola y otras nimiedades. Lo mismo hizo el canciller Choquehuanca durante una reunión de la OEA cuando mencionó las supuestas cualidades afrodisiacas de la papalisa y la presidenta argentina Cristina Fernández, cuando sacó a relucir sus dudosos conocimientos sobre gastronomía.Tanta verborragia y metidas de pata han causado algunos problemas a los exponentes de esta diplomacia sui generis. Cómo no mencionar el “chitón” que le espetó el rey de España a Hugo Chávez en el 2007, cuando no dejaba hablar al jefe del Gobierno español durante una plenaria de la Cumbre Iberoamericana de Santiago. “¿Por qué no te callas?” le gritó el monarca al venezolano, gesto que cambió para siempre la manera de comportarse del “comandante”.Los líderes populistas se han manejado con estos métodos sabiendo de las consecuencias que puede acarrear. Pese a la simpatía que han despertado a nivel internacional procesos políticos como el que conduce Evo Morales, eso no fue garantía para que en la cumbre climática de la ONU celebrada en Cancún el 2010, el mandatario boliviano recibiera un duro revés de la comunidad internacional, donde ni siquiera recibió el apoyo de los países del ALBA. Todo fue una respuesta al intento de boicot que surgió desde Bolivia y que amenazaba con generar inconvenientes en la cita presidencial.El pasado viernes en Rusia, al presidente Morales se le ocurrió ir muy lejos en sus declaraciones sobre el exagente de inteligencia, Edward Snowden, cuyo caso ha causado el malestar diplomático más extendido y complicado de la historia. Para hacer una comparación muy gráfica, el conflicto por Snowden es como una bomba que nadie quiere tener en sus manos porque puede estallar en cualquier momento. Y cuando el mandatario boliviano habló, fue como cuando alguien menciona la palabra “bomba” en un avión. En esos casos y dada la susceptibilidad que existe, los agentes de seguridad suelen disparar primero y luego preguntan, por más abusivo, atropellador, torpe y violatorio de las normas que esto pueda parecer.