Entre formas y contenidos


selemeantelo Susana Seleme Antelo

La confusión entre formas y contenidos del gobierno y sus hombres, tiene un fin: que la razón de sus actos se centren en formas estridentes, demagógicas y chabacanas para que pasen desapercibidos el contenido y la razón de sus actos. La persecución al poder judicial, a las personas y órganos responsables de la administración de justicia, es la forma con la que el gobierno expresa el contenido y el fondo de su proyecto: deshacerse de los controles propios de la división de poderes en democracia.

Es el caso, también, del supuesto terrorismo-separatismo en Santa Cruz. La forma es haberse inventado una historia terrorista, sacarse de la manga un fiscal que siembra falsas pruebas, manipula evidencias y presenta supuestos testigos claves para atacar a la dirigencia cruceña. En su mejor estilo demagógico y falaz, el gobierno le emponchó al supuesto terrorismo el sonsonete del separatismo, para justificar tanto el asesinato a mansalva de tres individuos en el hotel Las Américas, como las amenazas y persecuciones a muchos cruceños. Aquí, el contenido y el fondo son menoscabar a Santa Cruz, estigmatizar a su gente adentro y afuera del país, y acorralarla porque son la piedra en el zapato para su proyecto de dominación y reproducción del poder.



Morales y sus hombres han demostrado que la lucha por el poder no tiene límites éticos, y que el fin totalitario y antidemocrático que persiguen, justifica cualquiera de los medios usados y por usar. No darse cuenta de ello, en mi criterio, es confundir formas y contenidos y hacerle juego al gobierno.

De ahí que creo intrascendente pedir que “den la cara” quienes tendrían que darla, según exigen algunos, porque me asiste la certeza de que aquí no hubo ni hay terrorismo, menos terroristas. Que algunos quisieron formar grupos de entrenamiento, para ‘dizque’ defender a Santa Cruz cuando estaba amenazada de palabra y obra, es cualquier cosa menos terrorismo, sobre todo si estaba en manos de aventureros que andaban de parranda.

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Seamos honestos: ¿quiénes no nos reunimos en ese entonces, para hablar, analizar, discutir, buscar salidas e intentar evitar la violencia? No fue, ni es ni será terrorismo-separatismo discutir e intercambiar criterios, como se hace cotidianamente desde la sociedad civil, desde la prensa y el buen periodismo, porque Santa Cruz y el país siguen amenazados por los instintos absolutistas de Morales y compañía. Hábilmente, el gobierno aprovechó la tramoya montada por sus hombres, para usufructuar del escándalo terrorista-separatista, meter miedo y escarmentar. Ya podrían esclarecer lo que es entrenamiento militar muchos hombres del actual gobierno, que sí lo recibieron, preparándose para una guerra y no necesariamente para pintar arcoíris en las nubes.

Cuando atacan el neoliberalismo, volvemos a las forma y no al contenido. Si hay alguna esfera de la producción de mercancías que es neoliberal por excelencia, esa es la de las drogas y toda su cadena de producción. En ese circuito, el Estado y sus instituciones no existen, está vetado, lo cual es peor que la doctrina neoliberal que hablaba sólo de su ‘achicamiento’. ¡Qué hipocresía! Cuando en Bolivia lo único que florece es la producción de drogas y el narcotráfico.

Diferenciar las formas de los contenidos, es fortalecer los valores de la siempre perfectible democracia, maltratada por Morales y sus hombres, que nunca fueron demócratas. En cambio, incrementan el culto a la personalidad del caudillo, ensimismado en su déspota narcisismo, olvidando que la rueda de la fortuna gira….

El Deber, 24-06-09


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