De estar en la Compañía de Inteligencia pasó después a ser comandante del Estado Mayor, pero antes estuvo arrestado después de un robo millonario del bono Juancito Pinto. Ahora lo acusan de persecución.
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El comandante del Ejército en el aniversario de esta fuerza castrense.
Fuente: paginasiete.bo
Con el uniforme de campaña, una boina militar, una bufanda beige que le cubre el cuello por completo y protegido por un chaleco lleno de cargadores de fusil, el general Juan José Zúñiga está listo para el combate. Pero no va a la guerra, no. Está a punto de dar uno de los discursos más duros contra una región del país.
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Él es el Comandante del Ejército, con apenas casi 40 días en el cargo se paró frente al micrófono -en el patio de honor del Colegio Militar- y aseguró que las Fuerzas Armadas “neutralizarán” cualquier acto separatista de los “vendepatrias”, al referirse a una posición de Santa Cruz de revisar la relación con el Estado boliviano.
Quien lanzó estas advertencias no es cualquier militar. Zúñiga se formó en el sistema de inteligencia del Ejército, según el excomandante Tomás Peña y Lillo; es decir, fue parte de tareas que realizan unidades específicas para recoger información sobre un potencial enemigo o uno real. Esos datos serán luego parte de la planificación de operaciones castrenses.
“Estaba en la compañía de inteligencia del Ejército. Eso es una realidad, lo que no sabemos con certeza es que forme parte de otras organizaciones”, afirma Peña y Lillo a Página Siete.
Se refiere a la acusación que lanzó el expresidente Evo Morales cuando denunció que era víctima de un “plan negro” orquestado por miembros del actual Gobierno y por un grupo selecto de militares, conocido como Pachajchos, liderado precisamente por Zúñiga.
“Es conocido en el ámbito castrense como un general con una mala reputación, tanto por gente de su promoción como por otros que hemos pasado por ahí. No se trata de un militar que merezca estar donde está, por todos sus antecedentes. El favor político tiene que retribuirse de alguna manera”, comenta otro general del Ejército que fue parte del Estado Mayor, quien prefiere no dar a conocer su nombre.
No estuvo entre los mejores 15
De acuerdo con un registro interno de calificaciones al que tuvo acceso Página Siete a principios de noviembre, Zúñiga ocupaba el puesto 48 de 65 militares de la promoción 1990, por lo que no pudo haber llegado a ser comandante de acuerdo con las normas castrenses.
“Siempre sobresalen los primeros 15 de la lista, según sus calificaciones. De ellos, 12 pasan a ser generales de Brigada, tres o cuatro son generales de División y uno va al comando de fuerza. Los que vienen después del puesto 15 pasan directamente a la reserva activa. Lo que pasó aquí es que se ascendió a quienes no formaban parte de la lista de los 15”, explica Peña y Lillo.
De acuerdo con la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas (LOFA), los militares que compiten para estar entre los mejores no deben tener ningún antecedente que falte a la moral o relacionado con algún delito. Éstos hacen que el postulante baje su puntuación de cara a los respectivos ascensos.
Sin embargo, la llegada de Zúñiga a la jefatura del Ejército se podría decir que bate récord, si se toman en cuenta los cuatro cambios de alto mando militar que hubo en dos años de la gestión del presidente Luis Arce.
Lleva un poco más de 40 días al mando del Ejército, desde agosto de 2021 hasta noviembre de este año fue jefe del Estado Mayor de esa fuerza castrense. En ese cargo el año pasado lideró operaciones aéreas a los sitios fronterizos con Perú para poner en marcha campañanas de vacunación contra el coronavirus en las poblaciones alejadas de centros urbanos.
Nacido en Llallagua, Potosí, el general Zúñiga es hijo de un minero. Su cuna humilde lo caracterizó siempre, desde que ingresó al Ejército. Antes de ocupar cargos jerárquicos fue uno de los pocos que se especializó en tareas de inteligencia militar, lo que lo hace un “militar clave” y de plena confianza del primer mandatario del Estado.
Así se explica el discurso del pasado lunes. “Hermano presidente Luis Arce Catacora, reiterarle mi compromiso con la Constitución Política del Estado, con el pueblo, con la patria, con el Gobierno legalmente constituido. Tenga la plena seguridad que vamos a neutralizar todo intento de desestabilización a la patria y a la democracia. Esta patria no se toca”.
Esas palabras fueron calificadas como deliberación, actitud que va contra la Carta Magna. “No le corresponde al Comandante del Ejército hablar a título de las Fuerzas Armadas. El único que puede emitir criterios y opiniones es el Comandante en Jefe, nadie más”, explicó el general Peña y Lillo.
Pero hay un antecedente que todavía incomoda al Comandante del Ejército. En enero de 2014, Zúñiga y otros 12 militares fueron sancionados con siete días de arresto por el robo de 2,7 millones de bolivianos que fueron sustraídos de los bonos Juancito Pinto y Renta Dignidad. Él estaba a cargo de pagar en el área rural del municipio de Viacha, en La Paz. Se le instauró un sumario producto del cual recibió arresto en el Ejército.
Pero parece que ese hecho no caló a la hora de calificar su carrera para sus respectivos ascensos. En su defensa, Zúñiga dijo que si bien era el responsable del pago, no era quien directamente entregaba el dinero a los beneficiarios de los bonos. “Nunca debí un solo centavo”, dijo hace más de un mes.
Ahora, en el máximo peldaño del Ejército, con un arma larga apegada en el pecho, se sube en la parte trasera de un camión militar, a su lado va el presidente Arce, con quien pasa revista antes de comenzar el acto de aniversario del Ejército.
Orgulloso, con el pecho erguido, Zúñiga “neutraliza” por unos minutos al “gran mudo” -así se lo conoce al Ejército- y comienza su verborrágico discurso. Su ofensiva verbal ha comenzado.
Fuente: paginasiete.bo