Extraña fijación la de los líderes de la neopopulista ALBA contra los superhéroes del cómic.
El caso más reciente de esta curiosa conducta es el del presidente venezolano Nicolás Maduro, quien se despachó contra el Hombre-Araña, acusándolo de ser el culpable del aumento de la violencia e inseguridad en su país. Así como lo lee.
Pero años antes, su mentor Hugo Chávez ya había disparado su artillería contra Superman, Batman, Robin y hasta la Mujer Maravilla, llamando al primero “el bobo de acero”.
También Evo Morales hizo lo suyo un par de veces, eligiendo -cada cual busca un enemigo a su medida- al Chapulín Colorado como blanco de sus ataques, asignándole ese personaje a veces a líderes opositores y en otras a la Iglesia católica.
¿Qué les pasa? ¿Súbito arranque de infantilismo? ¿Bufonería pura?
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Lo cierto es que el mundo del cómic define a las némesis de los superhéroes como “supervillanos”, un panteón donde Chávez, Maduro y Morales tendrían que compartir lugar con Lex Luthor, el Guasón y el Pingüino.
Un caso digno de estudio psicoanalítico…