En Bolivia, la guerra política entre el gobierno y Santa Cruz; y, entre el gobierno de Arce Catacora y Evo Morales, es una realidad y podríamos llamarlas la antesala de las escaladas bélicas. En este tipo de guerra es donde se puede dirimir un conflicto sin llegar a alcanzar niveles dramáticos de conflicto armado. El presidente optó por utilizar la “Guerra legal” en contra de los cruceños, quienes vinieron ejecutando la “Guerra de calles”. Sin lugar a dudas, los más efectivos en este enfrentamiento fueron los soldados del gobierno llamados: Magistrados, Jueces, Vocales, Fiscales y la Policía, en síntesis, el “PODER JUDICIAL Y POLICIAL SERVIL AL GOBIERNO”
Mientras tanto, la guerra contra Evo Morales es un conflicto que podíamos llamar la “Guerra del narcotráfico” ambos bandos apuestan al poder que sustentan, Arce Catacora respaldado en su poder gubernamental y en su aparato estatal, mientras que Evo Morales se apoya en el partido del cual es dueño, amo y señor y su envestidura de capo del cartel del Chapare del cual se beneficia de un incalculable poder económico financiero proveniente del tráfico de droga.
No obstante, en estas guerras, es muy importante el uso de estrategias que permitan someter a un actor político a la voluntad de su oponente sin importar los medios entre ellos los medios legales. En ambas guerras, el gobierno viene consiguiendo objetivos políticos, como ser: la detención del gobernador de Santa Cruz y el desgaste de Morales al interior del MAS.
En relación con este último personaje, no podemos dejar de lado el aspecto diplomático que está llevando a Bolivia a enfrentarse con el Perú dentro de su marco legal y reglamentario, donde se observa una serie de acusaciones en contra del jefe masista, de parte del legislativo y el poder ejecutivo peruano, relacionadas con la intromisión en asuntos internos de este país vecino. Este hecho conllevará a deteriorar y debilitar la imagen del cocalero a nivel internacional y por ende al interior de nuestra nación.
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De este modo, esta práctica de guerra, muy utilizada de una manera clásica, por parte de poderes políticos estatales, hoy en día nos señala un claro conflicto de guerra política entre actores de muy diversa índole que encierra lo llamado pluricultural bandera del gobierno, con las autonomías departamentales reclamadas por los departamentos del oriente boliviano. Este conflicto además conlleva un enfrentamiento de regiones y culturas muy diversas, entre el occidente, su aimarismo de odio y resentimiento social, versus el oriente productivo de la cultura, con capacitación, tecnología, desarrollo, progreso, inversión y oportunidades que demuestran los cruceños en su diversidad boliviana a causa de la migración recibida de los otros 8 departamentos que componen nuestro país.
Para entender en profundidad los conflictos actuales que venimos atravesando, hay que conocer los actores que están en pugna por los diferentes poderes a la hora de gobernar nuestro país, poblaciones y sectores económicos a nivel nacional. En lo que se refiere al gobierno central, la pugna de poder está centrada entre los masistas tradicionales y radicales contra los renovadores oportunistas de los empleos públicos, sobre todo en las cúpulas elitistas de Arce Catacora y de Evo Morales, quienes en el fondo luchan por erigirse en los custodios del gran negocio millonario y oscuro del narcotráfico, de la producción de la hoja de coca, de la explotación minera del oro y de la protección judicial y policial de los distintos capos de los carteles que entran y salen de nuestro país, como El Chapo en su casa.
En Santa Cruz, también existe una guerra de intereses que es mucho más llevadera, mientras no se toque lo que se denominan propiedades logieras de uno y del otro bando, o a aquellos, que representan a grupos de poder y se sienten amenazados por quienes quieren abrirse camino como líderes sin padrinazgo alguno y que denotan valentía, educación y formación. Así, la guerra política requiere de habilidades especiales, pero se puede emprender con recursos limitados. De esta manera, ejecutar una guerra política es una posibilidad real para muchos actores que no pueden permitirse la adquisición de poder por medios duros, pero que lo pueden conseguir por medios blandos.
Ahora bien, la pregunta que la mayoría de los bolivianos pensantes se hace es: ¿Cómo se puede desestabilizar a un gobierno corrupto, que manipula las masas de una ciudadanía ignorante y tiene a su servicio el Poder Judicial?
Desestabilizar un gobierno corrupto como el actual y como fue el de Morales y de Añez, que manipulan y manipularon a las masas, requiere un enfoque multifacético y una acción concertada de diferentes actores, incluyendo ciudadanos organizados, líderes políticos y sociales, organizaciones de derechos humanos y medios de comunicación independientes. Algunas posibles estrategias que podemos mencionar sería:
Movilización ciudadana: Es lo que se viene haciendo en Santa Cruz, solo que es importante que los ciudadanos estén organizados de una manera estratégica para enfrentar las escopetas de gases y balines de los policías abusivos, discriminadores del camba y odiadores de Santa Cruz. Estitos que trae el gobierno en cantidades que no son preocupantes, serían avasallados fácilmente siempre y cuando existiera estrategia y un mando coherente entre los diferentes grupos para que todos los objetivos sean exitosos. Recordar siempre que la unión para exigir cambios, respeto a las leyes y a nuestros derechos constitucionales es con responsabilidad. Esto incluye manifestaciones pacíficas, campañas de peticiones y otros esfuerzos de movilización.
Liderazgo político y social: Desgraciadamente en el país, no contamos actualmente con nuevos liderazgos. Periodistas como Pomacusi y de los medios estatales, quieren seguir imponiéndonos a los viejos líderes corruptos y desgastados a través de falsas encuestas, únicamente con la intención de mostrarle a esa Bolivia que está en rebelión, que aparte de Camacho, Mesa, Tuto, Doria Medina, Jhonny, Reyes Villa no existe nadie más, ya que los líderes cívicos cruceños se aplazaron en el manejo de crisis que se atravesó en el tema del Censo, de los 36 días, de los bloqueos, etc. Es de imperiosa necesidad que comencemos a poner en el tintero de la corriente de opinión nombres como: William Bascopé, Rodrigo Paz, Paola Aguirre, Fernando Hurtado, Andrea Vaca, Mario Justiniano y algunos otros jóvenes valientes que están surgiendo a niveles locales y regionales. Es necesario contar con líderes políticos y sociales que representen los intereses de la población y que estén dispuestos a tomar acción contra la corrupción, pero, sobre todo, SANGRE NUEVA EN POLÍTICA CON VALORES Y PRINCIPIOS
Acceso a la información: Es esencial que las personas tengan acceso a información precisa y veraz para poder tomar decisiones informadas. Los medios de comunicación independientes son fundamentales para garantizar que la información llegue a la población. Es por este motivo que la lucha por el CENSO no tiene que ser olvidada, tiene que ser una constante, ya que el enemigo cuenta como aliado principal los datos falsos y desfasados.
Acciones legales y Reforma Judicial: Es importante que se tomen medidas legales para hacer rendir cuentas a los responsables de la corrupción y evitar que continúe. Este tema es tan importante y es al que más teme el gobierno nacional, simplemente porque no quieren dejar de servirse del PODER JUDICIAL.
La convocatoria al cabildo nacional este 25 de enero es muy importante para que se defina una estrategia para poder cumplir con las demandas de firma de libros que impone el TSE para llevar adelante una reforma parcial de la CPE y de esa manera tengamos la tan ansiada REFORMA JUDICIAL que Bolivia espera para que los ciudadanos cuenten con magistrados, jueces y fiscales probos y las cárceles dejen en libertad a todo ciudadano con prisión preventiva.
La justicia es una instancia fundamental del Estado y de la sociedad: a ella se recurre para solucionar pacíficamente los conflictos existentes entre sus miembros, y, bien administrada, proporciona el punto de cierre de una discordia. Si no se cumple este objetivo, por problemas de corrupción o de otra índole, la violencia se puede convertir en la única vía para solucionar los conflictos particulares o sociales y esta es la tendencia en el territorio nacional.
Es importante y estratégico acabar de raíz con los lobbies de abogados y gestores de la corrupción judicial. Esta forma de corrupción es la que más existe en nuestra sociedad y es secundada por el gobierno. Es entendida como una red de tráfico de influencias en el interior del sistema jurisdiccional; en esta participan abogados, exjueces, exfiscales, entre otros, los cuales actúan para que se les dé prioridad a algunos casos específicos, debido a la influencia que aquellos puedan tener o de manera política sobre los jueces o fiscales a cargo.
Educación: Es importante educar a las personas para que sepan reconocer la corrupción y tomar acciones para evitarla. Nuestra lucha deberá ser incansable en contra de la nueva malla curricular educativa que el gobierno quiere implementar a través del magisterio único partidario del MAS. Los bolivianos no queremos hijos vagos, ladrones, sin valores ni principios e ideologizados por un gobierno mediocre, nefasto y satánico.
Es importante tener en cuenta que este proceso puede ser largo y difícil, y que pueden surgir obstáculos y desafíos imprevistos. También es importante recordar que cualquier acción debe ser pacífica y respetar las leyes y los derechos humanos de todas las personas involucradas. Pero también recordar que un pueblo rebelde y que siente que sus derechos no son respetados, tiene la libertad de actuar de la manera que el enemigo pueda entender.
Por. Alberto De Oliva Maya