Roger Mario López Justiniano*
Recientemente el gobierno aprobó la construcción de una nueva cementera estatal, supuestamente y en palabras del presidente, ‘para satisfacer la demanda interna y frenar la importación’, además acotó que según estudios, en Bolivia ‘sobra materia prima para una fábrica de cemento’.
Los argumentos que intentan justificar la creación de la empresa pública a simple vista parecen acertados aunque en realidad violan muchas leyes y principios económicos.
La demanda interna, para comenzar sólo se puede satisfacer a plenitud cuando el precio del bien es cero, a cualquier precio distinto de cero siempre habrá alguien que no pueda costearse la compra de dicho producto.
Luego, el problema que tiene el gobierno con los bienes y servicios extranjeros y la salida al exterior de los nuestros -importación y exportación- raya en el límite de lo absurdo. Es consenso económico que el comercio internacional sólo trae ventajas y crecimiento para ambas partes, si no, no existiría dicho intercambio. Se importa el valor de lo que se exporta, y el objeto de la producción es el consumo y la satisfacción de necesidades. ¿Deberíamos producir algo que se fabrica en el extranjero a menor precio y con mejor calidad? ¿No es mejor exportar lo que mejor producimos e importar lo que –dada las condiciones- no podemos producir internamente? De esta forma aprovecharíamos al máximo nuestros recursos y la especialización de nuestra gente.
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Por otra parte, suponiendo que las necesidades son infinitas y los recursos siempre escasos, objetar que ‘sobra’ algo es tirar por los suelos la ciencia económica, ignorar sus postulados y además, confirmar que la empresa se está creando no para maximizar el beneficio, sino como excusa para distraer nuestros recursos en actividades poco rentables.
Está de más añadir los continuos y sonados fracasos de las empresas estatales y sus enormes déficits presupuestales que sólo empobrecen al país, acompañados del rotundo hundimiento en el mundo del Estado productor y sus consecuencias trágicas para la sociedad.
Que no digan que no se advirtió, todavía estamos a tiempo.
*Estudiante de Economía