La correlación de fuerzas

Susana Seleme Antelo susana-seleme“La ciencia política debe ser concebida en su contenido concreto y también en su formulación lógica como un organismo en desarrollo”, señalaba Antonio Gramsci en sus Cuadernos desde la cárcel. Afirmaba, además, que en los elementos que hacen a la política y a la lucha política “existen gobernados y gobernantes, dirigentes y dirigidos”. Añadió, también, que las relaciones de fuerza entre unos y otros, y los diversos grados de relación entre la estructura económica y la superestructura política, deriva en un grupo dominante –que puede ser un partido político– y como tal hace prevalecer sus intereses sobre todos lo demás y de hecho los subordina, en “un equilibrio inestable”. Lo importante en un análisis histórico de la correlación de fuerzas es “saber encontrar la relación justa entre lo orgánico y lo ocasional” en la lucha política. Antonio Gramsci Notas sobre Maquiavelo, sobre la política y sobre el Estado Moderno. Juan Pablos Editor S.A. México D.F 1975.Con esas herramientas de análisis, hice la lectura de la lucha política y la correlación de fueras vividas en Santa Cruz, entre la visión dominante andino-centrista del régimen y las fuerzas locales representadas en la poderosa estructura económica y las aglutinadas en el Comité Cívico Pro Santa Cruz. Y me acojo al derecho de expresar mi opinión libremente, que puede no ser la única, pues las hay diversas, menos mal para enriquecer el debate.Algo de historiaAunque muchos le critican su estructura corporativa, en sus ya más de 50 años de existencia, el Comité ha tenido sombras, como su posición conservadora y no poco excluyente, pero sus luces fueron más. Las enumero a vuelo de pájaro: supo representar demandas regionales de carácter democrático y descentralizador y tuvo la capacidad de que sus demandas, provenientes de la élite y sectores dominantes, sean asumidas por la mayoría de la población.Así el Comité ha sido portavoz y abanderado de las luchas regionales, como las iniciadas en los años ’50 por las regalías petroleras, coronadas con éxito pues se obtuvo el 11% de las mismas, ya promulgadas desde 1937. Otras demandas, también exitosas, fueron la lucha contra la dictadura de 1980-1982; la elección por voto directo y universal de alcaldes, luego de prefectos, actualmente gobernadores, y la inclusión de las Autonomías Departamentales en la Constitución Política del Estado, todas con remate estatal, es decir que cambiaron la naturaleza del Estado. Es cierto que hoy por hoy las autonomías están secuestradas, dado el carácter autoritario, centralista, antidemocrático y autocrático del régimen de Evo Morales Ayma, por muchas elecciones que hubiera convocado en siete años de mandato. Insistir en que el Comité es apolítico, es una verdad repetida como dogma, y no corresponde a su historia. Es cierto que no pertenece ni enarbola consignas de un partido político, pero hace política no partidaria sin adherirse a sigla política alguna. Una característica notable de las clases dominantes locales y de sus elites es que construyeron un instrumento de invaluable valor político, aunque se declara cívico. El Comité Cívico Pro Santa Cruz, es un verdadero partido político regional, sin pertenecer al sistema de partidos políticos. El Comité ha tenido el sentido de “oportunidad política”, ausente en los partidos políticos nacionales y locales para canalizar demandas regionales que emanan desde la clase dominante y sus elites locales, pero las convierten y presentan como demandas de toda la sociedad, ganan legitimidad y tienen remate estatal: regalías, elección de alcaldes y prefectos y autonomías. En términos políticos, batallas ganadas al poder dominante centralista, que es de lo que trata e interesa en este análisis. Los hechos actualesNo soy ‘comiteísta’ pero desconocer esa realidad y el carácter orgánico de esa institución, en equilibrio inestable frente al centralismo es un error político e histórico. Por eso, hoy, ante todo, me solidarizo con el presidente del Comité Cívico Pro Santa Cruz, Fernando Castedo. Y no precisamente porque haya levantado la huelga de hambre en rechazo a los resultados del chapucero censo 2012, sino porque el Comité como institución y su dirigencia estuvieron entre dos fuegos cruzados: los andino centristas y los locales.Me explico: estuvo el Comité entre dos correlaciones de fuerzas aparentemente divergentes. Una, la del régimen andino-centralista que, como en la guerra, observaba qué hacía su adversario para ganarle otra batalla. Su alfil fue la ministra de Planificación y Desarrollo, Viviana Caro, mientras el jefe del régimen, omnipresente hacía turismo y campaña proselitista en esta región. En el otro bando estaban las fuerzas de la institucionalidad cruceña, es decir, el propio Comité y las organizaciones que conforman su Asamblea y su Directorio, amén de las fuerzas políticas de la Gobernación, de la rica Alcaldía de la ciudad capital –por los recursos que maneja–y el resto de las alcaldías de provincias. Las más importantes son las representaciones de la estructura productiva cruceña. ¿Será que, como suele suceder casi siempre, el factor económico es el determinante en última instancia? Y me pregunto si la medida de ir a una huelga ¿acaso no fue tomada en una Asamblea de la Cruceñidad, la máxima instancia, donde están representados todos los sectores de la sociedad, los empresarios privados, la universidad y corrientes políticas, aunque disimuladas? Dos días antes de iniciarse el ayuno, se escuchaba diversas voces de apoyo desde el empresariado y círculos políticos, pero dejaban claro que ningún dirigente empresarial, gremial o político dejaría de comer. ¿Era ese un apoyo real?En mi humilde criterio, que no responde a una humildad de garabato coyuntural, sino a una cuestión de principios políticos, la suspensión de la medida fue apresurada. No era lo mismo acordar los cinco puntos fijados en una reunión con la emisaria del régimen, con una huelga de hambre ya iniciada, y al día siguiente que ratificara en una carta de su despacho, los puntos acordados, levantar la medida. Lograr ese acuerdo un día después, hubiese significado hacerlo de poder a poder, en una correlación de fuerzas sin menoscabos: el régimen autocrático y el institucional de un Comité fortalecido. Y era importante, ya que ninguna fuerza política u otra instancia institucional cruceña se atrevió ponerse frente a Evo Morales por el censo 2012 y los 121 mil habitantes que nos escamotearon, números reales que se traducirán en menos representación parlamentaria y menos recursos.La correlación de fuerzas de la semana pasada habría sido más pareja y el poder del Comité Cívico hubiese adquirido un carácter más orgánico y superestructural y, en este caso, no meramente ocasional o moral –como le llaman– ante la velada permisividad de la estructura productiva cruceña frente al régimen. Tiene roces con él por las trabas a las exportaciones y a la seguridad jurídica sobre la tierra productiva, pero prefieren “mantener buenas relaciones”, como suele suceder, aquí y en todo lugar.En cambio, los dirigentes de la Alcaldía de La Paz sí pelearon por sus escabullidos habitantes, sin número ni nombre en el censo 2012. ¿Sabrán ellos quién es el enemigo principal de la democracia, del Estado de Derecho, de la autonomía y de los Derechos Humanos? Al parecer sí, pues han hecho un paro cívico, que es una herramienta de lucha política, como las hacía antes el Comité Pro Santa Cruz. ¿Por qué no, ahora, que también lo ameritaba, dada la estafa del censo a esta región?Si como dice el presidente del Comité Pro Santa Cruz, las medidas se han postergado porque si no se cumplen se reinician las protestas, yo insisto: ¿por qué no se recibió a la ministra un día después, con el ayuno ya instalado? Puedo equivocarme, pero no me fío de la palabra de Evo Morales, que ha hecho méritos suficientes para no creer en él.