Consejo de Dios a la Naciones


Hugo BalderramaESTADOTodos los que tenemos fe en el altísimo reconocemos que él nos habla a través de los profetas, las tres grandes religiones reveladas conformaron sus libros sagrados por este método. Como activo creyente reconozco la influencia de Dios en todos los aspectos de la vida del ser humano; por lo tanto la política y la economía no pueden estar exentas. La Teonomia que es la rama del estudio de las leyes del supremo creador nos muestra que su revelación tiene consejos para los dos tópicos que resultan ser los más conflictos en las sociedades actuales. En Deuteronomio 17, encontramos la constitución política del pueblo de Israel todas leyes muy simples y entendibles para el común de la gente. Observamos que se define las funciones propias del estado que son seguridad y justicia, a diferencia de sus vecinos egipcios y babilónicos que vivían en tiranías con un estilo idolátrico donde los gobernantes se consideraban dioses y exigían la adoración por parte de los súbditos. Precisamente a esa costumbre es que alude el primero de los mandamientos presentes en el libro de Éxodo, prohibiendo a los israelitas la adoración de imágenes creadas por el hombre. Otro de los libros es llamado «Primero de Samuel», por quien lo escribió. El Capítulo 8 -igualmente profético-, trae una larga advertencia contra los Gobiernos que se salgan de esas limitadas normas, describiendo las pésimas consecuencias de semejante desobediencia, que recaerán sobre el pueblo. También nos enseña que la mayoría no siempre tiene la razón. No obstante se ha terminado en imponer en casi todos los países la democracia de masas, fenómeno que usa como excusa para justificar cualquier tontería en nombre de la mayoría.En Levítico 19:35se demanda el uso de pesos y medidas justas, este pasaje generalmente se interpreta contra comerciantes y empresarios, pero siendo el dinero una vara de medir el valor económico de las cosas su falsificación por parte del estado corroe los ahorros y los ingresos de los más necesitados, los gobiernos a través del banco centralismo nos obligan a usar moneda papel que pierde constantemente su valor (medida falsa), como no podemos ahorrar nos vemos en la necesidad de tomar créditos con tasas manipuladas desde el vértice del poder lo que se traduce en una inflación de los medios de pago; el préstamo que en la antigüedad era una media excepcional hoy es el algo corriente poniendo al grueso de la población al borde del colapso financiero. En el nuevo testamento se dos dice que los Gobiernos se toman poderes y recursos que respectivamente desapoderan y empobrecen a las personas. Así lo dice nada menos que Nuestro Señor Jesucristo en los tres Evangelios sinópticos. Dice: “quienes se tienen por gobernantes se enseñorean sobre las gentes, se arrogan sobre ellas potestades, y se hacen llamar bienhechores». (Mt 20:25; Mr10:42; Lc 22:25). Es la crítica más contundente al mal llamado estado de bienestar tan en boga hoy en gran parte del globo que a nombre de los pobres creó una casta de gobernantes cada vez más ricos y que exigen una sumisión casi total a sus designios para ejemplos tenemos el nazismo, castrismo, chavismo y un largo etc. Lo común de estos regímenes es que se hicieron poderosos ofreciendo un estado paternalista a cambio de una obediencia incondicional a los líderes de sus respectivos partidos. Hoy el estatismo se convirtió en la religión oficial, al ser una fe falsa es idolátrica ya que se nos exige rendirle culto al estado y sus líderes mediante himnos, desfiles y carísimas ceremonias. Solo tenemos que observar el comportamiento neo pagano de los gobiernos Latinoamericanos; exaltación de la naturaleza, ataques constantes contra la iglesia católica, costosos solsticios, imposición de ritos interculturales y una veneración casi mística a la figura de los presidentes (no fue casualidad que Evo decidiera tomar posición en un templo Tiawanacota). Dios nos advirtió sobre las consecuencias de la idolatría, los niveles de desempleo, pobreza, quiebras familiares y delincuencia son todas señales del incumpliendo de sus leyes.Un cristiano solo puede amar a un Dios, aquel que nos dejó a su hijo amado para el perdón de nuestros pecados. Entonces la conclusión es inevitable: un cristiano debe oponerse activa y decididamente al Gobierno ilimitado, y defender y promover eficazmente el Gobierno limitado, esa doctrina que el mundo llamó alguna vez liberalismo. Y no es opcional; si es cristiano, no puede ser ni siquiera neutral frente al “Gobierno omnipotente” que se cree un dios.Tenemos los laicos que comenzar por decirles claramente a nuestros catequistas, sacerdotes, obispos, pastores, y maestros bíblicos que el socialismo no es cristiano, sino contrario a la cosmovisión cristiana, como cualquier forma de estatismo, despotismo o totalitarismo. Y explicarles que en su origen y esencia son inequívocamente judeocristianas las ideas de economía libre, Gobierno limitado, e instituciones privadas separadas del Estado; llámense liberalismo, capitalismo, libre mercadismo o como quieran llamarles. Después de todo, los creyentes siempre nos hemos opuesto a las pretensiones tiránicas del poder, de cualquiera forma de poder, incluso el poder democrático, que puede ser el más tiránico de las Edades, como certeramente intuyó Alexis de Tocqueville en el siglo XIX, y explicó su paisano Bertrand de Jouvenel en el XX, y explica ahora Hans-Hermann Hoppe en “Democracia, otro dios que fracasó”.


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