El MAS y la cooptación de élites

desfile El protagonismo central del presidente Evo Morales y el vice Álvaro García Linera en las principales actividades cruceñas, en pleno mes de la efemérides departamental, constituye un poderoso síntoma de la cooptación de un sector significativo de la élite regional por el poder central y el proyecto político del MAS.

Tal vez el paroxismo de este fenómeno se alcanzó el día de hoy, con el acto cívico en la Plaza 24 de Septiembre, encabezado por el vicepresidente y donde se excluyó de la agenda la entonación del himno cruceño, el mismo que tiempo atrás había sido denostado como “colonial” por el presidente Morales.

Todo indica que un ala importante de la burguesía de Santa Cruz fue sometida con éxito al método de “derrotar e incorporar” esbozado por García Linera. Se trata, en realidad, de una nueva versión de la estrategia del “palo y la zanahoria”, esto es, la combinación entre persecución a los díscolos e incentivos económicos a los sumisos.



Probablemente, esto siempre estuvo pensado en el diseño inicial del proyecto, si tenemos en cuenta declaraciones realizadas por el vice al diario argentino Página 12 hace varios años, donde hablaba de “compartir el poder con restos de la vieja oligarquía”.

Tenemos, entonces, que el núcleo directivo del Movimiento Al Socialismo se concibe a sí mismo como una nueva élite, que incorpora de manera pactada a sectores del empresariado mediante mecanismos mercantilistas.

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La doctrina clásica entiende por mercantilismo al uso del Estado para favorecer a “empresarios amigos del poder”, en una lógica del todo distinta a la del liberalismo, que postula reglas claras, neutralidad estatal ante la competencia y, en definitiva, fair play.

El trato entre el gobierno y los mercantilistas implica que los empresarios “dejan de hacer política” como les instruyó el vicepresidente, o al menos política opositora, ya que su aporte a los fondos de campaña del oficialismo será por supuesto bienvenido.

A cambio, se levantan las medidas disciplinarias como los cupos y prohibiciones de exportaciones, se gestionan mega-créditos y se firman jugosos contratos con el Estado.

Mientras tanto, poco a poco se pone en marcha otro de los lineamientos esbozados: “robarles el alma a los kharas”, mediante un hegemonismo cultural que tiende a atenuar cuando no directamente a borrar las identidades no funcionales al proyecto gobernante.

La misteriosa desaparición del himno cruceño podría ser simplemente una aplicación de esta línea de acción…

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