En las unidades educativas los estudiantes corretean entre el agua, heces de palomas y los pasos a desnivel que se mueven. La Alcaldía refacciona 174 unidades educativas con 20 millones de bolivianos.
Fuente: paginasiete.bo
Pasó una semana del inicio de clases y las quejas sobre las infraestructuras escolares comienzan a surgir. “Ya no podemos continuar en estas condiciones. Nuestros hijos están en constante peligro, nosotros tenemos miedo de que en cualquier momento se caigan las calaminas y lastimen a los niños”, indicó don Franklin, un padre de familia de la Unidad Educativa Manuel Bernal Mariaca.
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Página Siete hizo un recorrido por cinco unidades educativas: Manuel Bernal Mariaca, Franz Tamayo, Luis Uría de la Oliva, Francia y Holanda, que fueron construidas por la Unidad de Proyectos Especiales (UPRE), dependiente del gobierno de Evo Morales. Se verificó que las primeras cuatro están en mal estado y olvidados por las autoridades. Padres y directores temen que los niños se accidenten porque esos deterioros son muy peligrosos.
Estas y otras 33 unidades de La Paz que fueron construidas en su totalidad o parcialmente por la UPRE, y que hasta mediados de 2022 no podían recibir mantenimiento, en la actualidad son administradas por la Alcaldía.
Este medio intentó conversar con la secretaria municipal de educación, Amparo Morales, y sólo se refirió escuetamente a la primera infraestructura.
El inmueble de la escuela Mariaca, ubicada en la zona Villa Victoria, es la más afectada. El establecimiento tiene más de mil estudiantes en los tres turnos. Fue entregado en 2017.
Desde entonces no se realizaron refacciones y hoy, seis años después, el establecimiento tiene rajaduras, paredes húmedas por el agua de las lluvias, calaminas plásticas del tinglado de la cancha que están rotas, techos agrietados y goteras, además heces de palomas en los pasillos.
“Lo más preocupante son los baños”, sostuvo Dante Ordóñez, uno de los administrativos del establecimiento, quien abrió las puertas de esos espacios y mostró unas paredes con moho, focos que colgaban del techo y cielo raso partido en el suelo.
“Este techo se cayó hace dos años sobre los niños y desde entonces hemos solicitado que lo arreglen, pero a la fecha no hay nada”, indicó. Por eso decidieron cerrar esos ambientes.
Al lado está el otro mingitorio, donde la pared también está húmeda, del techo se cayó el cielo falso y las piletas no tienen desagüe. “Cuando se abre las piletas el agua cae al suelo”, dijo.
Ya en los bloques de aulas, el olor a humedad se siente y las manchas blancas delatan que filtra agua por esos espacios. En el segundo piso se observa tres baldes de agua. “Es que cuando llueve, chorrea agua hasta aquí”, mostró Ordóñez.
Además, las cerámicas del piso del pasillo y de una de las aulas comienzan a desprenderse por la humead. Lastimosamente, los niños se tropiezan en ellas.
En el baño de los niños tampoco existen chapas. “De adentro agarramos con nuestros deditos para que nadie jale la puerta”, indicó una estudiante.
Para el director de la unidad educativa, Ovidio Mollinedo, esta infraestructura está demasiado descuidada.
“Hasta el año pasado no se sabía de quién dependía la escuela, si del Gobierno o de la municipalidad, por eso no se pudieron hacer refacciones, pero desde septiembre ya pasó a depender de la Alcaldía y no hay arreglos”, declaró el director.
Recordó que enviaron cartas a las autoridades municipales, pero no hicieron nada. “Ayer (el jueves), un niño se rompió su mano porque se cayó en el piso que estaba mojado”, contó para relatar que en esta época de lluvias “los estudiantes sufren porque todo el patio se vuelve un lago, no hay desagüe para que desemboque el agua”.
La secretaria municipal de educación, Amparo Morales, indicó que conoce la situación de esta unidad educativa y por eso el viernes por la tarde se reunía con sus representantes y no pudo contestar a este medio.
Pero esa situación no sólo se ve en esa unidad educativa, sino también en el bloque que construyo la UPRE en 2018 en la Unidad Educativa Franz Tamayo. Ahí las paredes de dos aulas están húmedas y en mal estado, también la del pasillo. En un aula su pizarra tiene un hueco, lo que es dificultoso para que los maestros enseñen.
En la parte superior del bloque, donde se construyeron los baños, el techo se destrozó y en dos partes hay huecos en los que anidaron las palomas.
La directora Rosmery Nautista contó que se concluye el traspaso del establecimiento a la municipalidad, razón por la que las autoridades ediles se comprometieron a realizar las refacciones. “Estamos esperando, ya vinieron a hacer inspecciones”.
Asimismo, en la Unidad Educativa Luis Uría de la Oliva, la directora Frenny Bohorques indicó que lo que más le preocupa son los pasos a desnivel que se construyeron, los cuales “están cediendo”.
Aseguró que por eso en esos espacios colocaron cintas para que no pasen los niños, pero en el recreo los pequeños de todos modos juegan por el sector.
Los pilares de esa escuela igual están agrietados, al igual que las paredes que se visibilizan de forma externa. “Mandaré una carta a la municipalidad para que puedan venir a inspeccionar. Nosotros tenemos miedo de que estos pasos y los niños sufran accidentes”, indicó.
La situación en la Unidad Educativa Francia es similar. Las palomas duermen en los pilares de la cancha que no tiene buena luminaria y menos una puerta.
El sistema eléctrico está mal y no cuenta con los muebles suficiente. “Hay estudiantes que pasan clases parados o que van a buscar sillas de los cursos a los cuales faltaron otros estudiantes”, relató la portera.
El único establecimiento que estaba en buenas condiciones fue el Holanda. “Han arreglado las gradas, han pintado y cambiado todo el encarpetado (techo)”, declaró una administrativa que prefirió no ser identificada, aunque indicó que todavía faltan algunos arreglos.
Aunque Morales no pudo responder a este medio, hace unos días informó que desde septiembre del año pasado hasta la fecha se realiza la intervención a las unidades educativas para refacciones con los 20 millones de bolivianos que destinó la Alcaldía para atender las 174 infraestructuras urbanas y rurales de la ciudad de La Paz.
“A cada una le tocó 114 mil bolivianos; 145 están con contrato, 120 ya fueron realizadas, 70 están concluidas en su totalidad” y 50 fueron entregadas de forma provisional, precisó.
Padres piden aportes para las refacciones y la limpieza
Padres de familia afirman que debido al olvido en el que se encuentran las unidades educativas, ellos se encargan de comprar pintura, clavos y otros materiales e incluso enseres de limpieza para hacer el mantenimiento de las escuelas.
“Lastimosamente, las escuelas han estado descuidadas por mucho tiempo y pese a que hemos insistido para exigir material y mantenimiento, no se ha hecho en su totalidad”, afirmó el representante de la Junta Escolar de Padres de Familia de La Paz, César Mamani.
Aseguró que por eso las juntas de padres de familia tuvieron que pedir cuotas a los progenitores para comenzar a refaccionar las aulas y los pupitres.
“Nosotros estamos comprando clavos y madera para refaccionar los pupitres. También estamos arreglando algunas canaletas”, dijo el representante de los padres de familia al señalar que por eso “los colegios ya no son fiscales porque siempre deben dar cuotas para una y otra cosa que falta, incluso material de limpieza estamos comprando”.
La secretaria municipal de educación, Amparo Morales, señaló hace unos días que la municipalidad es la que se encarga del mantenimiento de las escuelas. “Nos informan de algún desperfecto e inmediatamente van a refaccionar”, indicó.
Fuente: paginasiete.bo