Nació sin brazos ni piernas, pero eso no lo limitó viaja por todo el mundo llevando un mensaje de fe, amor y esperanza
Por Alicia Bress Perrogón – Fotos Fim Colombia /Fundación Life Whitout Limbs /Internet
Nicholas James Vujicic, ‘Nick’, no tiene brazos para abrazar ni piernas para bailar. Hace 30 años nació en Melbourne (Australia) sin extremidades debido a un problema congénito conocido como el síndrome de Tetra Amelia y hasta ahora Nick dice que no existe explicación para su condición. Los médicos afirmaron que nunca iba a caminar, pero él no solo camina, sino que también corre.
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“Es un ser excepcional que no se detiene ni tiene límites para nada”, indica el colombiano Rafael Afanador, de la Misión Internacional Maranata, que tiene a cargo la organización de la gira de Nick por Sudamérica y que está trayendo a este hombre sin límites a Bolivia a dar un mensaje de esperanza y de fe.
Él se presentará este martes en el estadio de Real Santa Cruz a las 20:00 y por la mañana, a las 10:00, dictará una conferencia para profesionales en el salón Chiquitano de la Expocruz.
Los límites están en la mente
Peinarse, cepillarse los dientes o subirse a la cama para cualquier persona es una cosa muy normal, pero no para Nicholas, que con esfuerzo y dedicación lo ha logrado, ganando así otras de las batallas a las que se ha enfrentado a lo largo de su vida.
“Es impresionante ver cómo Nick corre, juega fútbol y golf, salta cuerdas, practica natación y surf e incluso ha hecho paracaidismo y, desde hace tiempo, tiene en mente hacer canopy y seguro que lo va a lograr, porque es un aventurero a tiempo completo”, resalta Afanador.
Agrega que hay gente que teniéndolo todo no logra ni la cuarta parte de lo que ha conseguido Nick, porque como él siempre dice: “Las limitaciones solo están en la mente y en el deseo de alcanzar los sueños”.
“Verlo y escucharlo me transmite un deseo impresionante de vivir. Muchas veces uno se limita y no quiere luchar por sus sueños y por sus anhelos, pero Nick es una persona muy optimista que transmite fe y mira el futuro siempre con esperanza”, destaca.
Conferencista internacional
A sus 17 años, Nick ya era un orador motivacional. Se graduó de la universidad en dos carreras, Contabilidad y Planificación Financiera, a los 21. Sin embargo, como su vida era una inspiración para muchas personas, lo comenzaron a invitar a visitar escuelas, universidades, hasta que se fue haciendo conocido internacionalmente.
A sus 30 años, este hombre de espíritu invencible ya ha visitado más de 60 países con el afán de transmitir un mensaje de esperanza a miles de personas a través de sus charlas y videos. Para él, la meta más importante de un ser humano es encontrar el significado de su vida, sin importar los obstáculos que se le presenten.
“El hecho de haber nacido sin extremidades no quiere decir que no puedo realizar grandes cosas. Quiero vivir la vida con energía y entusiasmo, porque mi futuro no está encarcelado en mis limitaciones.
El hecho de vivir el propósito y el plan de Dios para mí y ver que eso transforma a otros de una manera tan radical que les cambia la vida, me llena de satisfacción”, asegura Nick.
Añade que muchas veces le preguntó a Dios entre lágrimas: “¿por qué nací así?” Y la respuesta es contundente, al ver todo lo que este hombre sin extremidades puede hacer no solo por él, sino por todas las personas a las que llega con un mensaje motivador.
Sus libros
Nicholas James promocionó su mensaje a través del show de Oprah Winfrey, en Estados Unidos.
En 2009 lanzó su primer libro ¡No arms, No legs, No worries! (¡Sin brazos, Sin piernas, Sin preocupaciones!), y en seguida vino el segundo Un espíritu invencible. Otro logro en su vida fue el cortometraje El circo de las mariposas, del que fue protagonista y gracias al cual ganó un premio como mejor actor otorgado por MethodFest.
La organización Life without limbs (Vida sin extremidades) fue fundada por Nick en 2005 y su compromiso es brindar motivación e inspiración alrededor del mundo y ayudar a que la gente aprenda a enfrentar el miedo, el rechazo, la depresión, el sufrimiento e incluso las oraciones sin respuesta, señala el reconocido orador internacional.
“Empecé con esta organización en la que trabajo día a día porque sabía que había encontrado mi propósito y que iba a ser un embajador de la esperanza para mi comunidad y en todo el mundo”, afirma Nick, que desde el 2007 vive en California, donde se le abrieron todas las puertas y se convirtió en un reconocido evangelista y orador internacional.
Enfrentando sus miedos
Su vida, y en especial su niñez, no fue fácil. Tuvo que enfrentarse a las burlas y al rechazo de sus compañeros y al miedo de no saber qué sería de él cuando sus padres ya no estén y le llegue el momento de formar un hogar.
Entre los 8 y los 12 años, estuvo sumido en una profunda depresión que lo llevó a pensar en la forma de terminar con su vida, pero se frenó por sus padres, Boris y Dushka Vujicic, ya que si bien él dejaría de sufrir, les causaría un gran dolor.
Cuando iba a comenzar la escuela, sugirieron a sus progenitores que llevaran a Nick a un colegio para personas con capacidades especiales.
“Mi madre sabía que yo era un niño brillante y que no prosperaría en ese ambiente.
No había nada de malo en mí, al margen de unos pedazos y piezas que me faltaban”, bromea este apuesto australiano de profundos ojos azules y que el 4 de diciembre cumplirá 31 años.
El pionero de la integración
Por eso Dushka peleó para que su hijo estudie en una escuela regular en Melbourne. Le tomaron muchas pruebas hasta que consiguió que la escuela actualizara la instalación con nuevos equipos y le proporcionaran la ayuda para poder asistir.
Su integración tuvo tanto éxito que lo llamaron el pionero de la integración.
Según él, ese fue el momento oportuno para que la sociedad cambie su forma de pensar hacia los niños con
capacidades especiales.
“Todas las personas tenemos limitaciones de una u otra forma. El temor y la soledad son dos grandes impedimentos. Pero también todos tenemos potencial que debemos alcanzar y muchas veces nos ponemos límites y nos rendimos sin intentar las cosas”, ratifica.
Un hombre con muchas capacidades
Nick cuenta que durante años tuvo ‘problemas’ con su fe y que durante mucho tiempo le reclamó a Dios por su condición hasta que descubrió el plan divino para su vida y vio que su futuro era bueno, a pesar de sus circunstancias.
Afirma que sus creencias han sido su fuerza y su motor y revela que cuando encontró su propósito al inspirar a los demás a hacer de su mundo algo mejor y ayudarles a superar sus miedos, todo cambió.
A sus 15 años leyó un pasaje bíblico en el evangelio de Juan sobre un hombre ciego, en el que Jesús explica que “su ceguera era para que la gloria de Dios se haga evidente en su vida”.
Eso le dio una nueva perspectiva de su vida y supo que podía utilizar su condición y sus circunstancias en favor de los demás. “Sé que mi vida sirve para motivar a muchos y espero que pueda seguir siendo una fuente de inspiración, no porque soy fuerte ni extraordinario, sino por lo que Dios hizo en mí”, aclara.
¿Si fuese un hombre normal?
Para Nick el hecho de no tener brazos ni piernas fue su motivación para acercarse a Dios.
No obstante, declara que durante muchos años no escuchó su voz, oraba pero no recibía respuesta, aun así lo siguió buscando hasta que entendió que ser una persona normal no lo haría feliz.
“Hay gente que lo tiene todo y es infeliz debido a sus ansias de dinero y poder, siendo que lo más importante en la vida es el amor, la familia y después lo demás. Lo que necesito y busco cada día es la paz, la fuerza, el gozo y la fe”, remarca.
Seré honesto, dice en el prólogo de su libro Una vida sin límites, compartiré con ustedes el hecho de que mi fe y mis propósitos se fortalecieron solo después de haber atravesado momentos bastante devastadores… Sin embargo, la vida no se trata de poseer, sino de ser.
Si tuviese todos sus miembros cree que las personas no irían a sus conferencias ni verían sus videos, como lo hacen ahora.
No obstante, trata de no especular en qué hubiese pasado si tuviera sus extremidades “Me siento honrado porque mi vida tiene un impacto mayor en las demás personas por el hecho de no tener brazos ni piernas”, recalca.
Sin embargo, su vida no se encuentra exenta de dificultades. Manifiesta que no siempre se despierta con una sonrisa en los labios y que también hay días en los que se deprime y comete errores, pero que siempre aprende de las dificultades.
“No siempre soy fuerte, tengo dudas por momentos y me siento confundido en ocasiones. Pero creo que los días malos nos dan mejores lecciones que los buenos”, afirma.
Por ello, desafía a la gente a enfrentar una vida que no siempre es fácil y a superar los obstáculos que se le presentan.
Como no puede hacerlo todo por él mismo, necesita de un asistente que está con él en todo momento y que lo ayuda a realizar algunas cosas que le son difíciles de manejar.
“En mi condición física, no tengo más remedio que depender de otros para muchas cosas”, explica.
Despenalización del aborto
Respecto a la ley de despenalización que ya se ha aprobado en algunos países y que se está tratando de aprobar en otros, como en Bolivia, Nick alega que no se puede atentar contra la vida de un ser humano, sea cual sea su condición.
Si esa ley se hubiese aplicado a su vida, subraya, él ahora no estaría cumpliendo con el propósito que Dios tenía de llegar a miles de personas con su mensaje.
“Que un feto venga con malformación no es motivo para acabar con él.
Hay personas que toman un derecho para acabar con la vida de un bebé, pero entonces ¿dónde está el derecho de ese niño a nacer?
Los médicos dijeron que yo no iba a vivir mucho tiempo y que si lo lograba, nunca podría caminar, y créanme que hago mucho más que caminar.
Yo escogí nunca darme por vencido”, afirma Nick.
Casado y con un hijo
En febrero del año pasado y después de un noviazgo de dos años, Nick se casó en California(Estados Unidos) con Kanae Miyahara, una joven de origen mexicano y de padres japoneses.
De esa unión nació su hijo, Kiyoshi James Vujicic, que acaba de cumplir ocho meses. Él y su esposa son un claro ejemplo de que el amor no tiene límites. Juntos llevan adelante el Ministerio Sin piernas, sin brazos, sin límites.
Nick proclama que la mejor lección que quiere dejar a su hijo es, primero que nada, enseñarle a amar a Dios y después a ser amable y bondadoso con los demás.
“Deseo que sepa que debemos ser agradecidos con lo que tenemos y que juntos podemos hacer una diferencia en el mundo e impactar para cambiar la vida de otros”, expresa.
Sus proyectos a corto plazo
Entre sus proyectos están seguir llevando un mensaje de esperanda a diferentes países y publicar dos libros más, uno que tratará de un problema que él sufrió en carne propia y que cada vez afecta a más niños y jóvenes en las escuelas de todo el mundo, como el bullying, y otro en el que narrará su historia de amor con Kanae.
El reconocido autor de Una vida sin límites, para quien pensar que no se necesita a Dios y el miedo son las dos más grandes discapacidades del ser humano, es prueba evidente de hasta dónde se puede llegar una persona con una actitud positiva y dejando de lado el sentimiento de víctima, a pesar de tener alguna condición especial “Toda mi vida he amado la aventura, toda mi vida he decidido vivir al máximo, toda mi vida me he propuesto soñar en grande, de hacer cosas que parecen imposibles, cuando me dicen que no puedo, ¿yo digo por qué no?”, sentencia Nick
Sus libros ya son best sellers
Escribió sus libros en respuesta a la gente de diferentes edades y de todo el mundo que le preguntaba a Nick cómo superó ciertos retos específicos y le pedían consejos para afrontarlos. Todos saben que en sus años mozos, el hombre del espíritu invencible intentó suicidarse.
Le preocupaba cómo se mantendría económicamente, cómo superaría los ataques por su discapacidad y hasta cómo sería posible que una mujer lo amara siendo así. Sus libros ayudan a superar crisis personales; problemas en las relaciones; retos profesionales; preocupaciones de salud y de discapacidades físicas; emociones destructivas, adicciones; bullying, crueldad e intolerancia y situaciones que están fuera de control. Es una forma de ayudar y servir a quienes lo necesitan.
Fuente: El Deber.