Ahora nadie fue. El ex presidente del Servicio Nacional de Caminos, José María Bakovic, yace en su tumba luego de una intensa persecución judicial de claras motivaciones políticas, espoleada desde el gobierno de Evo Morales y ejecutada a través de la Fiscalía General. Pero nadie es responsable de su trágico deceso.
El presidente Morales se lava las manos y acaba cargándole la culpa al mismo difunto, “lamentando” hipócritamente que Bakovic “haya perdido la vida por una defensa”.
Por su parte, el fiscal general Ramiro Guerrero dice que no tuvo nada que ver en el viaje a La Paz que le costó la vida al ilustre ingeniero cochabambino, mientras que el IDIF muestra un informe donde también trata de descargar su responsabilidad.
Pero lo cierto es que Bakovic falleció tras ser obligado a trasladarse a la sede de gobierno, contra el consejo de sus médicos, mediante el citado informe del IDIF pedido por la Fiscalía General, en el marco de ¡72! procesos impulsados por el Órgano Ejecutivo.
Sobran los Pilatos, que ahora dicen desconocer el vía crucis judicial que le impusieron al ex presidente del SNC. Por si esto fuera poco, se llega al colmo de la infamia enviando efectivos policiales al funeral para tomarle las huellas dactilares al cadáver.
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Días atrás, uno de los parlamentarios de mayor peso dentro de la bancada oficialista, Héctor Arce, se quejaba o decía quejarse de la “deshumanización de la justicia”. ¿Pero cabe imaginarse mayor caso de “deshumanización” que el sufrido por Bakovic?
Sólo resta decir, como señala con amargura Paulovich desde su columna, que José María Bakovic “murió de Infarto Judicial”…