En un nuevo episodio del espacio digital “De Frente con Oscar Ortiz”, Gonzalo Rojas habló sobre la importancia del pensamiento político y la necesidad de encontrar soluciones innovadoras y cambios estructurales, para abordar los problemas de fondo que enfrenta la sociedad.
Fuente: Publico.bo
Rojas es doctor en ciencias del desarrollo, además de coordinador del doctorado multidisciplinario en política, sociedad y cultura del CIDES-UMSA.
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
“Las crisis acicatean la necesidad de repensar las cosas”, señaló, dando ejemplos de pensadores notables de la modernidad: “Nicolás Maquiavelo en el renacimiento florentino, que va a marcar a Occidente con un pensamiento que se aleja de las cuestiones morales. Era un hombre versado en artes, preocupado por el destino de su patria. Cuando escribe ‘El príncipe’ trata de reivindicarse con la nueva élite política, pero su obra más importante son los ‘Discursos sobre la primera década de Tito Livio’. Mirando procesos políticos de la antigüedad romana, va detectando ciertas constantes que tienen que ver con el liderazgo, el compromiso y la fortuna. Para que el príncipe no se exceda es importante que también participe el pueblo, los ciudadanos. Es un temprano pensamiento republicano, despojado del derecho divino. Piensa en repúblicas rectamente constituidas, con equilibrio entre gobernantes y gobernados”.
Rojas dio otro ejemplo con Thomas Hobbes y su ‘Leviatán’: “Usa figuras del Antiguo Testamento, pero para pensar un orden secular. En el siglo más convulso de Inglaterra, que estaba proyectándose a ser una de las potencias, propone un intercambio entre el soberano gobernante y los gobernados, que a cambio de ceder su libertad política ganan seguridad”.
“Para marcar esta relación de la crisis con la audacia de pensamiento se podría hablar de Tocqueville, John Stuart Mill y Rousseau. René Zavaleta decía que en las crisis se revelan los datos profundos de la circunstancia política y social. La crisis es un método de conocimiento. En Bolivia vivimos de crisis en crisis, con una ciclicidad notable”, remarcó.
El académico dijo que uno de los momentos fundamentales en la historia nacional “es la guerra del Pacífico. Aunque en lo inmediato la sacamos barata, después nos dimos cuenta de la enorme pérdida del mar. Nos dio un período de seriedad, la Bolivia chacotera medio se acabó con la guerra del Pacífico y vino el período liberal republicano, que fue un respiro interesante. La gran crisis que nos marca hasta la UDP es la guerra del Chaco, con su secuela que es la revolución nacional. Se genera un sentimiento de ciudadanía universal, porque todos eran llamados a las armas. Es la guerra más cruenta y numerosa del siglo XX latinoamericano y nos marca en términos de movilización violenta, con un modo de hacer política en las calles. Es una república tumultuosa, como diría Maquiavelo, donde no se consiguen los equilibrios necesarios”.
“La última crisis es la del 2019, con un presidente retirado del poder por la movilización ciudadana. Por conveniencia hablan de golpe, pero es también una psicosis del gobernante boliviano, que ve cualquier protesta como sediciosa o protogolpista. Esa visión es una mala noticia para la sociedad en su conjunto, porque el gobierno no funciona como legal y legítimamente constituido”, comentó.
Rojas subrayó que la idea de ciudadanía “está posicionada con relación al 2016 y al referéndum, que no fue acatado en un enorme delito de lesa democracia. En la movilización del 2019, ante denuncias serias de fraude, hay protagonismo de los ciudadanos. Con el gobierno que siguió y el desemboque electoral se muestra que no basta con que los ciudadanos puedan movilizarse. Se necesita una correa de transmisión, con liderazgos que hoy están fallando. Hay que repensar el sistema presidencialista, plantearnos una reforma hacia un semi-presidencialismo y dejar de personalizar el voto. Necesitamos partidos políticos, capaces de recoger el reclamo ciudadano y proyectarlo de manera sostenible en términos de reforma. Hoy prácticamente no hay partidos políticos de oposición, hay siglas”.
“Es tiempo de mirarnos a fondo con nuestros problemas. Necesitamos despojarnos del autoritarismo y esta crisis puede ayudar a que el masismo abandone su posición confrontacional. Un estudio auspiciado por la Fundación Aru, que se presentará en la UAGRM, muestra que Bolivia está dividida en tres tercios: uno a favor del masismo, otro fuertemente antimasista y un tercio que ante la polarización toma partido por un lado u otro. Hay necesidad de que crezca ese centro de gente que quiere vivir en paz, pero eso no va a ocurrir de manera automática. Ojalá que esta crisis ayude a replantear las cosas a fondo, con ese reflejo que tenemos en Bolivia de detenernos antes del abismo”, concluyó.