Santa Cruz, la nueva Bolivia, atacada por el Gobierno discriminador e hiper centralista del MAS

Desde Santa Cruz ya nos tocó luchar por causas nacionales comunes como el censo, la defensa de la democracia y el rechazo el fraude electoral del MAS, entre otros; hoy nos toca agregar a esa lucha el derecho al agua y por ende a la vida y los recursos naturales.

Santa Cruz es hoy la representación de la nueva Bolivia, de la nueva relación con el Estado, de un vínculo basado en el trabajo, en la producción, en el libre emprendimiento, en la puesta de ser un contribuyente a la nacionalidad a través del valor del esfuerzo, y de una visión permanente de progreso y desarrollo.



Santa Cruz es hoy por hoy un símbolo y bandera de la apuesta de no de vivir del Estado, de dejar de sangrar al Estado tal como lo ha hecho por siglos la casta gobernante colonial, que sigue siendo centralista, acostumbrada a depredar a todos los departamentos del país; plagada de sanguijuelas burócratas que se acostumbraron a vivir de la sangría del Estado y que constituyen la VIEJA BOLIVIA, anclada en el pasado colonial, con sus formas disfrazadas y permanentemente remozadas, que dicen

estar con los pobres o los indígenas tan solo para engañar portando un nuevo discurso y un nuevo disfraz.
El MAS sigue reproduciendo los viejos vicios de la burocracia colonial, que solo busca anclarse en el centro del poder para vivir de las arcas del Estado, destruyendo empresas y ciudadanos emprendedores con persecución fiscal y confabulando con una vieja y anquilosada casta sindical, que se constituye en un brazo miliciano del partido de gobierno con el exclusivo fin de implementar la violencia y coerción que necesita el aparato del Estado a fin de imponer políticas, que por su carácter agresivo, expoliador e inquisidor son resistidas por el colectivo de los ciudadanos.

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Santa Cruz se ha contrapuesto a ese viejo modelo centralista y despilfarrador de recursos estatales, implementando un modelo económico de libertad y de apuesta al desarrollo; reivindicando la libertad de sus ciudadanos, los derechos humanos y, además, propiciando y proclamando la unión de todos los bolivianos en base a un modelo de respeto mutuo.

Santa Cruz representa la posibilidad de vivir en unidad, en libertad, sin discriminación y sin sufrir represalias y eso es lo que el gobierno masista rechaza y ataca con ferocidad puesto que este modelo se contrapone al modelo corporativo, estatista y centralista que busca seguir teniendo privilegios y seguir expoliando los recursos del país.

El gobierno centralista pretende destruir a Santa Cruz buscando coartar y poner frenos y cepos a la prosperidad que genera el modelo de libertades económicas y de emprendedurísmo que impulsa el departamento cruceño.

Hoy, el gobierno centralista del MAS ha puesto en disputa la construcción de la carretera Santa Cruz-Las Cruces- Buena Vista, insistiendo para que, contra todo criterio lógico, el tramo 2 atraviese los acuíferos de Güendá-Urubó, todo esto con el fin de beneficiar a sus sindicatos afines.

El rechazo a la intención gubernamental de afectar la provisión de agua potable a millones de ciudadanos cruceños y de cinco municipios aledaños, no solo ha provocado un rotundo rechazo en la población cruceña, sino que se está constituyendo en una causa nacional, ya que el tema de la defensa de los recursos naturales, como el agua, se ha convertido en una bandera que se debe levantar más allá de cualquier color político, puesto que representa el derecho a la vida por el que hoy por hoy luchan comunidades y países enteros.

Desde Santa Cruz ya nos tocó luchar por causas nacionales comunes como el censo, la defensa de la democracia y el rechazo el fraude electoral del MAS, entre otros; hoy nos toca agregar a esa lucha el derecho al agua y por ende a la vida y los recursos naturales.

Tenemos derecho a no dejarnos someter con políticas absurdas, abusivas y nefastas impulsadas por una casta política y autocrática que solo pretende sangrar a los ciudadanos.

En este aciago propósito de atentar contra el agua que aprovisiona a Santa Cruz, hay un nefasto personaje, claramente identificado y es el ministro de Obras Públicas, Edgar Montaño, abanderado del presidente Luis Arce, en la tarea de destruir, sin ningún argumento lógico los acuíferos de Güendá-Urubó, buscando un beneficio político particular, que representa la fuerza bruta y destructiva del centralismo al que los bolivianos debemos enfrentar con firmeza.

Esa autoridad de gobierno ha sido elegida por Luis Arce Catacora para cumplir a cabalidad este ataque, que tiene la finalidad de destruir Santa Cruz y su modelo de vida y desarrollo. El señor Edgar Montaño debe ser procesado como corresponde, denunciado con todos los argumentos y recursos que se disponen en este caso de extrema agresión; es necesario defender a la NUEVA BOLIVIA exigiendo una nueva relación con el Estado, basada en el trabajo, en la producción, en el respeto, en el libre emprendimiento, en la puesta de ser un contribuyente a la nacionalidad a través del valor del esfuerzo, y de una visión permanente de progreso y desarrollo.

Es importante enfrentar esta amenaza de violencia de Estado contra una población civil indefensa y exigir que se deponga este intento de sometimiento y agresión injustificada.

Centa Rek López
Senadora por Santa Cruz