Les siguen imponiendo el menú: Madres quieren libertad para elegir el subsidio


Sobreprecios, mala calidad y paquetes con menos productos son algunas de las quejas de las beneficiarias.

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Productos del subsidio. Foto: Red Fem

Fuente: Red Uno

 



 

 

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Santa Cruz, Bolivia.-

Graciela hace fila sudando y agarrándose la cadera para descansar el peso de su vientre de 7 meses de embarazo. Delante de ella, unas 30 mujeres esperan para recibir los paquetes que entrega el subsidio prenatal y lactancia. Es un galpón caliente donde funciona la entrega de productos del Servicio de Desarrollo de las Empresas Públicas Productivas (Sedem) en Santa Cruz de la Sierra.

«De todo lo que entregan jamás consumo tantas harinas y cereales que son feos y nunca han sido parte de la alimentación de mi familia ni de nadie en nuestro entorno», cuenta Graciela.

El paquete que recibe esta mamá en Santa Cruz es diferente del que recibe una mujer en Santa Ana del Yacuma o en San Ignacio de Moxos, poblaciones de Beni.

“Acá no llegan los subsidios completos. A mí nunca me dieron 3 quesos, 3 botellas de yogurt, ni 5 de leche. Acá llegan incompletos los paquetes, parece que se llevan lo mejor para otros lados y nos mandan las sobras a los pueblos”, se queja Mariana, una mamá de 2 niños que lleva varios años recibiendo el subsidio pero no en su lugar de origen, sino en Trinidad.

Según datos oficiales del Sedem, más de 400 mil mujeres en todo el país reciben el subsidio prenatal, de lactancia y/o universal. Sin embargo, las mujeres se quejan de sobreprecio, de condiciones de recojo incómodas y de que lo recibido está mal suministrado, por lo que deben venderlo aun sabiendo que la venta está prohibida.

Ninguna de estas denuncias es nueva. Todas saltaron el 2022 con el revuelo que comandó Mujeres Creando y que hizo temblar al Sedem (Servicio de Desarrollo de las Empresas Públicas Productivas), destapó privilegios de los militares y puso en la mira al Ministerio de Salud que es quien decide lo que recibirán las madres en todo el país. 

 

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Una de las protestas en Santa Cruz. Foto: Red Feminista

 

 

Precios XXL

Las denuncias de sobreprecio no son antojadizas. Las mujeres leen los precios del Sedem y los comparan con los del mercado y los del supermercado deduciendo que se trata de montos inflados. Por ejemplo, según el portal oficial del Sedem, el kilo de “arroz de grano largo” cuesta Bs 10 mientras que en el mercado se encuentra entre 7 y 8 bolivianos, y en el supermercado (con factura) Bs 8. Otro ejemplo es la quinua, que bajo el Sedem cuesta Bs 25,60 el kilo mientras que en el mercado se puede llegar a conseguir hasta en Bs 12, según constatamos visitando el mercado minorista Abasto en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra.

Actualmente el 30% del valor del subsidio invariablemente se adquiere mediante supermercados. El restante 70% son los productos entregados directamente en el Sedem.

“Yo dejé de ser beneficiaria en marzo de este año, pero puedo dar testimonio de que el subsidio no cambió mucho desde que nos movilizamos el año pasado. Los precios del subsidio siguen estando por encima de los precios de mercado y en gran medida los productos que dan son harinas”, cuenta Jean Carla, una mamá que no solo alzó su voz en las calles sino que hizo constantes denuncias que todavía se encuentran en su cuenta de TikTok.

“Los productos del subsidio, en su mayoría, se ven saludables, pero considero que solo un 60% es de fácil uso. El otro 40% son harinas de cereales que no se llegan a ocupar. Demasiadas raciones secas. Y creo que todos los artículos tienen un sobreprecio”, dice Pamela desde Santa Cruz.

También hay casos en que esto es al revés. Por ejemplo, el fideo de quinua en el Sedem cuesta hasta Bs 3 menos que en el mercado o supermercado.

“Los quesos tal vez es lo que podría redimir de las entregas en físicos del subsidio, normalmente esos son productos que tienen costos elevados (…) Ahora yo preferiría que nos reduzcan el monto de esos productos y que nos puedan aumentar el monto del dinero que nos entregan para ser consumido en los supermercados”, declara Ángela, una beneficiaria paceña.

En supermercados de Santa Cruz de la Sierra los precios de productos varían entre una cadena y otra para cualquier comprador, incluidas las madres del subsidio. Casi todos los precios de los productos que las beneficiarias adquieren bajo subsidio en el supermercado están por encima de los precios del mercado; si bien es normal debido a la formalidad en la que operan los primeros, puede ser lo que sustenta el reclamo de sobreprecio entre las madres.

 

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Beneficiaria de subsidio. Foto: Red Fem

 

El coro de voces que tumbó privilegios

Mujeres y mamás de al menos ocho ciudades capitales marcharon en protesta el viernes 22 de julio de 2022 para exigir la implementación de la billetera móvil en el subsidio.

El 11 de julio de 2022, la activista feminista integrante de Mujeres Creando, María Galindo, realizó un radio documental en las instalaciones del Sedem en La Paz. En el programa participaron siete mujeres cargando a sus bebés y con papeles en mano para reclamar irregularidades en la entrega de productos: fechas próximas a vencerse, alimentos en mal estado, precios por encima del mercado, malos tratos al momento del recojo, entre otros. Esas mujeres se habían organizado previamente por WhatsApp y juntaron evidencia para interpelar de forma contundente a las funcionarias.

Muy pronto, las voces que pedían la billetera móvil se multiplicaron en todos los departamentos y aunque las mujeres de un sitio y otro no se conocían, luchaban concretamente por lo mismo. No pedían el dinero en efectivo, sino acudir directamente a los supermercados de Emapa (Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos) para seleccionar los productos más idóneos.

“Yo veo que después de que marchamos dejaron de darnos productos en mal estado. Antes no podías ni reclamar pero ahora uno no se queda callada. Yo por ejemplo cuando recogía mi bolsa transmitía en TikTok para que se vea qué me dieron y en qué estado estaba”, cuenta Jean Carla.

 

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Les siguen imponiendo el menú: Madres quieren libertad para elegir el subsidio

 

 

Subsidios “rediseñados” sin pañales

El 5 de septiembre de 2022, la Sala Constitucional Cuarta del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz ordenó al Ministerio de Salud y al Sedem que mejoraran la variedad de productos del subsidio prenatal y posnatal haciendo algunos paquetes diferenciados que contemplen las distintas patologías de base de las mujeres: diabetes, intolerancias y dietas veganas, entre otros.

“A mí nunca me preguntaron si tenía alguna alergia o si era vegana. No sabía que había paquetes especiales porque tampoco vi ningún letrero ni me dieron información al respecto”, reprocha Angélica Chuquimia en Santa Cruz.

A finales de julio de 2022 se empezaron a realizar algunos cambios: se reemplazó el azúcar granulado por stevia y se quitaron los pañales sin sustituirlo por un producto equivalente. 

El paquete de pañales fue determinante en las protestas de las madres. El producto otorgado por el Sedem estaba valuado en el doble del precio del que hay en mercado y era muy deficiente en calidad, según testimonios de las beneficiarias. Pese a ello, nunca fue considerado innecesario por las mamás, sino todo lo contrario: lo reclamaban porque lo juzgaban adecuado para las necesidades de sus bebés. Luego de un año de haber revertido la entrega de pañales, los paquetes de subsidios siguen llegando sin ellos.

“Yo creo que los pañales eran necesarios. Un paquete no te va a resolver la necesidad de pañales del mes, pero te alivia la carga económica y al final los productos del subsidio son productos por los cuales nuestra empresa está pagando, o sea, no es un regalo del gobierno”, dice Lorena Riojas desde Cochabamba.

Iver Fernández, Responsable Departamental del Sedem en Chuquisaca, indicó que los pañales fueron sacados de los paquetes porque causaron polémica y fueron observados por no ser alimentos. Si los pañales no deberían estar en los paquetes por no ser alimentos, ¿por qué se los incluyó antes? El tema no ha sido esclarecido.

“Como sugerencia: sería bueno que nos den en efectivo el 50% (del subsidio) y el resto en especie. Hay muchas cosas que se desechan, es mejor si nos dan el dinero para recoger lo que realmente necesitamos. La leche, el yogurt, los jugos, la quinua, las galletas, el queso si están bien, yo los consumo. Pero hay productos que se vencen en dos semanas cuando nos entregan y no alcanzamos a consumirlos todos”, dice la beneficiaria Daniela Gutiérrez.

“A mi nunca me ha llegado un producto dañado pero sí algunos lácteos tienen muy poca fecha de vencimiento, en especial sus yogures. Nos dan como unos ocho yogures y a veces algunos duran solo una semana, entonces no te embutes ocho yogures en una semana”, cuestiona una mamá desde Cochabamba.

Y aunque el subsidio es un tema irresuelto porque no se ha atendido la demanda concreta de la billetera móvil y las denuncias de las mujeres siguen intactas desde el año pasado, el mayor logro de toda la lucha iniciada fue marcar un antes y un después en la conciencia colectiva sobre la soberanía alimentaria de las mujeres y madres en Bolivia; una mecha que lejos de apagarse, incinera a fuego lento el discurso de la despatriarcalización que al gobierno le gusta pregonar.

Extracto de un reportaje realizado por la Red de Periodismo Feminista con la subvención del Fondo de Mujeres Bolivia – Apthapi Jopueti.


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