Cuando el arte boliviano se torna universal

 

 



¿Qué es lo que el ciudadano de a pie busca en una nueva exposición? Estética, originalidad, innovación, creatividad, belleza, y que le provoque un sentimiento, una reacción, que suele crear controversia. Pues, los artistas Jorge Patiño y Armando Urioste lo logran en una reciente provocadora muestra fotográfica.

La idea fue de J. Patiño acompañado del talentoso fotógrafo A. Urioste. Ellos, sin embargo, aseguran que en el curso de la obra, los modelos aportaron con ideas muy creativas.

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Eligieron cuadros de maestros del arte universal, y traspusieron elementos mestizos del mundo paceño, así como modelos de distintos estratos y condición.

Patiño dijo: “la muestra tiene tres objetivos: respetar el cuadro original (cuyas fotografías lucían al lado de la nueva creación y se podían apreciar las diferencias); que la fotografía sea técnicamente impecable; y que la transposición sea con espíritu andino que valorice la cultura boliviana”.

¿Por qué utilizaron el arte universal para basar su obra? Según Urioste porque “Bolivia es el extremo occidental de occidente, por tanto es posible resaltar lo boliviano y lo mestizo”.

Un ejemplo emblemático de la muestra es el Almuerzo sobre la hierba de Manet al que bautizaron como Apthapi en el chi´ji cuya traducción de los idiomas aymara y quechua es: Comida en el pasto.

Montaron una escena en el bosquecillo de Auquisamaña con el apoyo del cineasta José Bozzo y realizaron la transposición. En lugar de la mujer desnuda, figura una persona vestida de mujer acompañada por dos cholitas.

Una de ellas tiene en su mano una maraca y la otra luce su coqueto sombrero borsalino de origen italiano. El modelo está sentado sobre un aguayo multicolor donde hay comida boliviana como la tunta, las sarnas, así como un moledor de ají hecho en piedra y una guitarra. Todos están bajo la mirada oculta de un lustrabotas.

Otras notables fotografías están basadas en la Maja vestida y la Maja desnuda de Goya.

En la vestida, la modelo luce una mank’ancha o enagua de la cholita paceña, una faja nativa tejida de colores y un chal con los mismos colores de la maja original. Y, al fondo – de manera simbólica –  se encuentra la máscara de un toro. Y, en la Maja desnuda, la modelo luce su cuerpo joven. Algo excepcional en el conservador medio paceño.

Otra hermosa fotografía está inspirada en La joven de la perla de Vermeer en la que la modelo muestra la belleza andina. La joven reemplaza la legendaria perla por aretes de plata con la figura de un pavo real.

Dos fotos notables son las basadas en Los amantes de Magritte. Una de ellas tiene una interpretación con evidente carga política que es el beso de una pareja, ella con la cabeza y cara tapada con la bandera de Bolivia y él, con la de Chile. Según el libro editado por Patiño y Urioste es la “imposibilidad colectiva de dos naciones, que siendo hermanas, se dicen enemigas”.

Una puesta en escena de un cuadro que creó mucha controversia fue el de la Última cena de Da Vinci. Presentaron dos fotografías: una antes de comer y otra después. La figura de Jesucristo, es reemplazada por la de un personaje vestido de mujer donde comen cordero, marraquetas y toman cerveza.

Una fotografía resultó ser más atractiva que el cuadro. Se trata de una basada en La vendedora de flores de Rivera. En lugar de las flores pusieron un modelo cargando una enorme canasta con marraquetas.

Esta original muestra vanguardista tan bien lograda, está cargada de simbolismo, alegorías y metáforas. Un nuevo proyecto será realizado en Santa Cruz.

Verónica Ormachea Gutiérrez