Con los ataques liderados por Estados Unidos en Yemen, ya no cabe preguntarse si la guerra entre Israel y Hamas escalará hasta convertirse en un conflicto más amplio. La cuestión es si puede contenerse
Fuente: Infobae
Desde el inicio de la guerra entre Israel y Hamas hace 100 días, el presidente de Estados Unidos Joe Biden y sus asesores han tenido dificultades para contenerla y se han mostrado temerosos de que una escalada a nivel regional pronto pueda involucrar a las fuerzas estadounidenses.
Ahora, con los ataques que Estados Unidos encabezó el jueves contra casi 30 sitios en Yemen y un ataque más reducido el viernes, ya no hay dudas sobre si habrá un conflicto regional. Ya comenzó. Las preguntas más importantes ahora son sobre la intensidad del conflicto y si puede contenerse.
Este es justo el resultado que nadie quería, supuestamente ni siquiera Irán.
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“No queremos una guerra en Yemen. No queremos ningún conflicto y punto”, comentó el viernes John Kirby, vocero de la Casa Blanca. “De hecho, todo lo que el presidente ha estado haciendo es tratar de evitar una escalada del conflicto, incluidos los ataques de anoche”.
La decisión de Biden de lanzar ataques aéreos, después de resistirse a los llamados de actuar contra los militantes hutíes en Yemen, cuyos ataques reiterados contra las embarcaciones en el mar Rojo estaban comenzando a hacer mella en el comercio mundial, es un cambio evidente de estrategia. Según las autoridades, tras emitir una serie de advertencias, Biden se sintió obligado a ello después de que, el jueves, una andanada de ataques con drones y misiles se dirigió a un buque de carga estadounidense y los barcos de la Marina que estaban alrededor.
“Esta ya es una guerra regional y no se limita a Gaza, sino que se ha extendido al Líbano, Irak, Siria y Yemen”, señaló Hugh Lovatt, especialista en Medio Oriente del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores. Lovatt añadió que Estados Unidos quería demostrar que estaba dispuesto a disuadir las provocaciones iraníes, así que, de manera notoria, ubicó sus portaviones y combatientes en determinados sitios en los que pudieran responder con rapidez, pero esas mismas posiciones lo dejan más expuesto.
Durante 12 semanas, ha habido ataques contra los intereses de Israel, Estados Unidos y Occidente provenientes del Líbano, Irak y Siria, los cuales han provocado respuestas reducidas, pero bien dirigidas, por parte de las fuerzas estadounidenses e israelíes. Estados Unidos también lanzó advertencias a Irán, el cual, según Estados Unidos, está actuando como un coordinador libre.
Lo que fue notable acerca de los ataques en represalia en Yemen fue su alcance: mediante aviones de caza y misiles lanzados desde el mar, las fuerzas estadounidenses y británicas, respaldadas por una pequeña cantidad de otros aliados, atacaron un gran número de bases de drones y misiles hutíes.
Biden está transitando por la delgada línea entre la disuasión y la escalada, y sus asesores reconocen que no se puede aplicar ninguna ciencia a este cálculo. Irán y sus aliados, entre ellos Hezbollah en el Líbano, han sido cautelosos con respecto a su apoyo a Hamas y han mantenido sus acciones dentro de ciertos límites para evitar una respuesta mayor por parte del Ejército estadounidense que pueda amenazar el ejercicio del poder de Irán en el Líbano, Irak y Siria.
Pero está en duda qué tanto control tiene Irán sobre sus satélites y tal vez sus líderes también estén malinterpretando los límites de Estados Unidos e Israel.
Los hutíes, una pequeña tribu respaldada por Irán en Yemen, han sido de los grupos más agresivos en traspasar los límites, al tratar de obstruir las rutas del comercio internacional a través del mar Rojo y hacer caso omiso de las advertencias de Estados Unidos y Occidente sobre desistir.
Los representantes hutíes afirman que el único objetivo de sus ataques es obligar a Israel a detener su campaña militar y permitir la libre circulación de ayuda en Gaza.
Los diplomáticos occidentales señalaron que había habido renuencia a contraatacar a los hutíes, en parte para no alterar una tregua en la guerra civil de Yemen y en parte debido a que es difícil eliminar su amenaza por completo. Pero los reiterados ataques de los hutíes a las embarcaciones, su fuego directo contra helicópteros estadounidenses y su ataque del martes contra una embarcación de carga estadounidense dejaron a Estados Unidos sin ninguna alternativa real, según afirmaron las autoridades.
Los funcionarios estadounidenses señalaron que el Pentágono realizó una segunda ronda de ataques contra los hutíes el viernes, en la que bombardeó un centro de radares en Yemen.
No se sabe cuánto tiempo tardarán los hutíes en recuperarse y volver a amenazar a las embarcaciones del mar Rojo, como han prometido. Un funcionario del Pentágono les dijo a los reporteros el viernes que, hasta ahora, la respuesta ha sido moderada, pues nada más se ha lanzado un misil antibuque en el mar Rojo, lejos de cualquier buque de paso sin provocar daños.
No obstante, una participación militar más amplia de Estados Unidos también se suma a la percepción del mundo en general de que Estados Unidos está actuando todavía más directamente en beneficio de Israel, lo cual podría dañar más la imagen de Estados Unidos y Occidente conforme aumenta la cifra de muertos en la Franja de Gaza. Ahora, Israel está defendiendo su conducta en un tribunal internacional en relación con una acusación de genocidio.
Irán está usando satélites como Hezbollah y los hutíes para distanciarse de sus acciones y conservar su credibilidad en la región, por lo que intenta evitar un ataque directo que podría poner en riesgo la Revolución islámica y su programa nuclear.
Pero Irán también está siendo arrastrado por esos mismos satélites.
“En realidad, Irán lo está impulsando”, señaló François Heisbourg, un analista militar francés. “Es otra de las razones por las que no quieren una guerra ahora: quieren que sus centrifugadoras funcionen en paz”. Los iraníes no tienen un arma nuclear, pero en unas cuantas semanas podrían enriquecer el uranio suficiente para fabricar armas, del enriquecimiento actual del 60 por ciento al 90 por ciento, comentó Heisbourg. “Han realizado el 95 por ciento del trabajo”.
También Israel está intensificando sus ataques contra los representantes de Irán, sobre todo en el Líbano y Siria. Tras el ataque de Hamas, Hezbollah en el Líbano comenzó una serie de ataques desde este país, lo que hizo que Israel evacuara a los ciudadanos que se encontraban cerca del conflicto.
Después de eso, la campaña aérea de Israel provocó la muerte de 19 miembros de Hezbollah en Siria en tres meses, más del doble del resto de 2023 combinado, de acuerdo con la agencia de noticias Reuters. Durante ese mismo periodo, Israel asesinó a más de 130 combatientes de Hezbollah en el Líbano.
En los discursos públicos de esta semana, el líder supremo de Irán, Alí Khamenei, y el líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, reiteraron que no quieren una guerra ampliada, pero Colin P. Clarke, especialista en contraterrorismo que es director de investigación en The Soufan Group, señaló que Israel no podría darse el lujo de ser complaciente dado su grave error de cálculo antes del 7 de octubre de que Hamas tampoco quería una guerra.
Los asesinatos recientes que impactaron en el corazón de los lazos de Irán con Hezbollah y Hamas han desconcertado a los iraníes, que los han descrito en salas de chat y redes sociales como ser “sacudidos una y otra vez”.