Rodrigo Barahona L. – Sociólogo
El juego, el tiempo de ocio, el entretenimiento son componentes importantes en la vida y en el desarrollo de las personas, pues permiten enfrentar la rutina de manera que el cuerpo y la mente se relajen y desestresen. Sin embargo, hay que diferenciar actividades físicas de prácticas que tienen otro tipo de derivaciones.
Como fenómeno de relativa data en el país, el juego de azar es una forma de recreación que estimula la desagregación, la dispersión social. ¿Por qué? En primer lugar, porque la ludopatía, que es la adicción al juego, repercute directa y negativamente en el entorno próximo del jugador (familia, trabajo, amistades). Este dejará unos hábitos y adoptará otros en función de sus necesidades lúdicas, con los consecuentes perjuicios para su persona y su círculo social inmediato. El vicio como tal altera el desenvolvimiento normal y regular del individuo en todas sus facetas.
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Y, en segundo lugar, porque los juegos de azar, al menos en Bolivia, han sido asociados con actividades ilegales. La prensa reporta numerosas noticias sobre el tema. Por tanto, el contexto de su aparición deja algunas dudas que inciden, como vimos, en el tejido social, pero también en los ámbitos económico, jurídico, médico e incluso sicológico
Fuente: El Deber.