Los desastres naturales no tienen nombre de político

Por Teresa Gutiérrez Vargas

Los padres de PLAN 3.000, hicieron historia, cumplieron con su trabajo y se fueron con la satisfacción del deber cumplido.



El agua comenzó a ingresar por debajo de las puertas, hasta que de manera intempestiva una ola golpea con más fuerza, troncos, ramas, barro y más agua del río arrasan con todo lo que encuentran a su paso. Así es como nacieron los “hijos del turbión”. Un primero de febrero del año 1983, el río Piraí parió de la manera más trágica a los primeros afectados y bautizaría a quienes serían los nuevos habitantes del Plan 3.000.

Según el alcalde de la época, Arq. Sergio Antelo Gutiérrez, el primer impacto del agua desplazó unas 1.500 familias de muy bajos recursos que vivían en las riberas del río Piraí. La Feria exposición les dio refugio los primeros días, pero cuando la situación se tornó insostenible, con alrededor de 7 mil personas en situación de hacinamiento, el municipio, a la cabeza de Antelo, tuvo que crear en tiempo récord un plan de asentamiento para darles cobijo. Sin duda una tarea titánica dadas las pocas condiciones con las que se contaba; pero días después, 1.200 familias fueron trasladadas al lugar que hoy se conoce como Plan 3.000, (algunos decidieron regresar a sus antiguos hogares, sin saber que esta decisión sería fatal).

=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas

El segundo turbión, llegó el 18 de marzo con más violencia, un tsunami de agua, barro, piedras y palos alcanzó barrios como Sirari y Equipetrol, donde en algunos puntos el agua subió dos metros y apenas podían verse los techos de las casas. Personas que lo vivieron, relatan que mucha gente murió ahogada y que se veía autos y objetos flotar sin rumbo.

Según un dato de la Cruz Roja, por lo menos 800 personas perdieron la vida y que luego del turbión de marzo, un segundo grupo de afectados tuvo que ser trasladado al nuevo terreno, llegando a sumar alrededor de 15.000 personas en total en el Plan 3.000.

El arquitecto Antelo, contaba que se hicieron más o menos unos 4 mil viajes de camiones, volquetas y todo tipo de vehículos que la Alcaldía pudo conseguir para transportar a los damnificados y sus pocas pertenencias rescatadas. La solidaridad hacia los damnificados fue enorme, sin embargo, el volumen de afectados era descomunal para que les llegue a todos. Las donaciones fueron administradas por el Comité de Defensa Civil, que era un Comité Interinstitucional, a la cabeza del entonces Prefecto del Departamento, Joaquín Monasterio.

Este el peor desastre natural y humanitario de la historia de Santa Cruz de la Sierra, y hoy pocos de los vecinos que viven en la populosa Ciudadela Andrés Ibáñez, saben o recuerdan detalles de la tragedia y sobre todo quién fue el gestor que tomó la firme decisión de su relocalización.

En una conversación con el Arquitecto Freddy Gianella, encargado de Obras Públicas de la Alcaldía Municipal de Santa Cruz, en ese entonces, afirmó que el responsable de tomar la decisión de traslado de los damnificados, de la gestión y desarrollo del proyecto de urbanización del Plan 3.000, fue Sergio Antelo Gutiérrez, a quien que le tocó afrontar, con tenacidad y visión, la relocalización de emergencia de estas familias que lo habían perdido todo. Su gestión como alcalde duró solo diez meses, dejando un legado de más de 1.200 viviendas construidas y otra cantidad similar en proceso de construcción hasta el mes de julio de ese mismo 1983, con el proyecto denominado “Techo Mínimo”.

En estos días en los que una obra no puede inaugurarse sin el cartel con la foto de la autoridad de turno, vemos distantes y casi en el olvido a los que algún día fueron los “padres del Plan 3000”. Este equipo de profesionales que acompañaron la gestión de Antelo, quienes simplemente acudieron a cumplir con lo que su obligación como autoridades les mandaba, con el traslado de afectados, la planificación de lo que sería la urbanización definitiva de este asentamiento de emergencia (apertura de calles, instalación de agua, luz, creación de postas sanitarias, escuelas, etc).

Es importante nombrar a algunas personas e instituciones que tuvieron un papel crucial en estas horas críticas, tanto como funcionarios de la Alcaldía o como voluntarios; los arquitectos Freddy Gianella, Jorge (Coqui) Dabdoub, Walter Rubin de Celis, Gugui Costas, Roberto Pino y el ingeniero Mamei Ibáñez; así como el Dr. Joaquín Monasterio Prefecto del Departamento y el general Gary Prado Salmón, como parte del ejército nacional, la Cruz Roja, Caritas, el Comité Central Menonita, la cooperación Belga, entre otros cientos de donantes y voluntarios.

Gianella, describe la creación del Plan 3.000 como una hazaña muy compleja de cumplir y resalta el carácter y la inteligencia del Arq. Sergio Antelo, quien con firmeza logró que su visión se lleve a cabo al pie de la letra.

Para agilizar el proceso de asentamiento en los nuevos terrenos se le dio la potestad de organización a los mismos afectados, consiguiendo que los módulos habitacionales se construyan bajo un sistema comunitario y logrando así en los damnificados un sentido de pertenencia al lugar y con los vecinos del barrio. De esta forma se consiguió que el proyecto camine prácticamente solo y hoy sea el distrito municipal más grande de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, con una población estimada de 400 mil personas.