Se ha vuelto un lugar común, criticar y denostar el desempeño de la bancada de Comunidad Ciudadana en la Asamblea Legislativa Plurinacional, por parte de opinadores tan oscuramente interesados como desaprensivos. Pululan en las redes sociales, la mayoría escondidos bajo el impune manto del cobarde anonimato. Insultan, mienten descaradamente y desinforman a la opinión pública. Es hora, pues, de poner las cosas en su lugar y los puntos sobre las íes.
Recordemos que, ante la necesidad de presentar una alternativa para las elecciones de 2019, en el campo de las oposiciones al MAS, surgió en 2018 la figura de Carlos Mesa como aglutinador, aunque con la resistencia abierta de los sectores más conservadores de la sociedad política boliviana. Se conformó así Comunidad Ciudadana en torno a Carlos Mesa con la confluencia del FRI y varias Agrupaciones Ciudadanas, entre ellas la más significativa Soberanía y Libertad que administraba la Alcaldía de la ciudad de La Paz. CC cambió entre 2018 y 2021 de composición partidaria, manteniendo al FRI como estructura legal principal y el liderazgo de Carlos Mesa como referente político real.
En las elecciones de 2020 logró 50 asambleístas nacionales (11 senadores y 39 diputados). Obtuvo senadores en ocho departamentos y diputados en los nueve. Comunidad Ciudadana quedó a un senador del tercio de la cámara alta y a cinco diputados del tercio en la cámara baja. Adicionalmente, obtuvo dos diputados supraestatales, que no son parte de la Asamblea Legislativa y que actúan en los parlamentos regionales, latinoamericanos y mundiales. Por lo tanto, Comunidad Ciudadana, a nivel parlamentario, quedó como la fuerza política más importante de Bolivia después del MAS. Actualmente, luego de algunas defecciones, en la mayoría de los casos resultado del transfugio alentado desde el partido de gobierno, esa cualidad de cabeza de la oposición democrática se ha mantenido incólume.
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A diferencia de las oposiciones democráticas de las anteriores gestiones de 2005, 2009 y 2014, Comunidad Ciudadana logró mantener una firme unidad de principios y acción política coherente, en torno al liderazgo de Carlos Mesa. A pesar de la descarnada persecución política, los ataques sistemáticos y cotidianos que sufrió y sufre, tanto su líder como varios de sus dirigentes, Comunidad Ciudadana no dejó un solo día de representar los intereses e ideales de la ciudadanía democrática.
En todos los ámbitos de la vida social, económica, cultural y política, la acción constante, persistente e inclaudicable de la bancada ciudadana se hizo sentir. Sobre todo, en la fiscalización y la vigilancia del destino de las políticas públicas y de los recursos del erario nacional. Miles de peticiones de informes escritos y orales, que, si bien son respondidos tarde mal y nunca por el arrogante Órgano Ejecutivo, le dejaron en claro al poder que tarde o temprano tendrán que rendir cuentas por sus actos.
Comunidad Ciudadana siempre y en cada circunstancia dio a conocer su posición sobre todas las temáticas de interés público. Con valentía cuando fue necesario, con solvencia técnica en los casos que así lo ameritaba y siempre con la verdad por delante, los y las dirigentes, los y las senadoras y senadores, los y las diputadas y diputados ciudadanos, estuvieron y están a la vanguardia de la lucha democrática que se libra hoy en Bolivia.
Podríamos nombrar una a una y uno a uno a las y los parlamentarios ciudadanos para hacer un recuento pormenorizado de su actividad y sus logros, pero tendríamos que llenar varios tomos. Sin embargo, están ahí los documentos y los testimonios de ese trabajo titánico, en las peores condiciones de desempeño democrático, en los informes de cada una de las y los asambleístas ciudadanos, que cursan en archivos digitales de las páginas y redes sociales de cada una de ellas y ellos.
Un recuento sucinto del aporte de la bancada ciudadana, nos muestra con claridad la irrenunciable lucha contra la corrupción y el autoritarismo dentro y fuera de la Asamblea Legislativa. La ciudadanía es testigo del coraje con que los asambleístas y las asambleístas ciudadanas defienden la democracia en cada sesión plenaria. De igual forma, con intransigente sentido de país, defienden el medio ambiente y nuestros recursos naturales, a pesar de las amenazas y los amedrentamientos de los grupos corporativos. No han cejado un minuto en la lucha por reponer el Estado de Derecho y reformar nuestra administración de justicia, resistiendo los abusos y la prepotencia del poder. De la misma manera todo el tiempo proponen, con generosidad y sin cálculo político, medidas y políticas públicas para enfrentar la crisis económica y de otros aspectos de la vida nacional.
Comunidad Ciudadana y su bancada han cumplido y continúan cumpliendo con el país y con la gente. Algunos les critican de buena fe, porque no están informados, debido al multimillonario y absorbente aparato de comunicación oficial, que deja poco resquicio a la prensa libre e independiente y a las redes sociales alternativas. Y, lamentablemente, otros pocos, lo hacen guiados por un interés mezquino y destructor.
Me pareció que era hora de alzar la voz, de no dejar pasar la calumnia, la insidia y la perfidia. La valiente y sacrificada bancada ciudadana merecía una palabra de agradecimiento y de aliento. Seguro que hay muchas cosas que se hicieron mal o que faltan por hacer, pero en esta ocasión me permito ser exclusivo en el elogio. Ya habrá en otra ocasión espacio para la crítica constructiva. Mientras, quiero decirles a Carlos Mesa y a las y los asambleístas ciudadanos que me siento orgulloso de mi voto por ellos el 2020. No me defraudaron. ¡Gracias!