La novia, de 73 años, dijo que era el día más feliz de su vida. Ella y Jorge (65) atravesaron varios problemas porque tuvieron que abandonar el asilo. Vivirán en la Residencia del Adulto Mayor en la ciudad de La Paz.
• Jorge e Irma, la pareja de adultos mayores que se enamoró en un asilo y fue expulsada por este motivo, se unieron en matrimonio. Cientos acudieron a la boda.
La Razón
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“Estoy feliz, es el día más feliz de mi vida”, dijo emocionada Irma Rodríguez, de 73 años de edad, cuando ayer salió del templo de Santo Domingo luego de su boda con Jorge Carrillo, de 65 años. El acto sella para siempre una historia de amor que nació en el asilo San Ramón. Más de 300 personas asistieron a la ceremonia.
A las 12.40, un vehículo plomo se detuvo en la puerta del templo. De él descendió Irma, acompañada de sus padrinos de matrimonio civil, los reporteros Carlos Monroy y Elvia Moya.
Vestida con un traje de dos piezas de color marfil, diseñado por John Pacheco, Irma saludó a las personas que se congregaron en la puerta de la iglesia paceña. En sus manos llevaba un ramo de flores que le fue concedido por la florería Espacios Verdes.
Dentro del templo estaba Jorge, quien una hora después se convirtió en su esposo en una ceremonia civil. Una vez ante el altar, Irma limpiaba con un pañuelo las lágrimas de su rostro, mientras que Jorge se limitó a mirarla y tomarle la mano para sujetarla con fuerza.
Al lado de los novios estaban, además de los padrinos de la boda civil, el jefe de la Unidad Jurídica del Servicio Departamental de Gestión Social (Sedeges), perteneciente a la Prefectura de La Paz, Magno Zeballos, y su esposa, quienes fueron los padrinos de la boda religiosa y los testigos.
La relación amorosa de Irma y Jorge se consolidó en el altar, en una misa que fue celebrada por el sacerdote Julio Soliz, justo el día en que en Bolivia se celebra el Día del Adulto Mayor.
Hace dos años, Jorge e Irma se conocieron cuando vivían en el asilo San Ramón de La Paz. Ella había pasado medio siglo de su vida en Argentina. De una amistad desinteresada surgió el amor.
Ambos atravesaron por obstáculos como la falta de dinero y de un techo tras abandonar el hogar de ancianos, ya que la administración del asilo prohibía ese tipo de relaciones.
Sin embargo, poco duró el mal tiempo para esta pareja porque hoy ya están casados y vivirán en una de las 10 habitaciones que el Sedeges de La Paz habilitó para ellos, en la Residencia Familiar del Adulto Mayor.