Insinuar, seducir y gustar. Pero todo desde una perspectiva discreta y elegante. Hacemos un recorrido por la historia de las geishas con la excusa de una exposición fotográfica en Italia.
Mujeres que insinúan más que enseñan, que controlan los gestos de la seducción desde una perspectiva que roza lo onírico a la vez que dominan la música y el baile. Las geishas son una de las tradiciones más conocidas de Japón. Los siglos XVIII y XIX fueron su momento cumbre, aunque aún hoy algunas mujeres deciden tomar este camino. El arquitecto Magda di Siena ha reunido en Pordenone -en el norte de Italia- una muestra de fotografías tomadas entre 1910 y 1930, que abre hoy aunque si no puedes ir a la exposición también puedes ver nuestra fotogalería.
Japón ha sido visto como un mundo lejano y en muchas ocasiones difícil de comprender para los occidentales. ‘Memorias de una Geisha’ acercó el universo de estas mujeres y las contextualizó dentro de una sociedad extremadamente rígida. Una mezcla de tradición, cultura y forma de vida que se dató por primera vez alrededor de 1750. Toda una vida dedicada a la causa desde que son aprendices -odoriko- hasta que consiguen llegar a la categoría de geisha.
Una de las armas de seducción de estas damas era la música. La aparición del shamisen, un instrumento de tres cuerdas que se popularizó en el país nipón, fue clave para el desarrollo de las geishas, que se convirtieron en virtuosas de este instrumento. Además del conocimiento de las artes, su apariencia las distinguía. Cuando eran aprendices, predominaba el maquillaje blanco en la cara sobre el que destacaban los labios rojos. Según evolucionaban, el color blanco de la cara se iba perdiendo pero lo que no se quedaba por el camino eran los quimonos elegantes que vestían.
No era solo belleza lo que caracterizaba a las geishas, si no también el estilo. A ellas se ha unido el concepto japonés iki. Aunque esta palabra no es un tema exclusivo de estas mujeres. El término surgió en el siglo XVIII que se refiere a un tipo de elegancia sutil, sensual, natural y discreta que prefiere insinuar a mostrar. Casi un antónimo para describir la actitud de artistas como Miley Cyrus.
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La II Guerra Mundial supuso un revés para las geishas, ya que la inestabilidad política y económica hizo que muchas mujeres se hicieran pasar por ellas cuando en realidad eran simplemente prostitutas. Esto hizo que se devaluara la imagen de estos personajes en el exterior y que se perdiera parte de lo que habían conseguido durante su larga tradición. A pesar de estos avatares, aún hoy continúa habiendo geishas en Tokio y Kioto aunque en la actualidad no suelen dedicarse a ello de por vida, si no solo por unos años.
Fuente: www.revistavanityfair.es