La Razón publicó (23/08/09) una encuesta donde el 66% de los entrevistados afirma que los bolivianos son más racistas que antes y acusan de este recrudecimiento a los discursos y políticas del Gobierno, a los ricos, a los cambas, a los collas, etc.
Sin embargo, el 83% se considera como “nada racista”. Es decir, el diablo son los otros, yo? Santo! Ángel!. Esta es la típica reacción que tenemos los bolivianos para ocultar nuestras debilidades. Los ladrones, los corruptos son los políticos, los gobernantes; nosotros, la sociedad civil: puros, inmaculados, incorruptibles.
La victimización es el discurso y la acción que busca justificar mis fracasos a partir de echarle la culpa de los mismos a agentes externos a mi persona. Los que asumen el rol de victimas, subliman su enanes asumiendo que el mundo se despierta urdiendo acciones para dañarlos, destruirlos y empobrecerlos. Las victimas fichan a “sus agresores”, se llenan de odio contra ellos, sufren, protestan y lloriquean ad eternum ahogándose en el pozo de sus lamentos o en la sangre de su rencor. Las ONGs que los apoyan obtienen estatus y poder a cambio de que las víctimas prolonguen su condición de pobres víctimas, en un diabólico círculo vicioso. Gobiernos racistas utilizan esta debilidad humana para encaramarse sobre los desvalidos y al azuzarla refuerzan lo más primitivo e instintivo del ser humano: la pasividad o la reacción desenfrenada. Así lo hizo el nazismo al acusar de todos los males de la sociedad alemana a los judíos y a los países vecinos.
Hoy, entre los bolivianos, la desconfianza y el racismo están a flor de piel, lo que no quiere decir que ésta lacra recién hubiera aparecido; la tenemos desde que nacimos. Sin embargo so pretexto de 500 años de explotación y discriminación se ha reforzado a las victimas en su rol ya no de quejumbrosos, sino de vengadores; “ahora nos toca” y, vaya tragedia, el Estado esta poniéndose al servicio de esta “noble” labor.
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Los supuestos victimarios de antes, ahora, asumen el rol de victimas y se llenan de odio y desprecio contra los vengadores de hoy. Así, los bolivianos, en vez de avanzar en curar las heridas, como lo estábamos haciendo desde hace años, perdemos el tiempo en reavivarlas ya con veneno azul o verde, en un círculo vicioso de autodestrucción.
EEUU se fundó sobre la devaluación del negro; George Washington y todos los próceres tenían esclavos. Cuando organizaban el poder legislativo, en 1795, los esclavistas sureños defendieron la “humanidad’, del negro. Querían contar a cada esclavo como “una persona”, para tener mayor representación congresal. Los estados norteños prometieron su apoyo, si abolían la esclavitud. Negociaron y consignaron en la Constitución, que cada negro valía “3/5” de persona, de blanco. Hasta mediados del siglo XX había escuelas, restaurantes, hoteles, sanitarios y otros servicios segregados. Hoy la nación que constitucionalmente devaluó la humanidad del negro, tiene un presidente negro.
En una conferencia (16/07/09) para la Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color (NAACP) algo así como la CSUTCB o el CIDOB, el presidente Obama afirmó: "Tenemos que decirle a nuestros hijos: Sí, si eres afroamericano, las posibilidades de crecer entre la delincuencia y las bandas son mayores; Sí, si vives en un barrio pobre, te enfrentarás a dificultades que algunos en los barrios residenciales ricos no tienen que sortear. Pero eso no son razones para tener malas notas, eso no son razones para faltar a clase o para abandonar los estudios. ¡Basta de excusas! Nadie ha escrito tu destino por ti. Tu destino está en tus manos. ¡No hay excusas!"
"Para los padres, no basta con mandar a nuestros hijos a la escuela y luego abandonarlos cuando llegan a casa. Tenemos que aceptar nuestras responsabilidades. ¡Dejen de decirle a sus hijos que, porque son de cierta raza, hay cosas que siempre les estarán limitadas¡ ¡Quiero que vean un horizonte ilimitado!
Dejen de esperar todo del Estado: “El Gobierno tiene que ser una fuerza para proveer oportunidades, sí. El Gobierno tiene que ser una fuerza para proveer igualdad, sí. Pero, en última instancia, somos nosotros los que tenemos que labrar nuestro destino día a día. Quiero que aspiren a ser científicos e ingenieros, doctores y maestros, no sólo jugadores de baloncesto o raperos.”
*Ciudadano de la Republica de Bolivia – Miembro de columnistas.net