¿Quo vadis Bolivia?


 

Al despeñadero. Así es, para nuestra infinita desgracia, el país está caminando, casi corriendo, hacia un profundo abismo. No quedan a estas alturas dudas del objetivo de Arce y sus compinches. Está clarísimo que a ellos no les interesa la democracia, la economía o la gente de a pie que sufre la crisis día a día. No quieren reencauzar la nave, solo quieren hundirla. No quieren buscar soluciones, solo quieren seguir sometiendo al país. Su objetivo final es afianzar la dictadura y controlar todos los poderes del Estado. Su objetivo circunstancial es llegar a las elecciones del 2025 con algo de aparente normalidad y así volver a ganar las elecciones con un sistema fraudulento hecho a su medida.



El régimen del MAS ha dilapidado la bonanza económica que vivimos entre el 2006 y el 2014 de una forma tan burda, descarada y maliciosa que a la fecha el Estado no tiene plata ni para hacer rezar un ciego. Echaron al agua los $us 60 mil millones que facturamos por la venta de gas, se devoraron $us 13 mil millones de reservas internacionales y quintuplicaron la deuda externa. El resultado es un Estado quebrado y sin dólares. Y si no hay divisas no podemos pagar a los proveedores de combustibles y no podemos producir ni generar empleo.

La insensatez del modelo económico, que consistía solo en gastar, incluso cuando se acabase la plata, ha dejado la estabilidad macroeconómica que tanto nos costó recuperar en 1986, pendiendo de un hilo. La devaluación y la inflación (que al final del día son hijas gemelas del mismo proceso perverso de colapso fiscal) ya han empezado a caminar con su guadaña al hombro. La gente las ve y corre despavorida alejándose de ellas tratando de proteger sus ingresos, peregrinando por dólares en la calle porque sabe que los bolivianos que tienen en el bolsillo pierden valor cada día. Sin dólares y sin visos de conseguirlos, las expectativas se desatan y la devaluación y la inflación aceleran su paso. El resultado final es siempre más pobreza.

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Arce y sus compinches saben todo esto, pero no les interesa en lo más mínimo hacer algo para resolverlo. Como digo arriba, todo es parte de su plan dictatorial para mantenerse en el poder. Es la receta de sus jefes cubanos y venezolanos: crea miseria y reinarás. Es la receta del Socialismo del Siglo XXI para someter a la región con el apoyo y patrocinio del eje del mal: Rusia (a la que Arce se ausentó cuando tenía que estar acá poniendo la cara), China e Irán. Bolivia es una pieza muy chiquita en ese andamiaje, pero está en el centro de Sudamérica y puede ser útil geopolíticamente.

Así que allá vamos compatriotas, a la miseria. Y no crean que al MAS le interesará mejorar las cosas para llegar afianzado a las elecciones del 2025. No señor, a ellos solo les interesa mantener una calma aparente sin soluciones reales y para eso están dispuestos a raspar todas las ollas que puedan y a endeudarse cada vez más. El último milagro de los $us 200 millones que recaudó el Banco Central de Bolivia es una prueba flagrante. La Gestora Pública que administra nuestras pensiones empeñó una parte de los bonos soberanos que poseía en los mercados internacionales para conseguir $us 250 millones de liquidez. La Gestora después invirtió una buena parte de esa plata ($us 200 millones) en bonos del Banco Central a tres años y a una tasa del 6,5%. Además, en otra transacción, compró bonos del TGN con mantenimiento de valor por otros $us 250 millones a una tasa del 12,8%. En cristiano, la Gestora le generó una liquidez de $us 500 millones al gobierno con plata de todos los ahorristas. ¿Pagará el gobierno los bonos y los elevadísimos intereses a los que se están comprometiendo? ¿Recuperará la plata la Gestora? ¿De dónde sacará dólares el gobierno para pagar esto si es un gobierno quebrado sin reservas internacionales ni gas para vender? Claramente, estas operaciones solo hipotecan los ahorros de los bolivianos y patean el problema hacia adelante. Lo dicho, llegar al 2025 sin mucha zozobra, ganar las elecciones con un fraude monumental y seguir atornillándose en el poder para seguir empobreciendo a la gente. Ese es el plan.

Y si ese es nuestro destino y todos lo sabemos, ¿por qué no hemos sacado a esta gente del gobierno a patadas cuando hemos tenido la oportunidad?, ¿por qué seguimos callados esperando las elecciones como si viviéramos en democracia?, ¿por qué esperamos a que nos tiren alguna migaja y encima se la agradecemos?

No los hemos sacado a patadas todavía porque nuestra oposición es una OPAsición, blandengue y timorata que sigue el juego del MAS. Porque la oposición blandengue y timorata no denuncia al gobierno como lo que es: una dictadura. Porque la oposición blandengue y timorata no ofrece cambiar el paradigma, sino simplemente cambiar a los conductores. No los hemos sacado a patadas todavía, además, porque nuestras élites empresariales no tienen visión de largo plazo y prefieren seguirle el juego al gobierno y firmar acuerdos con él, aunque saben que les están tomando el pelo y utilizando solo para la foto. No los hemos sacado a patadas todavía porque nuestras élites intelectuales no se salen una uña del discurso políticamente correcto y tiemblan ante el indígena socialista y se avergüenzan de su supuesto “privilegio.” No los hemos sacado a patadas todavía porque hemos olvidado la batalla cultural y hemos dejado que el cuento de las 36 naciones y la “descolonización” y el “patriarcado” y la “inclusión” y la “diversidad” se nos metan hasta el tuétano y olvidemos que han sido los valores de la cultura occidental: el capitalismo, la libertad, la protección de la propiedad privada, el ahorro y el trabajo duro los que sacan a los países de la pobreza.

Bolivia va al despeñadero. Nos espera la misma suerte de Venezuela, de Cuba y de Nicaragua. ¿Hasta cuándo permitiremos la humillación de ver nuestra propia casa asaltada por idiotas que obedecen órdenes caribeñas?

 

Antonio Saravia es PhD en Economía


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