Así fue el día de la tragedia: El relato de una madre que no pudo despedirse de sus hijos

La madre de los niños calcinados contó que su expareja le pidió llevarlos a pasear. Aceptó sin saber que sería la última vez que los vería con vida. Esta es la cronología de lo sucedido aquel día.

Fuente: Red Uno

Milen Graciela Saavedra Rodriguez



El viernes pasado, Norma Arias Zurita, de 22 años, entregó a sus dos hijos a su padre, quien pidió verlos después de mucho tiempo. Horas después, los pequeños murieron calcinados junto al hombre. Sucedió en la localidad de San Julián, departamento de Santa Cruz.

Fue directamente acusada, intentaron lincharla, mientras ella sufría por haber perdido a sus dos razones de vida. Ella logró escapar hasta Santa Cruz. La Fiscalía no encontró elementos para imputarla, pero ya era tarde, pues no le dejaron despedirse de sus hijos, de 5 y 7 años.

=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas

Según la investigación, el incendio se produjo por un cortocircuito, catalogaron el hecho como algo fortuito. Sucedió mientras ella estaba trabajando. Autoridades explicaron que había una conexión clandestina de luz, que tenía tres empalmes con cables de distinto grosor. Presumen que el padre, identificado como Isaías Quispe, enchufó su celular para cargar y estaba por descansar cuando inició el fuego. La precaria vivienda que la madre había conseguido para vivir junto a sus hijos se consumió por completo. En el lugar también estaba la moto del hombre.

El padre los tenía abrazados, creyeron que era para protegerlos, pero la madre aseguró que era para no dejarlos escapar. La autopsia indicó que murieron por intoxicación.

El día de la tragedia

«Todo comenzó el viernes, a las 11.30, cuando llegó mi abuela de visita y a ella le pidió el favor de que le prestara a mis dos hijos para que vayan a pasear. Su sobrina tenía que cocinar un almuerzo que tenía preparado para mis dos hijos. Acepté. Desde ese día no los vi, no pude contactarme, le llamé todo el día y no me contestó. En la tarde, a las 5, fui a mi trabajo y quería que los lleve ahí», contó Norma en Red Uno.

Recién a las 10 de la noche, los vio pasar por el parque de la plaza, entonces les llamó a sus hijos hasta la tienda donde ella trabaja. Al verla, su hija lo primero que hizo fue pedirle soda, algo que le gustaba mucho. Luego se fueron a jugar.

«A las 11.30 de la noche volvieron a mi puesto de trabajo. Ahí fue donde mis niños se despidieron, como si supieran lo que iba a pasar, estaban cariñosos, me dijeron que vaya rápido a la casa, que me esperaban en la casa, que querían ir a a comer algo rico. Yo tenía que salir a las 3.30, la licorería abre hasta las 3 de la mañana. Salí temprano porque mis hijos me dijeron, el padre de mis hijos también me dijo que tenía que ir donde su hermana y que me apure al cerrar mi tienda», detalló.

Salió a la 1.30 de la mañana, pero cuando llegó, vio a la Policía y le informaron de un incendio. Cuando vio que se trataba de su casa, corrió para salvar a sus pequeños.

«Corrí, pero no me dejaron entrar. La Policía me metió a la camioneta. No huí. Mi amiga que estaba ahí, fue a la carceleta y me pidió perdón porque no pudo salvar a mis hijos. Ella estaba con el guardia de seguridad, pidieron ayuda para entrar y sacar a los niños. La chapa estaba por dentro. Mi hija gritaba a su papá, ‘papi, soltame’, decía, pero él no los sacó, le tenía agarrada a mi niña, lo vieron bien abrazado, no pudieron sacarla. Cuando sucedió eso, no lo podía creer, vi el cuarto todo negro», agregó.

Antecedentes de violencia y abandono

Norma aclaró también que la chapa es por dentro y no se puede cerrar por fuera, como aseguraron los primeros testigos. Llegó a ese lugar luego de buscar casa, al separarse de Isaías por hechos de violencia física y sexual.

«Le rogué a la dueña por ese cuarto. Prácticamente estábamos en la calle, nadie nos ayudaba. Cuando mi hija tenía 9 meses de nacida nos separamos porque él me pegaba mucho, me gritaba, me criticaba que no sabía nada, tenemos una demanda de pensiones, teníamos orden de alejamiento», develó.

Por eso, se hizo cargo de sus hijos muy joven y desde que los niños eran bebés. Ella tenía 15 años cuando tuvo a su primer hijo.

«Ahora sus tíos piden justicia por sus sobrinos, donde estaban esos tíos cuando mis hijos pedían comida, cuando necesitaban un techo para dormir, un baño para cambiarse. Nosotros íbamos a lavar nuestra ropa en ducha pública, mientras nos bañábamos», cuestionó.

La investigación continúa

Ahora, pide una investigación objetiva y que se aclare que ella no tuvo nada que ver.

«¿Cómo van a pensar que yo hice algo así por mis niños? Si yo solita los he criado. ¿Por qué no ha reaccionado? No le soltó a mi niña, el guardia pateó la puerta y vio a mi hijo cerca de la puerta. Por primera vez, dejé que salga con ellos y me dejaron sin hijos, sin ganas de vivir. Eran mi todo, pasamos tantas guerras, los tres. Todos nos veían, la gente del mercado nos ayudaba. Trabajé a cambio de ropa, de comida», agregó.

Tuvo miedo porque le avisaron que algunas personas tenían la intención de torturarla en la plaza y fue salvada por la gente que le conocía. La Policía la resguardó en una celda, de donde tuvo que escapar.

De momento, Norma no sabe si retornará a San Julián, pero quiere ver a sus hijos.

«No me dejaron despedirme de mis niños, es lo que yo más quería. No me dejaron verlos cómo estaban. Mis amigas me dijeron que era muy fuerte», complementó.