En Bolivia, las remesas superan a la inversión extranjera directa

Bolivianos envían más dinero del exterior. La inversión extranjera neta, el año pasado, alcanzó 294 millones de dólares; las remesas en 2023 sumaron 1.436,4 millones de dólares y a marzo de este año, 334,9 millones.

Los bolivianos  en el exterior envían más remesas hacía Bolivia. Foto. ABI.
Los bolivianos en el exterior envían más remesas hacía Bolivia. Foto. ABI.

 

Por Marco Antonio Belmonte

 



En los últimos años, las remesas enviadas por los bolivianos que tuvieron que migrar a otras naciones en busca de mejores oportunidades laborales han superado los flujos de la Inversión Extranjera Directa Neta (IED) en el país.

De hecho, el año pasado se alcanzó un valor de 294 millones de dólares de IED neta, mientras que las remesas sumaron 1.436,4 millones.

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El envío de las remesas del año pasado fue levemente inferior al de 2022, sumaron 1.437 millones de dólares, de acuerdo con datos del Banco Central de Bolivia (BCB).

Además, al primer trimestre de 2024, ya suman 334, 9 millones de dólares (datos del BCB), es decir que esta cifra ya superó la IED de toda la gestión pasada.

En enero, el ministro de Planificación del Desarrollo, Sergio Cusicanqui, destacó que, durante 2023, las remesas de trabajadores bolivianos en el exterior experimentaron un incremento, lo que marcó de esa forma otro récord histórico que no se tenía desde hace más de 10 años. Estos recursos no solo contribuyen a la reconstrucción de la economía nacional, sino que también impactan positivamente en los ingresos familiares.

Las cifras del BCB revelan que el año pasado, desde España llegaron 441,6 millones de dólares, cifra menor a los 451,4 millones que llegaron en 2022.

De Chile se enviaron 312,9 millones de dólares, de Estados Unidos (EEUU) 301,3 millones de dólares, de Brasil 92,8 millones, de Argentina 69,3, entre los principales países donde se acoge a migrantes bolivianos.

Inversión extranjera

El capital externo de inversión se concentró en sectores como hidrocarburos, manufacturas y comercio. En minería, la llegada de capitales fue nula o negativa, según datos del Banco Central de Bolivia (BCB).

“La Inversión Directa Neta recibida registró flujos positivos, por tercera gestión consecutiva, la cual fue de 294 millones de dólares para 2023, superior a los 287 millones de dólares de 2022, explicada por las utilidades reinvertidas, en mayor medida, de los sectores hidrocarburos e industria manufacturera, y por una menor desinversión”, precisa el BCB, en su reporte de Balanza de Pagos de 2023.

La inversión bruta en 2022 había llegado a 990 millones de dólares y, en 2023, las empresas extranjeras que operan en el país disminuyeron los recursos a 700 millones de dólares.

En particular, en el sector de hidrocarburos, los recursos externos netos que ingresaron al país fueron de 128 millones de dólares; en la industria manufacturera, 47 millones de dólares; en comercio, de 38 millones de dólares; y en transporte, almacenamiento y comunicaciones, también de 38 millones de dólares, señala el ente emisor.

En minería la inversión bruta fue negativa en dos millones de dólares y el flujo neto cayó a menos 20 millones de dólares.

“La desinversión fue menor en 58,7% respecto a la gestión previa, siendo explicada principalmente por amortizaciones de créditos intrafirma. En consecuencia, se registró un flujo positivo de inversión neta recibida, en un contexto de ralentización del crecimiento económico de la región, de acuerdo a los reportes de perspectivas del Banco Mundial”, destacó el Banco Central en su reporte.

El pasado 7 de junio el presidente del Estado, Luis Arce, durante la sesión plenaria del Foro Económico Internacional en San Petersburgo, dijo que  Bolivia está abierta a las inversiones internacionales, pero garantiza mantener el control de sus recursos naturales, que considera estratégicos. “Cuando se trata de recursos naturales, estratégicos para el país, el Estado tiene que tener el 50 por ciento más uno de la participación de estos negocios”, afirmó.

IED neta

El analista financiero Jaime Dunn explicó que la IED neta significa ingreso y salida de inversión y si este flujo es negativo implica que los inversionistas han sacado más dinero del que han inyectado en el país.

Recordó que la inversión extranjera en Bolivia fue importante durante la época de la capitalización de empresas públicas (1993- 1997) y en el último período, 2009 hasta 2014. “Fue interesante en monto mientras en Bolivia había hidrocarburos, el año 2009 hasta 2014 donde la IED neta era muy positiva. Lo que pasa es que se acabó el gas y las empresas petroleras son las que más se han llevado su plata a otros países”, apuntó.

Es por eso que a finales de 2022 se tuvo, dijo, un flujo negativo de 26 millones de dólares, producto de la desinversión.

Para captar IED, el experto señaló que lo más importante es tener un país transparente, sin corrupción y sobre todo con seguridad jurídica. “En Bolivia, con las nacionalizaciones, con el abuso que hay de la ley y la Constitución, es imposible conseguir inversión extranjera neta. Además, esta inversión debe ser de calidad, no de piratas. El ingreso de capital corrosivo es muy alto; hay empresas rusas, chinas y empresas que pueden venir con diferentes nombres, pero no siempre son de calidad”, anotó.

Dunn considera que Bolivia aún es un país atractivo y con potencial en sectores como hidrocarburos, porque aún hay reservas y no se acabó el gas, pero se debe impulsar la exploración. La minería tiene igual una buena perspectiva, pero el problema es que el régimen impositivo es uno de los menos atractivos del mundo.

El economista Germán Molina explicó que la IED es reducida en Bolivia porque con la Constitución Política del Estado (CPE) aprobada en 2009, se desincentiva la atracción de capitales, porque uno de los artículos subraya que el Estado es el principal actor de la economía a través de empresas estratégicas.

“Esto en el exterior es leído por los inversionistas y no les resulta atractivo y no pueden traer su dinero para que lo administre un gobierno que, se teme, no lo pueda hacer en términos eficientes. Para volver a atraer inversión se debe modificar la CPE o una ley que pueda generar incentivos; pero ahora a nivel mundial hay menor crecimiento y los inversionistas siempre preferirán llevar su dinero a países seguros en la Unión Europea, Estados Unidos; y en América Latina, hacia Chile, Brasil, México, Paraguay. Pero en Bolivia, si ven bloqueos, es un desincentivo”, subrayó.

En el caso de las remesas, Molina observó que los flujos han aumentado porque mucha gente no ve futuro en Bolivia, hay desempleo y las familias salen a otros países y por eso se envía más dinero desde el exterior.

“Esto va a continuar porque no hay perspectiva de que el país pueda crecer de manera sostenible en el tiempo, y esto hace que las nuevas generaciones que se insertan al mercado laboral no tengan futuro; hay mucho clientelismo político para acceder a puestos de trabajo. Actualmente, el mayor empleador es el sector público, pero ahí se necesita filiación partidaria más que formación profesional”, aseveró.

Inversión a la baja

Según un estudio y un anteproyecto de ley denominado “Ley para el Fomento, Protección y Estabilidad Jurídica de la Inversión Privada”, elaborado por los economistas Jaime Dunn, Antonio Pérez Velasco y editado por Henry Oporto con la Fundación Milenio, hasta 2004 Bolivia mantuvo porcentajes de IED Neta más altos que muchos otros países de la región. Sin embargo, a partir de 2005, la IED Neta experimentó una trayectoria declinante, que representa solo la mitad de la tasa de inversión en la región, de manera que su contribución al crecimiento bajó significativamente, a tiempo que la inversión pública aumentaba.

La inversión privada cayó del 13% del PIB en el año 2000 a un exiguo 6% en 2021; entretanto, la inversión pública creció de 5% en 2000 al 14% en 2015, para descender a 11% del PIB en 2021.

De acuerdo con el estudio, transcurrido el período de altos precios de las materias primas que impulsaron las exportaciones bolivianas y generaron un enorme aumento de la inversión pública, el nuevo escenario económico viene marcado por la dificultad de financiar el presupuesto de inversión pública.

“En suma, la tendencia decreciente de la inversión pública, junto con el bajo nivel de inversión privada, determinan que la Formación Bruta de Capital hubiese disminuido de 22% del PIB en 2012 a 17% en 2022. La consecuencia de ello es la baja tasa de crecimiento de la economía nacional de los últimos años y la tendencia de estancamiento que advierten varios estudios”, precisa el análisis.

Hasta 2005, la IED neta experimentó un aumento considerable, con un nivel máximo en 1998. Sin embargo, a partir de 2005, con el cambio en la política económica se registra desinversión y un valor negativo de la IED neta. En efecto, en 2019 la inversión bruta llegó a 560 millones de dólares, pero la desinversión fue de 720 millones, con un saldo negativo de 160 millones, dice el estudio.

Situación similar se presentó en 2020 debido al impacto de la pandemia. Según la Cepal, en 2022 Bolivia registró entradas de IED negativas de -26 millones de dólares, arrastradas por desinversiones en hidrocarburos de 307 millones de dólares.

El estudio de Milenio da cuenta que la IED se aceleró cuando los precios de commodities llegaron a niveles nunca vistos. Los datos muestran que la mayor parte de la IED en Bolivia proviene de reinversión de utilidades, en menor medida, de préstamos entre empresas, mientras que los aportes de capital son lo mínimo.

Sostiene que Bolivia es un país marginal en la entrada de inversión extranjera en América Latina; la inversión pública, que en el período 2005-2019 representó el 66% de la inversión total, ha perdido vigor como palanca de crecimiento, debido a la carencia de financiamiento; y la inversión privada, que en 2000 representó el 13% del PIB, para  2021 se redujo a solo 6%.

Bolivia con potencial

Pese a todo, el estudio de Milenio  sostiene que Bolivia cuenta con potencial para atraer inversiones externas. Se pueden producir alimentos, minerales, energía, servicios digitales y otros.

Según las proyecciones de la FAO, el mundo requiere incrementar la oferta de alimentos en por lo menos 60% hacia el año 2050 para satisfacer las necesidades de la población mundial. Se espera que una buena parte de la oferta proceda de América Latina, lo que incluye a Bolivia por su dotación de recursos naturales y condiciones climáticas favorables para la producción agropecuaria.

Se estima que la producción actual de 20 millones de TM de alimentos bien puede expandirse hasta 30 millones en 2030, casi cuadruplicando la capacidad exportadora de Bolivia (actualmente de tres millones de TM anuales); el valor de las exportaciones agroalimentarias llegaría a unos cuatro mil millones de dólares anuales, únicamente en soya y derivados, para finales de la presente década.

El territorio nacional posee un atractivo potencial geológico en minerales tradicionales y no tradicionales como litio, cobalto, níquel, tierras raras y muchos otros con demanda creciente en la industria tecnológica y digital, y para la transición energética.

En el caso de hidrocarburos, lo único que puede salvar a la industria es una corriente masiva de inversiones en exploración y desarrollo de nuevos campos, y  es urgente el cambio de la política sectorial que haga viable la atracción de capital extranjero.

La IED en automóviles eléctricos presenta oportunidades inéditas por el avance del mundo hacia la movilidad eléctrica.

También Bolivia puede tener oportunidades de nearshoring, que es la estrategia empresarial de subcontratación de actividades o servicios a proveedores en países cercanos.

Para atraer inversión al país, el anteproyecto plantea una serie de incentivos; por ejemplo, los inversionistas podrán beneficiarse con una reducción del 50% de la alícuota IUE y una exención 100% de la alícuota del Impuesto a las Transacciones, establecidas por la ley tributaria especial, en caso de acreditar inversiones mínimas, netas, efectivas y constantes de capital, equivalentes a cinco millones de dólares, establecidas según el contrato de inversión.

Las empresas legalmente inscritas en un registro nacional de inversión privada quedarán exentas del pago del 50% de la alícuota de cualquier impuesto establecido a la remesa de utilidades de fuente nacional, hasta cuentas en el extranjero.

También detalla que quedarán exentas de tributos aduaneros, por un lado, los derechos de importación y reposición de materias primas, maquinaria, equipos y medios de trabajo para el inicio y mantenimiento de operaciones, y conforme a lo establecido en el respectivo contrato de inversión.

Boliviano en Argentina: “Planteamos crear una billetera virtual”

«Acá, todo lo que tiene que ver con remesas se maneja con dos tipos de cambio, el dólar oficial y el dólar blue (ilegal) con el que se especula. Las remesas se manejan con dólar blue; en ese sentido, todo lo que se pueda enviar a Bolivia se debe cotizar con el dólar ilegal, porque así se manejan las empresas como Western Union. Hemos planteado a las autoridades que se pueda crear una billetera virtual, entidad bancaria virtual para que podamos hacer la transacción de forma directa con el tipo de cambio oficial, pero no hay respuesta. Todo cambió con Mauricio Macri, hasta 2015 teníamos el mejor sueldo de América Latina 400 dólares como sueldo mínimo. Luego cayó a 150 dólares y así se mantiene, y eso imposibilita el envío de remesas», señaló Iván León, boliviano en Argentina.