En medio de un contexto de tensiones internas y disputas sobre la legitimidad de la dirigencia, Harold Torrez, Presidente Departamental de Juventudes del MAS IPSP, ha exigido al Tribunal Supremo Electoral (TSE) que respete la directiva de Grover García. Esta demanda se origina en un complejo entramado de normativas y conflictos de poder dentro del Movimiento al Socialismo (MAS), partido que se autodefine como un instrumento político bajo una cosmovisión particular, pero que también opera dentro del marco de la legislación boliviana.
El año pasado, diversos sectores denunciaron que la dirección del MAS-IPSP, encabezada en ese momento por Evo Morales, no estaba cumpliendo con el Estatuto del partido, el cual está afiliado y regulado por el Tribunal Supremo Electoral. Estas reglas internas del partido son esenciales, ya que están en consonancia con la Constitución, el Código Civil, la Ley de Organizaciones Sociales y la normativa del TSE. Los artículos 13 y 10 del Estatuto del MAS-IPSP establecen que las organizaciones matrices son las fundadoras del partido.
Sin embargo, Harold Torrez señala que existe un rechazo considerable a la presidencia de Evo Morales entre los militantes del MAS, lo que pone en cuestión su representatividad real. Este descontento fue evidente durante el Congreso de Lauca Ñ. En respuesta a esta situación, los días 3 y 4 de mayo del presente año se gestó un congreso convocado por el Pacto de Unidad, en el cual se realizaron elecciones que, según Torrez, respetaron la normativa boliviana y la militancia de cada participante. El resultado de estas elecciones fue la designación de Grover García como la nueva dirección del MAS.
Torrez y las Juventudes del MAS han denunciado la falta de acción en cuanto a la tutela y legitimidad de la dirección del partido, criticando que Evo Morales, actuando como juez y parte, convocara a elecciones para su reelección. Consideran que este proceder no es ético y que es necesario buscar mecanismos legales mediante una sentencia Constitucional para clarificar y resolver los vacíos legales que afectan la realidad y legitimidad de la dirigencia del MAS.
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La insistencia en el respeto a la directiva de Grover García se basa en la necesidad de un liderazgo legítimo y representativo, que responda a las demandas y expectativas de los militantes del MAS. Esta situación refleja las tensiones y desafíos que enfrenta el partido en su intento de mantener la unidad y legitimidad frente a una militancia diversa y a menudo dividida.
La exigencia de las Juventudes del MAS IPSP al TSE es un llamado a la institucionalidad y a la legalidad, buscando que se respete la decisión tomada en el congreso de mayo. La resolución de este conflicto interno será crucial para la estabilidad y cohesión del partido en los próximos años, especialmente en un contexto político tan dinámico y complejo como el boliviano.
La posición de Harold Torrez y las Juventudes del MAS es un reflejo del deseo de una parte significativa de la militancia por un cambio en la dirigencia, que se alinee más con las bases y que respete las normas establecidas. La demanda de respeto a la directiva de Grover García por parte del TSE es, en última instancia, un llamado a la transparencia y a la justicia en el manejo interno del partido, buscando fortalecer la democracia interna y la representatividad del MAS.