La entelequia de ser el corazón de Sur América

 

 



 

El triste espectáculo que nos obligó a presenciar el TSE en el pasado encuentro multipartidario, se constituyó en el sumun de las contradicciones de un sistema político decadente y que visiblemente ha agotado su ciclo.

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Mientras este circo romano se alimenta de una creciente violencia, inclusive con la sangre de algún alcalde mirón y desubicado, de a poco se diluye una de las mayores posibilidades que tiene Bolivia en el gran proyecto de integración y articulación geopolítica regional.

Nuevamente, presenciamos la posibilidad de que Bolivia pierda la ventaja natural que nos da ser el corazón de Sur América, esa cualidad natural geopolítica que nos convierte en el epicentro de esa articulación regional tan ansiada por todo nuestro continente.

No obstante, este gran desafío requiere de inversiones millonarias, inversiones serias con las que hoy no cuenta el Estado, Bolivia necesita invertir urgentemente para convertirnos en el Hub Logístico de la región, inversiones en infraestructura caminera, un sistema de ferrocarriles integrado, aeropuertos que se conviertan en nodos de la economía regional, así como nuestras hidrovías que hasta hoy no cuentan con el suficiente ancho, dragado y accesibilidad como para ser una vía eficiente de interconexión con el atlántico. Sí a esto le sumamos nuestra cultura del bloqueo, terminamos por asfixiar nuestra posibilidad de convertirnos en las venas por donde fluya el comercio de la región.

La exclusión de Bolivia del Corredor Bioceánico con un costo de 10.000 millones de dólares, constituye un hecho dramático para los intereses nacionales, consolidando nuestra mediterraneidad, aislándonos de nuestra propia región, postergando así la posibilidad de inversiones multimillonarias que a su vez generarían empleo, crecimiento y diversificación económica.

Mientras, por un lado, hacemos esfuerzos de integración, puesto que ahora somos miembros plenos del MERCOSUR y en esa condición somos el único país que también forma parte de la CAN, da la impresión que estos esfuerzos no forman parte de una Política de Estado sería, planificada y que busque una forma de integrarnos eficientemente dentro los circuitos globales del comercio internacional.

Los bolivianos somos gente trabajadora, gente que madruga todos los días para llevar un plato de comida a nuestra mesa. No podemos ser rehenes de un pequeño grupo miope de politiqueros que lo único que buscan es defender sus ambiciones personales e intereses de corto plazo, a costa del futuro de nuestra amada patria.

Es necesaria una Ley que prohíba los bloqueos, no hablamos de eliminar el derecho a la protesta, que sin duda tiene que evolucionar a otras vías que no perjudiquen al crecimiento y progreso de nuestra amada Bolivia.