“Verdaderamente creo –y está claro para todos luego de cinco años– que la ejecución de mi hijo y los asesinatos fueron planificados por el actual Gobierno de Bolivia”, afirma la madre de Arpad Magyarosi.
María Tóth: “He perdido al único ser en el que podía confiar en mis días de vejez”
Los 10.820 kilómetros que separan a Bolivia de Hungría desaparecen con un ‘click’. La tecnología y las redes sociales no solo rompen la barrera de la distancia, sino también la del idioma. Un mensaje en español recibe María Tóth, madre de Arpad Magyarosi, que solo habla húngaro, en su cuenta de Facebook. Desde Budapest, Hungría, responde, en un español ‘a medias’, que tiene la mayor predisposición para responder a la entrevista.
Tóth, en 2012, abrió las puertas de su casa en Hungría a EL DEBER, esta es la segunda vez que la contactamos. Es madre de dos hijos, Réka y Árpád Magyarosi, a quien de cariño llamaba Fiúka (Chiquito). Desde el 16 de abril de 2009, ocasión en el que su hijo fue asesinado en el hotel de Las Américas, Bolivia está presente todos los días de su vida.
Esta mujer, que crió sola a sus dos hijos tras separarse de su esposo, en 1983, cuando Árpád tenía dos años, en las líneas de abajo escribe el dolor e interrupción de su vida a raíz de la muerte de único hijo varón. Dice que no cree en la justicia boliviana, pero espera que en algún momento se conozca lo ocurrido en el hotel Las Américas.
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– Hace dos años, cuando EL DEBER visitó Hungría, usted dijo que su hijo Árpád Magyarosi fue asesinado. ¿Mantiene esa posición? ¿Por qué?
Ya en las primeras fotografías podíamos ver que sus manos estaban amarradas y que su cuerpo estaba cubierto de sangre. También se podía ver que había más orificios de bala en las otras dos víctimas, de modo que quedaba claro que habían sido asesinados. Esta afirmación fue confirmada por la autopsia realizada en Budapest, Hungría. El informe establecía que mi hijo fue golpeado, torturado y ejecutado con siete disparos, que recibió espaciadamente. En ese lapso, ¡él pudo haber estado vivo y haber sufrido por más horas!
También se ve claramente en las imágenes que él (Árpad) levantó sus manos, así que él se rindió; fue de esta manera que recibió los tres primeros disparos. Sus manos estaban amarradas mientras él estaba con vida. Si estaba amarrado, ¿por qué le dispararon? Si le dispararon, ¿por qué sus manos estaban amarradas?
Al final –después de horas de sufrimiento– dejaron que se sofoque, a pesar de que había un hospital a 200 metros del hotel.
-Han transcurrido cinco años desde la muerte de Árpád Magyarosi, ¿cómo ha cambiado su vida después de este suceso?
Mi vida ha cambiado. Hasta el día de hoy no puedo comprender que eso pueda pasar. No pude trabajar por mucho tiempo, y aún sigo recibiendo tratamiento. Me enfermo con facilidad. Tuve que dejar mi empleo anterior y tomar otro por un menor sueldo, por lo que tengo también problemas económicos. Como he perdido a mi hijo, he perdido una familia: él estaba comprometido; he perdido a un nieto que nunca nacerá, he perdido el significado de la vida, mi confianza en la gente y en la justicia. ¡He perdido al único ser en el que podía confiar en mis días de vejez, he perdido mi futuro!
-¿Hungría y Rumania (Árpád Magyarosi tenía doble nacionalidad) han tomado alguna acción para aclarar la muerte de su hijo?
En Rumania el caso está siendo seguido con mucha atención. Csaba Sógor, que es representante de la Unión Europea, ha pedido en varias oportunidades una investigación independiente y la liberación del detenido Elöd Tóásó.
Hungría le ha pedido muchas veces a Bolivia una investigación independiente; también ha presentado el caso ante el Parlamento Europeo. Este es el propósito actual: los países involucrados quieren conseguir que Bolivia no reciba ninguna ayuda mientras no respete los derechos humanos, mientras asesinen y encarcelen sin juicio a personas europeas. Bolivia recibe millones de los contribuyentes europeos, justamente para el desarrollo de la justicia, pero ¿qué reciben a cambio? ¡Asesinato y el encarcelamiento de europeos inocentes!
-¿Qué sabe usted del ‘caso terrorismo’ (en el que supuestamente su hijo participó) que se investiga en Bolivia?
Le presto atención todos los días (constantemente). No existe la verdad, ni la democracia ni la investigación independiente en Bolivia. Hay mentiras constantes en este caso, lo cual me entristece, porque estas mentiras son creídas por muchos bolivianos. Nada fue aclarado en los últimos cinco años, lo cual yo he estado esperando. Quiero saber por qué mi hijo inocente fue asesinado. ¡También quiero que sus asesinos sean castigados y que me pidan perdón!
Luego de cinco años, sé que eso solo se puede alcanzar a través de un proceso democrático internacional. Esto nunca sucederá en Bolivia. Creo que ni al Gobierno ni a la oposición le interesa desentrañar la verdad, ya que ambos lados mantienen algo en secreto, motivo por el cual ambos mienten, comparten información y retrasan el proceso. En Bolivia las leyes no se cumplen; ¡no respetan ni sus propias leyes! Todo el proceso es conducido por intereses individuales, económicos y políticos; ¡a nadie le interesa llegar a la verdad! Esta ‘verdad’ no solo es importante para mí, sino también para todos los bolivianos, porque en este caso a todos se les ha mentido. Si se les miente en este caso, también se les miente en otros.
-¿Sabe que el exinvestigador principal del caso, el exfiscal Marcelo Soza, huyó de Bolivia a Brasil, cuando fue acusado de extorsionar a personas que eran acusados de terrorismo? ¿Qué piensa de ello?
Pienso que Soza es un servil del Gobierno. Esto no es ninguna novedad. Por otro lado, él es un tramposo, un mentiroso y un chantajista. Espero que Brasil nunca le otorgue asilo y que muy pronto se lo castigue como es debido.
-¿Cree en la justicia boliviana?
No, no creo. La justicia boliviana no está funcionando.
¿Ha pensado visitar Bolivia?
Claro que sí, puesto que Bolivia es –para nosotros los europeos– un país interesante y especial. Me gustaría ver los lugares que vio mi hijo, conocer a las personas que él conoció, probar las deliciosas comidas sobre las que él escribió, y también ver los interesantes animales y plantas que no existen en Europa, los que él describió con tanto entusiasmo.
Visitaría el hotel Las Américas, quisiera hablar con el director de entonces, Hernán Rossel, y con el personal que trabajaba allí en esos días.
También visitaría el hospital San Juan de Dios, donde mi hijo fue llevado tras ser asesinado, y preguntarle al doctor Rafael Vargas Pérez por qué mintió sobre el informe de la autopsia. ¿Alguien le ordenó que lo hiciera? Y de ser así, ¿quién?
Les preguntaría a sus asesinos, mirándolos a los ojos, por qué hicieron eso. Si lo mismo les hubiera sucedido a ellos, ¿cómo creen que sus madres hubieran pensado? Si lo mismo les hubiera pasado a sus hijos, ¿cómo se hubieran sentido, y cómo se hubieran sentido las madres de esos chicos?
Verdaderamente creo –y está claro para todos luego de cinco años– que la ejecución de mi hijo y los asesinatos fueron planificados por el actual Gobierno de Bolivia.